En 1972 Oscar Figoni embalsamó una campeona; por la gripe aviar en la última exposición no pudo traer sus animales, aunque participó, no obstante con conejos
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En 1971, Oscar Figoni (75) obtuvo su primera casal de gallinas de la raza Plymouth Rock Barrado fina que comenzó a criar como hobby. Desde entonces descubrió que su tarea, convertida en una pasión, la podía profesionalizar con el tiempo. De a poco, comenzó a incursionar con otras razas de estas aves y hoy es un referente en la materia. Sin embargo, por las restricciones sanitarias que dispuso el Senasa por la influenza aviar, en la última Exposición Rural de Palermo compitió con conejos, una actividad que es complementaria a lo suyo y en la que no se siente todavía un especialista.
En 1972 Figoni se presentó por primera vez en la Exposición Rural con sus animales, donde la suerte no estuvo del todo a su favor. “Con los machos perdí como en la guerra, pero con una hembra saqué la gran campeona de la exposición. Todavía la tengo porque está embalsamada. Fue el primer animal que tuve que haya salido campeón. Cuando murió dije: hay que embalsamarla”, contó con una sonrisa.
Con el tiempo fue incursionando y probando con otras razas de gallinas. Hoy, en su granja de Navarro, provincia de Buenos Aires, tienen 120 gallinas; 50 entre patos y gansos, y otros 12 pavos reales. Vale destacar que el Senasa mantiene en vigor la resolución 230/2023 que hace énfasis en la prohibición “en todo el territorio nacional sobre la realización de exposiciones, ferias, eventos y actividades recreativas que impliquen concentración y movimiento de aves de las especies domésticas (gallinas, gallos, pollos, pavos, gallinetas, faisanes, codornices, patos y gansos), por cualquier motivo y finalidad”.
“Estoy triste porque no hubo gallinas. Las aves son otra cosa. Los conejos son muy lindos, todos los queremos, pero el color del conejo es apagado, la gallina tiene ese brillo en las plumas y tiene un movimiento… ¡Es otra cosa! Los conejos pasan acostados todo el día”, relató.
El criador trazó un paralelismo entre dedicarse a lo que hace en un escenario como la Rural y estar esquiando en Andorra: “Si me invitaran diría que no, pese a estar triste y estar acá”. Uno de los motivos que hace más difícil la situación, dijo, es el costo que tienen para poder criar a los animales. “Con la gripe aviar todo el mundo achicó sus planteles, porque el alimento no está barato. Los costos son muy altos y prácticamente estamos regalando los animales”, sostuvo.
“Uno ve el esfuerzo que se hace, porque en todo esto ponés muchos esfuerzo. La primera exposición fue en el año 1972 y, si hacemos las cuentas al 2024, son 52 años, menos dos que no hubo por la pandemia; esta es mi exposición número 50″, expresó.
Señaló que tuvo un criadero industrial de conejos, pero la idea no prosperó y decidió dedicarse a hacer reproductores. “Cuando me trasladé a un campo en Navarro comencé con gansos chinos, blancos y marrones; patos indian runner, criollos común; pavo real azul común, azul ala negra y ovejas”, enumeró. En estas maneja al dedillo todo lo relacionado con las estándar o las bantam, que son las de raza de miniatura.
Un amigo, Fernando Tanoira, jefe del pabellón de la exposición, le permitió involucrarse en la actividad de cría de conejos. De a poco comenzó a criar estos animales de la raza neozelandeses. Este año vino a la exposición solo con conejos y sacó únicamente un “campeón reservado”.
“Los otros no sacaron premio. Cuando uno está en su casa piensa que tiene el mejor ejemplar, pero otros criadores piensan lo mismo. Al venir acá todo se dirime”, explicó.
Dijo que el jurado, íntimo amigo de los expositores, es totalmente imparcial a la hora de ocupar su rol de clasificador. “Él no conoce los conejos hasta que llegan acá y sabemos que no hay problema en ese sentido. Es jurado internacional y sabe mucho de conejos y gallinas”, precisó. Hoy, en su campo tiene 25 conejos.
Los conejos sin premio, como los Holland Lop deberían tener un precio piso d $70.000. “Si hacés los cálculos para traerlo acá, el costo de la jaula, la genética, alimentos, gastos veterinarios es muy caro. Todos los animales tienen que tener un año”, explicó. Los productores aclaran que esta actividad la hacen por hobby y no como una forma de subsistencia. “Si vas a tener que vivir de esto, te morís de hambre”, resumió.
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