La Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA), a cargo de Cristian Girard y; el Ministerio de Desarrollo Agrario provincial realizaron un trabajo para mostrar cuál es la incidencia del inmobiliario rural en la estructura de los productores bonaerenses
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Luego de la polémica generada entre el gobierno de Axel Kicillof y el sector agropecuario por el incremento del inmobiliario rural bonaerense que, según denunciaron los productores, supera ese 200% sancionado el año pasado en la Legislatura provincial, la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA), a cargo de Cristian Girard y; el Ministerio de Desarrollo Agrario, de Javier Rodríguez, realizaron un trabajo del impacto de este tributo en toda la estructura de costos del campo. Con cinco ejemplos diferentes de establecimientos de la provincia, con distintas escalas, estimaron ingresos, arrendamientos, derechos de exportación (DEX) e inmobiliario rural.
Según dijeron, en los ejemplos se tomaron “desde un campo en Junín con unas 30 hectáreas a un campo de 1000 hectáreas en 9 de Julio”. “El impuesto inmobiliario rural representa entre el 0,4% y el 1,8% del valor del ingreso bruto de la explotación agropecuaria. Es decir, de aquello que recibe el productor, el impuesto tiende a representar el 1%. Cabe señalar que la menor proporción corresponde a un campo de bajo valor fiscal y la mayor proporción a uno de alto valor, lo que muestra la clara progresividad en el inmobiliario rural”, indicaron.
Para los casos de arrendamientos, “se ha estimado cuánto se cobra en cada caso por el alquiler de los predios puestos de ejemplos: en esos casos, en los que el propietario no es productor y recibe un ingreso por alquilar el campo, el impuesto inmobiliario rural representa entre el 1,3% y el 5% del ingreso por alquiler”.
“Nuevamente aquí se observa progresividad ya que el mayor porcentaje corresponde a los campos de mayor valor. Cuando se compara lo que se paga por DEX, se observa que el pago por DEX es entre 28 y 132 veces de lo que se paga por el inmobiliario rural. Nuevamente, se observa progresividad al analizar la comparación entre casos (ver Tabla 2, fila 6). De manera inversa, el inmobiliario rural representa apenas entre el 0,8% y el 3,6% de lo que se cobra por derechos de exportación (Tabla 2, fila 7). Finalmente, el monto del inmobiliario rural representa entre el 0,05% y el 0,21% del valor de mercado del predio sobre el cual se impone el tributo (Tabla 2, fila 8)”, subrayaron.
En el análisis, los técnicos de ARBA y de la cartera agrícola provincial eligieron predios que van de 500 hectáreas en Alberti (zona con excelente aptitud agrícola), de 1000 hectáreas en 9 de Julio (zona con muy buena aptitud agrícola), de 50 hectáreas en Pergamino (zona con excelente aptitud agrícola), de 200 hectáreas en Azul (zona con aptitud agrícola media) y de 30 hectáreas en Junín (zona con excelente aptitud agrícola). Y para cada caso tomaron rindes en el partido correspondiente al promedio de las últimas cinco campañas, excluyendo la de sequía.
“Se han considerado parámetros promedio de dos cada partido para alquileres, para costos, etc., donde los precios corresponden a precios de mercado”, señalaron.
“La tabla 1 expresa que en un campo de 500 hectáreas en Alberti se obtienen, produciendo soja, unos US$558.000 de ingresos totales (fila 3). De ellos, pueden estimarse en US$134.000 los costos de producción (fila 4). Si el campo se alquila, debe estimarse en US$200.000 el pago anual por alquiler (fila 5). Ese campo tiene un valor de mercado de US$6.750.000 (fila 16). Por retenciones paga US$274.836 (fila 7), y por inmobiliario rural algo menos de 10 mil dólares (US$9975) (fila 10). El impuesto inmobiliario rural representa entre el 0,4% y el 1,8% del valor del ingreso bruto de la explotación agropecuaria (fila 4)”, detallaron.
En esa línea, el documento describió que “la menor proporción corresponde al campo de 200 hectáreas en Azul que, de todos los estudiados, es la zona de peor desempeño agrícola (menores rindes)”.
“Con una proporción de 0,6% se ubica después el campo de Junín, y luego el de Pergamino: en ambos casos, prima que se trata de campos chicos, de 30 y 50 hectáreas. En estos tres casos, vale destacar, que el monto imponible se ubica dentro de aquellas partidas que tienen el tope del 200%. Con proporciones de 1,7% y 1,8% se ubican los campos de mayor escala. Los ejemplos muestran de manera categórica la clara progresividad en el inmobiliario rural”, enfatizaron los funcionarios bonaerenses.
Para los casos de arrendamientos, “se ha estimado cuánto se cobra en cada caso por el alquiler de los predios puestos de ejemplos; en esos casos, en los que el propietario no es productor y recibe un ingreso por alquilar el campo, el impuesto inmobiliario rural representa entre el 1,3% y el 5% del ingreso por alquiler”.
“Nuevamente, se observa progresividad al analizar la comparación entre casos (fila 6), siendo el ejemplo de Azul el que mayor coeficiente tiene: lo que se paga ahí de DEX es 132 veces de lo que se paga del inmobiliario rural. De manera inversa, el inmobiliario rural representa apenas entre el 0,8% y el 3,6% de lo que se cobra por DEX (fila 7)”, aseguraron.
Un último dato interesante, dijeron, fue “comparar el monto del impuesto inmobiliario rural con el valor de mercado de la propiedad”. Para ello, tomaron las estadísticas de la revista Márgenes Agropecuarios en cuanto al valor de la tierra en cada uno de los municipios, y consideraron ese valor para cada predio. Es decir, asumieron que el valor del predio es similar al del promedio del distrito. “En concreto, el monto del impuesto inmobiliario rural representa entre el 0,05% y el 0,21% del valor de mercado del predio sobre el cual se impone el tributo (fila 8)”, cerraron.
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