Luego de las lluvias del último fin de semana, que sirvieron para una recuperación de los cultivos que sufrían sequía, Eduardo Sierra señaló que el resto del mes se esperan nuevas precipitaciones, pero dispersas y variables, no en gran cantidad
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Después de las copiosas precipitaciones que aliviaron una creciente preocupación tras más de 15 días de escasez de lluvias y altas temperaturas que empezaron a deteriorar los cultivos, el experto en agroclimatología Eduardo Sierra señaló que para lo que resta del mes se esperan nuevas precipitaciones, pero dispersas y variables, no en gran cantidad. Además, anticipó una disminución hacia marzo y abril. Advirtió que la sequía no se terminó.
“Lo que estamos esperando ahora no son grandes cosas. No es que se rompió la sequía y a partir de ahora vamos a estar perfectos. Las precipitaciones pueden ser dispersas y variables, y es posible que marzo se presente un poco más seco, mientras que abril y mayo marcarán el inicio de un otoño con una disminución gradual de las lluvias”, señaló Sierra.
Las lluvias recientes han ofrecido un respiro ante la pérdida de rendimientos en los cultivos de soja y maíz. Tanto técnicos como productores las consideraron un salvavidas para una gran parte de la cosecha. Sin embargo, alertaron que se requerirán más precipitaciones en los próximos 10 días.
En este contexto, Sierra indicó que hasta este jueves no se prevén lluvias. Sin embargo, del 15 al 21, los mapas muestran la posibilidad de tormentas. En el área agrícola del norte, que abarca el norte de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, también es probable que se registren precipitaciones.
En cuanto al centro del país, que comprende la mayor parte de Córdoba, sur de Santa Fe, parte de Entre Ríos, Uruguay y el norte de Buenos Aires, se esperan algunas lluvias, pero no en gran cantidad. Por otro lado, en el sur de la región agrícola se esperan pocas precipitaciones, aunque Sierra mencionó que, “por suerte, ya no hace calor”.
Del 22 al 28 en la mayor parte del área agrícola lloverá entre 10 y 25 milímetros, lo cual “alcanzará para los cultivos que están bien, pero no para aquellos que no lo están”.
El especialista también se refirió a las precipitaciones de los últimos días que llegaron y le pusieron un piso a la pérdida de rindes en soja y en maíz. En ese sentido, indicó que fueron lluvias irregulares, con notables disparidades entre las distintas zonas. Incluso dentro de una misma área se observaron patrones de precipitaciones dispersas y desiguales. Explicó que los cultivos que ya mostraban signos de debilitamiento debido a los días de calor extremo sufrieron considerablemente y empeoraron aún más. En contraste, aquellos que estaban en mejores condiciones lograron aprovechar esta lluvia, lo que les permitió tener una recuperación parcial.
En relación con las proyecciones iniciales de cosecha, se espera una disminución en la cantidad esperada. No obstante, el alcance de esta reducción aún está por determinarse y será evaluado por los especialistas. “Esa idea de una supercosecha hay que sacársela de la cabeza; puede venir una cosecha buena, no muy buena, y puede caer a regular. O sea que es una situación que no es el desastre del año pasado, pero de ninguna manera es ahora un récord”, dijo.
Para Sierra, una cosecha “buena” es de aproximadamente unos 45 millones de toneladas en soja y regular de unos 40 millones de toneladas. “Esta canícula que hubo, que duró más de 15 días, a lo que no venía bien lo terminó de poner mal y a lo que venía bien a muy bien, lo bajó a bueno. Ahora con la lluvia hay una gran recuperación de lo que estaba bueno, pero lo que no estaba bueno no se recuperó”, expresó.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advirtió la semana pasada que por la sostenida ola de calor se perdió el 10% del área sembrada con soja de segunda en el área núcleo, unas 100.000 hectáreas. En soja de primera ha desaparecido el potencial de hace quince días atrás. Para frenar esto, según la entidad eran “clave” las lluvias del fin de semana.
“Desaparecieron los cuadros excelentes, los cuadros regulares a malos aumentaron un 33% totalizando 500.000 hectáreas de las que se restan 100.000 hectáreas que se dan perdidas por síntomas de estrés irreversibles. Aún permanece en estado bueno el 40% del área y otro 10% bajo condiciones muy buenas”, informó la entidad.
Por esa razón, como indicó ayer este medio, se espera con expectativas la revisión de las estimaciones de producción de la Bolsa rosarina que en enero había proyectado una cosecha récord de maíz [59 millones de toneladas] y una buena producción de soja [52 millones de toneladas]. Sin embargo, la ola de calor y la sequía han generado incertidumbre, con pérdidas ya confirmadas en la zona núcleo.
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