Errores previos a la implantación, en la siembra, el desarrollo del cultivo o en la cosecha pueden salir caros
El país y el mundo tratan de lograr rendimientos cada vez más altos siguiendo la tendencia de los semilleros que producen materiales genéticos con potenciales cada vez mayores.
Pero la tendencia de muchos sistemas de manejo del campo argentino, como el de muchos países productores de granos en sistemas extensivos, no acompañan de la misma manera el aumento de los rendimientos promedio de los diferentes cultivos que se siembran y, en muchos casos, se va tendiendo a disminuir la fertilidad de los suelos al menos en gran parte de nuestro país.
Para aspirar a rendimientos potenciales cercanos a la genética de los cultivos que ofrecen los semilleros se deberían dar las mejores condiciones a las plantas. Entendiéndose como mejores condiciones a aquellas donde el cultivo no sufre períodos de estrés o el mínimo estrés durante el ciclo de desarrollo de los cultivos.
Las pérdidas pueden darse en períodos anteriores a la implantación, como son los barbechos químicos, que su consecuencia permite almacenar mayor cantidad de agua en el suelo, y que estos milímetros de agua se transformen en mayor rendimiento en grano. Como ejemplos tenemos que un cultivo de trigo produce por milímetro casi 10 kg de grano; en maíz, 1 mm 18 kg y en soja, 1 mm 8 kg de grano.
Por lo tanto, si un buen barbecho permite almacenar 120 mm de agua útil más, en el caso de trigo representarían 1200 kilos; en soja, 120 mm representarían 960 kilos de grano y en maíz 120 mm, 2160 kilos.
De este modo, si la decisión del productor es la de iniciar la siembra con un suelo donde el agua almacenada está cercana al punto de marchitez (para el cultivo), pero decide la siembra porque justo en ese momento llovieron 20 mm, estaría mermando su potencial desde la siembra en 100 mm aproximadamente (lo que son 1000 kg de trigo, 800 de soja y 1800 kg de maíz).
Este error en la decisión suele ocurrir mayormente en zonas semiáridas donde se siembra maíz o soja posteriormente a un trigo y cuando el año es más seco que los años promedio y suele quedar el perfil de suelo prácticamente seco, con el consiguiente problema para el cultivo que se implantará si las lluvias no son las necesarias para el crecimiento de los cultivos.
Otra posibilidad de consumo de agua en el perfil del suelo es el crecimiento de malezas que llegan a reproducirse o a lograr un crecimiento que realiza un consumo de agua desmedido si el barbecho fue mal realizado o no se realizo.
Posteriormente, en la siembra también se suelen cometer errores y algunos cultivos son más susceptibles que otros a las mermas debido a una mala implantación.
Investigaciones
Para ello, el INTA viene realizando ensayos en el cultivo de maíz que es el más susceptible a una mala implantación y esta última campaña del cultivo se lograron diferencias muy amplias en rendimientos de granos. Cuando se sembró en peor condición en cuanto a la profundidad de siembra y más velocidad, 9 km/h y 3 cm de profundidad versus 6 km/h y 6 cm de profundidad, las diferencias a favor de este último tratamiento fueron de 2700 kg/ha de mayor rendimiento.
Otro factor a tener en cuenta es la fertilización, el distanciamiento entre surcos, los grupos de madurez y las densidades de siembra.
En el cultivo de soja, por ejemplo debido al ajuste de distanciamiento entre surcos y grupos por ambientes se pudieron cuantificar rendimientos de 800 kg/ha entre lo que se realiza en promedio y lo que se puede realizar por ambientes caracterizados.
Sobre densidades de siembra en soja también se realizaron ensayos en esta última campaña donde sembrar 400.000 o 250.000 semillas/ha dieron los mismos rendimientos, pero con un buen ahorro en semillas que hoy representa un buen número por hectárea.
Respecto a la fertilización en cultivos como maíz, durante la última campaña en el INTA Manfredi se pudieron cuantificar en promedio 1000 kg/ha más entre aplicar la misma dosis de nitrógeno en la siembra que poniéndola en V10/12, tomando una buena decisión según necesidades de los cultivos en momentos más avanzados.
Una vez implantado el cultivo de ser necesario se controlan insectos, malezas y otras plagas. Si estos procesos no son bien controlados debido a un buen diagnóstico y aplicación, podrían causar mermas bastante considerables para los cultivos que van desde el 5% al 50% o, tal vez, más del rendimiento objetivo planteado. Lo normal es que el rendimiento se vea modificado en su objetivo entre el 5 al 10% como promedio de mermas, lo cual representa en kg de maíz en este caso de 600 a 1200 kg por hectárea.
La cosecha es un punto crítico de manejo, ya que es el momento más significativo cuando el cultivo ha llegado en buen estado y controlando las etapas anteriores. Decidir tarde el ingreso de la cosechadora al lote puede causar mermas de precosecha y durante la cosecha bastante considerables.
Pero es muy común entrar a cosechar excediendo los límites máximos de la capacidad de la cosechadora y llegar a duplicar o en muchos casos triplicar las pérdidas de cosecha. Como se sabe, los granos secos, sanos y limpios se conservan mejor y es otro aspecto muy importante de atender durante la cosecha. Las pérdidas durante la cosecha y poscosecha en la Argentina, en promedio, superan en algunos casos el 15%, pero en ciertos lotes llega al 20 por ciento.
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