El aumento de la población para los próximos años, sumado al crecimiento de los países emergentes y a una cada vez mayor calidad en la demanda de alimentos por parte de los países desarrollados, asegura al sector agroalimentario mundial un gran desafío: ser un proveedor confiable en cantidad y calidad de alimentos. La tendencia creciente en el consumo de carnes (pollo en especial) no tuvo pausa ni aun en el pico de la crisis financiera y arrastra sin dudas en sus previsiones a 2020 a un aumento sostenido en la demanda de granos forrajeros y harinas proteicas.
Estas son dos de las conclusiones surgidas del viaje de un grupo de la Fundación Producir Conservando a los Estados Unidos, en el que se visitaron zonas agrícolas (Indiana y S. Dakota), ganaderas (N. Dakota) y Lecheras (Fair Oaks, en Indiana, y Merced, California).
El sector está viviendo una revolución tecnológica de la mano de las empresas proveedoras de insumos. Antonio Galíndez, CEO de DowAgrosciences, destacó las enormes inversiones en investigación y desarrollo de las empresas proveedoras de agroquímicos y semillas. Entre las 6 compañías más grandes, cada año se invierten unos 5000 millones de dólares en I&D. Galíndez está convencido de que las nuevas tecnologías producirán fuertes crecimientos en la productividad y calidad de los cultivos y a la vez permitirán apuntalar la sustentabilidad de los sistemas productivos.
En Fair Oaks Dairy Farm, se vieron los avances en el uso de biodigestores que transforman el 100% de los residuos y efluentes de los tambos en gas, que luego es utilizado para el transporte de los casi 500.000 litros de leche por día que se producen en Fair Oaks. Esta será la primera empresa en Estados Unidos en transportar leche usando camiones a GNC, lo que reafirma la tendencia hacia un negocio integrado y sustentable.
La recorrida marcó dos asignaturas pendientes para nuestro país. En agricultura, es urgente resolver el problema de las rotaciones vigentes en gran parte de nuestro sistema productivo que convive con un promedio de área sembrada de 30% de cereales y un 70% de oleaginosas. En este sentido, Dwayne Beck, de la Universidad de South Dakota, quien visitó la Argentina en 2010, señaló la necesidad de articular la intensidad y diversidad en nuestras rotaciones agrícolas con la mayor incorporación de carbono a nuestras rotaciones. Ahora, en Pierre y Bismarck (ND), pudimos ver los resultados crecientes en rendimientos y en estabilidad de los mismos, cuando en el sistema de producción se incorporan importantes cantidades de carbono (por ejemplo, a través de cultivos de cobertura).
En ganadería, visitamos Schaff Angus Valley, quienes son hoy unos de los mejores proveedores de genética de excelencia en Estados Unidos para esta raza. Se destacó la necesidad de buscar el fenotipo adecuado de las vacas a los lugares de producción y de evaluar a los toros a usar en los rodeos generales, por sus resultados en sus diferencias estimadas de progenie (DEP). La búsqueda de bajos pesos al nacer, rápido crecimiento y peso al destete y al año son los indicadores centrales a tener en cuenta en la mejora de los planteles de cría. Nos fuimos con la seguridad de estar en la Argentina en un 50% del potencial productivo.
La Argentina puede tener un papel protagónico como proveedora de alimentos, pero, para poder aprovechar esta oportunidad, deberá resolver los aspectos vinculados a la sustentabilidad de sus rotaciones, a la utilización a fondo de lo disponible en genética animal y vegetal, como también resolver el tema de la propiedad intelectual y la infraestructura, entre otros puntos. Todo un desafío para los próximos años.
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