En Río Negro, 180.000 pollos parrilleros fueron sacrificados, en Neuquén unas 11.000 gallinas ponedoras y en Mar del Plata 20.000 aves pese a que el número total de infectadas es de 40
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Luego de confirmarse el brote de influenza aviar en gallinas de distintas ciudades del país y que el Gobierno cerrara las exportaciones hasta controlar los contagios, diferentes establecimientos y criaderos de este tipo de aves en al menos diez provincias sacrificaron a más de 200.000 gallinas. Hasta el momento hubo 40 casos confirmados en animales, pero ante la posibilidad de propagación el Estado autorizó el despoblamiento sanitario y deposición de los animales que entraron en contacto con los infectados.
Así le detallaron a LA NACION desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el organismo del Estado encargado de la fiscalización y certificación de los productos y subproductos agroalimenticios. “Ese es el número aproximado que se calcula entre aves que murieron por la propia enfermedad y las acciones sanitarias”, explicaron.
Los mayores “despoblamientos sanitarios” ocurrieron en Mainqué, Río Negro, la semana pasada donde se sacrificaron más de 180.000 pollos parrilleros. En Senillosa, en la provincia de Neuquén, cuando unas 11.000 gallinas ponedoras fueron sacrificadas y en Mar del Plata en la zona del paraje La Polola, donde se sacrificó a 20.000 aves, según indicaron medios de esa ciudad.
En ese sentido, se especificó que pese al alto número de aves muertas, no todas tienen que ver con una infección o contagio. “En total suman 40 los casos confirmados, siendo 32 en aves de traspatio, cuatro en silvestres y otras cuatro en el sector comercial”. En tanto las provincias alcanzadas son diez habiéndose contabilizado 16 casos en Córdoba, nueve en Buenos Aires, cuatro en Neuquén, cuatro en Santa Fe, dos en Río Negro, uno en Chaco, Jujuy y Santiago del Estero, otro en San Luis y uno más en Salta.
Cabe resaltar, según precisaron del mismo organismo, que la enfermedad no se transmite a humanos por el consumo de carne o huevos y las aves muertas no contagian, solo puede haber contagio por la manipulación del animal sin el debido cuidado. Por eso se debe conocer que existen tres tipos de aves: silvestres, en estado de naturaleza; de traspatio, “las que pueden tener las familias en el fondo de su casa para consumo personal”; y las aves de corral, “que son las de las granjas grandes o comerciales”.
Asimismo, Senasa explicó a este medio que lo que se hace cuando se detecta un foco es “establecer un perímetro y una zona de contención donde se trabaja para evitar que se expanda la enfermedad que puede incluir el despoblamiento sanitario y su deposición”. Además, “en todos los casos se trabaja de forma coordinada con las áreas provinciales de Salud, Ambiente y Producción y con los municipios”.
Hasta este año, la Argentina era uno de los pocos países en el mundo libre de la enfermedad, pero esto cambio, como explicaron de Senasa, por la llegada de las aves migratorias desde el norte del continente, desde Estados Unidos y Canadá. Hasta el momento la enfermedad, altamente destructiva para la producción comercial, solo se había registrado en aves silvestres y de traspatio. El año pasado la Argentina envió al mundo carne aviar por US$383 millones.
El primer foco de gripe aviar en aves de corral se detectó en la provincia de Río Negro, en un establecimiento avícola de Mainqué. Allí, los profesionales y técnicos del Centro Regional Patagonia Norte de Senasa finalizaron ya las tareas de vaciamiento sanitario. En tanto, personal de la Barrera Zoofitosanitaria Patagónica de esa institución realizaron controles sobre las rutas de ingreso y egreso al área afectada.
Qué es la gripe aviar y cuáles son las recomendaciones
La gripe aviar, también conocida como influenza aviar, es una enfermedad infecciosa, que afecta principalmente a las aves y que es causada por un virus de la familia Orthomyxoviridae. Existen diversos subtipos de la misma, los cuales presentan diferentes síntomas en las aves infectadas. Así, pueden clasificarse como de baja patogenicidad o altamente patógena.
Como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el virus de la influenza aviar de baja patogenicidad puede causar una enfermedad leve, que puede pasar desapercibida o sin la presencia de síntomas”. En cambio, subtipos como el H5 y H7 del tipo A, asociados a una alta patogenicidad, puede propagarse rápidamente en las aves, produciendo altas tasas de mortalidad en diferentes especies, por lo que es un mal cuyos brotes buscan prevenirse en sectores como el avícola.
En ese sentido, sugieren seguir las siguientes pautas:
- Lavado frecuente de manos con agua y jabón o usar desinfectantes a base de alcohol
- Evitar el contacto directo con aves silvestres y, de ser posible, solo observarlas desde lejos.
- Evitar tener contacto sin protección con aves de corral que parecen estar enfermas o muertas.
- En relación a aves en grandes ciudades (gorriones, palomas) el riesgo se considera muy bajo ya que estas aves no se han mostrado hasta el momento muy susceptibles al virus.
- En caso de encontrarse algún ave enferma o muerta, evitar el contacto y dar aviso a las autoridades sanitarias del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).
- No tocar superficies que podrían estar contaminadas con saliva, mucosa o heces de aves silvestres o de corral.
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