Luego de un polémico procedimiento del Senasa por gripe aviar en una granja de Corrientes, que incluyó un resultado supuestamente positivo y otro negativo, el organismo sanitario realizará pasado mañana una nueva muestra
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Tras el escándalo con la avícola Santa Ana de Corrientes, desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) explicaron que fueron autorizados por el juez federal Juan Carlos Vallejos a tomar una tercera muestra en las aves de la granja comercial. La decisión está motivada por un presunto primer test que dio positivo y una segunda muestra negativa de influenza aviar (IA), enfermedad que afecta a la producción.
“La medida fue solicitada por el organismo sanitario el viernes pasado y va en línea con las medidas de precaución adoptadas por el Plan de Contingencia para evitar la difusión del virus tras el primer diagnóstico positivo en la citada granja”, mencionaron desde el organismo. Según aclararon en el organismo ante una consulta de LA NACION, este proceso se haría el miércoles próximo.
La medida se da después de que en una segunda muestra tomada a aves de esta granja, dispuesta por orden de la Justicia, esta diera resultado negativo, según un diagnóstico del Laboratorio Nacional del Senasa. El test se realiza mediante el desarrollo de técnicas tanto moleculares (RT- PCR) como serológicas, aclararon.
La decisión de volver a realizar otra muestra, indicaron, que se da ante la concurrencia de resultados divergentes sobre la presencia del virus de influenza aviar altamente patógena (IAAP) dentro de la granja. De esta manera, explicaron que el Senasa busca conocer la fuente del virus de la primera detección, ya que el establecimiento se encuentra en la zona de control sanitario a 6,5 km de distancia del primer brote confirmado de IAAP en Corrientes, en la localidad de San Cosme, una zona rodeada de lagunas y cercana al margen del río Paraná en la que hay presencia de aves silvestres y migratorias.
Además, señalaron que el organismo “mantiene vigente la interdicción del establecimiento hasta tener el tercer diagnóstico con el que se determinará si se aplican las medidas de contención o no, quedando en ese caso bajo vigilancia estratégica”.
Tras la polémica suscitada por la destrucción de 360.000 huevos, desde el Senasa aclararon que en ningún momento ordenaron la destrucción de huevos almacenados en dicha granja y que fue una decisión unilateral de la empresa. Asimismo, ampliaron que, sin perjuicio de ello, “se está trabajando para ofrecer alternativas de acopio o tratamiento térmico”.
En el organismo señalaron que debido a los diagnósticos divergentes de la primera y segunda muestra, las medidas que adopta el Senasa son pertinentes dado que Argentina atraviesa una emergencia por el virus.
El descargo de la empresa
“El Senasa nos tiene acostumbrados a las mentiras. Primero, sosteniendo que se había tomado una muestra el martes que no fue. Después, afirmando que un funcionario del Senasa había participado en la toma de muestras y se demostró que no. Después, los mismos trabajadores del laboratorio de Martínez, solicitándole a las autoridades que den respuestas, porque sostienen que la manipulación de las muestras habría sucedido en otro lado. O sea, hablan de manipulación de las muestras y hablando de muestras divergentes, cuando la primera no existió”, dijo Daniel Enciso, de la empresa avícola a LA NACION.
Sobre la destrucción de los huevos, que de acuerdo con los cálculos que hacen en la pyme rondaría en US$26.000 a valores oficiales, dijo: “Ahora dicen que no ordenaron la destrucción de huevos, a nosotros nos dijeron que ante la imposibilidad de acopiar, la salida era la destrucción. Nos indicaron cómo proceder verbalmente, se lo preguntamos formalmente en una nota en la que advertimos sobre nuestra limitación de capacidad del stock y nos respondieron con esto. No tengo más que decir que remitirme a lo que dicen y desdicen y a las comunicaciones que nos envían”.
Enciso explicó que en la pyme tienen un depósito que, si bien es acorde a la actividad comercial, lo que producen lo comercializan entre las 24 y 48 horas post postura. “Al estar bloqueados tanto tiempo, el depósito, que tiene un espacio limitado, colapsa. No podemos acumular producción indefinidamente. Esto se lo planteamos a los funcionarios con los que tratamos diariamente: verbal y luego por escrito. La respuesta fue la misma: destrucción. Está el memo del Senasa con la respuesta ante el planteo de este inconveniente”, extendió.
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