La Argentina debería potenciar sus ventas al exterior considerando que, por ejemplo, habrá mermas de cosecha en tierras ucranianas
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La alta volatilidad de los mercados parece no encontrar la calma, con un conflicto bélico en el Mar Negro que, lamentablemente, no llega a su fin. En la actualidad, Ucrania, Rusia y el resto de los países de origen soviético representan una porción muy importante de la oferta de ciertos commodities a nivel mundial, como lo son el girasol, la cebada y el trigo.
Veamos algunos datos:
- Casi el 80% de las exportaciones a nivel mundial de girasol y sus subproductos (aceite y pellets) provienen de la zona del Mar Negro (24% Rusia, 49% Ucrania, 5% otros ex URSS).
- Un tercio del comercio mundial de cebada tiene el mismo origen (13% Rusia, 18% Ucrania, 1% otros ex URSS).
- Lo mismo ocurre con el trigo, donde el 33% proviene de esa zona (17% Rusia, 12% Ucrania, 4% otros ex URSS).
El mercado de materias primas se encuentra observando estos números, con una oferta actual que se encuentra en jaque por la disputa que se está llevando a cabo en la zona, que condiciona el abastecimiento para el presente, y genera una gran incertidumbre de cara a la próxima campaña.
En relación con este punto, hay más dudas que certezas. De lo que ya se está hablando es de una importante merma en la superficie que podrá sembrar Ucrania, con fuentes que hablan de una reducción entre el 30% y el 50% según la duración del conflicto. En cuanto a Rusia, la incógnita pasa por las medidas que el propio país pueda adoptar para sus exportaciones de materias primas, ya que las usa como una forma de negociación. También hay que tener en cuenta las acciones que otros países puedan ejercer contra Rusia que impacten en su capacidad de exportar.
Dicho todo esto, y sin perder de vista la crisis humanitaria a la que estamos asistiendo, la Argentina en general y a la provincia de Buenos Aires en particular se posicionan como una alternativa para producirlos, ya que el mundo necesita seguir consumiendo este tipo de alimentos.
La provincia de Buenos Aires es el principal productor de estos granos, concentrando alrededor de un 50% de la producción nacional de girasol y trigo, mientras que en cebada produce un 70% del volumen del país.
Es importante visualizar que el saldo exportable de estas materias primas representará una gran oportunidad para nuestro país como proveedor de alimentos, aunque atendiendo especialmente la muy importante suba de costos. Este es el caso de los fertilizantes que, a su vez, tienen también a Rusia como uno de los principales proveedores mundiales, lo que hoy genera una gran incógnita respecto de su disponibilidad al momento de ser necesarios.
A modo de síntesis, pese a los precios sostenidos, habrá que comprender que los vaivenes del mercado son y serán grandes ante cada noticia acerca del rumbo que tomen los conflictos o el esperado cese de fuego en esa zona. Por su parte, tanto el clima, como las tasas de interés en un contexto de inflación global, la intención de siembra y estado de los cultivos en las otras regiones del mundo como Estados Unidos y factores nos obligan a prestar especial atención a la comercialización.
La oportunidad para la región existe, y ser un país proveedor de materias primas en este momento puede significar estar en el lugar indicado en el momento indicado. Para la provincia de Buenos Aires, por supuesto, también lo es, ya que se posiciona como el principal productor de los commodities que presentan el mayor impacto de oferta en la zona de conflicto.
En este sentido, un mayor volumen exportado con buenos precios generaría un ingreso de divisas que nuestro país necesita aprovechar.
Por nuestra parte, los productores, en este contexto de precios y costos altos, buscamos ir cubriendo con ventas los costos que se van fijando de la próxima campaña, para obtener coberturas flexibles que permitan capturar oportunidades en un contexto extremadamente dinámico.
Sin dudas, esto es más sencillo de realizar con el trigo, buscando la compra de opciones para tener pisos de precios, mientras que en cebada y girasol ya aparecen valores forwards por parte de distintos compradores con los que se pueden negociar precios interesantes para ir calzando costos y quizás asegurando algún margen. Otro punto a tener en cuenta es que la cebada puede incrementar su superficie debido a que es un cultivo que permite sembrar la soja de segunda 15 días antes, mejorando las expectativas de rinde del segundo cultivo.
Teniendo en cuenta todos estos factores, no está de más volver a recordar que vivimos en un país de excelentes productores. El mundo necesita abastecerse. Es hora de impulsar a la producción agropecuaria argentina para brindar las condiciones que permitan capitalizar oportunidades.
El autor es gerente comercial de Adblick Granos
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