ROSARIO.- Si hay algo que caracteriza al empresario agroindustrial Gustavo Grobocopatel es el entusiasmo. Más allá de las dificultades de la coyuntura, muestra una mirada optimista sobre el futro del agro y del país. En una entrevista con LA NACION en el congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), al que asistió por su firma de insumos Agrofina, dijo que la cadena agroindustrial tiene enormes posibilidades de desarrollo a partir de la transformación de granos en proteínas animales y en productos más elaborados como bioplásticos o biocombustibles. Pero también cree que hay oportunidades en las algas, la forestación y la cocina regional.
"Gane quien gane en las elecciones tiene que encarar el proyecto de desarrollo" y para hacerlo debe realizar "reformas estructurales", indicó Grobocopatel.
-¿Cuáles son las perspectivas para la próxima campaña agrícola?
-Tuvimos un récord de producción aun sin explorar los techos productivos. Falta una cantidad enorme de cosas por hacer en nutrición, control de enfermedades y el doble cultivo, incluyendo las legumbres en las rotaciones. Explorando los techos productivos podríamos aumentar un 20% la cosecha actual. Y eso sin entrar en las tecnologías disruptivas, entrando en ellas, con nuevos germoplasmas, podríamos llegar a 200 millones de toneladas. Vamos por ese camino.
-¿Se puede lograr eso?
-El congreso de Aapresid muestra que hay quién se haga cargo de esto. Hay emprendedores entusiastas y un sistema institucional con cadenas de valor -con Aapresid, Aacrea y las Bolsas- enormemente sofisticada. La discusión es cómo hacemos para incluir a más gente en esta cadena de valor. Eso pasa por transformar las materias primas. Nos tiraron un centro y no está el arquero: es la peste porcina africana, que cambia la matriz de demanda hacia carnes. Nos va a dar la oportunidad de procesar esas materias primas y producir más carne.
Tenemos una ventana de dos años como mucho para encararlo. Hay que invertir rápidamente en frigoríficos en el NOA y en el NEA, el sur de Córdoba y zonas alejadas de los puertos para transformar la matriz de demanda de los granos, que no sea solo la exportación, sino también el procesamiento.
El próximo gobierno tiene que tener rápidamente un set de políticas públicas para que el productor no tenga dudas que el año que viene puede invertir en este tipo de proyectos. Y que esté incluido lo lácteo que es otra forma de producir proteínas. Después tenemos todo el mundo de lo que llamamos el incipiente mundo de la agricultura posgranaria, como bien lo explica Federico Trucco (CEO de Bioceres).
-¿Qué es eso?
-Una tonelada de grano vale entre 150 y 400 dólares. Si, además de la tonelada de grano, cosechás la celulosa, por ejemplo de un rastrojo en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, podés sacar azúcares, degradando la celulosa o la lignina del raleo de los montes de eucaliptus. Y eso se puede transformar en azúcares y bioplásticos, biocombustibles y otro tipo de productos industriales. La tonelada de eso vale diez veces más. Con el 10% de la superficie actual podés generar el mismo valor en producto. Estás agregando valor a través de las innovaciones tecnológicas. Ese campo está inexplorado.
-¿Y con qué otras tecnologías se podría agregar valor?
-El uso de los mares para hacer fotosíntesis, a través de las algas, que son una fuente de proteínas, fertilizantes y gas. Tenemos que domesticarlas en el mar. Hay otras fuentes enormes: lo forestal, las economías regionales, productos con valor agregado. La integración de la gastronomía con la agricultura para generar más servicios, con el turismo. Tenemos una visión y una oportunidad que es única en el mundo. Ése es el tema de las elecciones sea quien sea el que gane.
-¿Eso es entendido más allá del agro?
-Para que seas político en la Argentina, el examen final se aprueba o no se aprueba viniendo al congreso de Aapresid. El que no vino nunca no puede dedicarse a la política en la Argentina.
-¿Por qué?
-Esta es la Argentina vibrante, de los chacareros, de los emprendedores, de los industriales, proveedores de servicios y de los que quieren trabajar, de los que son optimistas y ven el país de la esperanza. No se trata de que vengan acá para apoyar al agro y hacer política: que vengan a sentir y embeberse de este espíritu.
-En la encrucijada electoral, ¿cuál su visión?
-Hay que tener serenidad. Pienso en el día después de las elecciones. Gane quien gane, tiene que liderar el proyecto de desarrollo, no solo del sector agroindustrial y su ecosistema sino de otros sectores, de otros que se integran entre sí. Cada vez es más difícil separar qué es campo y qué no es campo. Las empresas de conocimiento, ¿son campo o no son campo? Acá están las empresas de software, las AgTech.
Hay una agenda de crecimiento y una necesidad de hacer reformas estructurales. Es muy difícil llevarla adelante si no están las reformas estructurales. A las del Estado, impositiva, jubilatoria, de la educación y del trabajo. No son reformas para quitar derechos, sino cómo va a ser la Argentina del siglo XXI. Es decir, cuál va a ser el set de políticas públicas para que el país genere progreso y no pobreza. En los últimos 25 años ha disminuido la pobreza en el mundo y la Argentina no lo pudo resolver. Somos una excepción.
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