Si algo le faltaba a este dúo 2020-2021 era una crisis energética en China. Y no solo en ese país sino en otros de Asia y en Europa. Mas allá de la cantidad de derivaciones que tiene esta situación, que afecta desde la producción de chips hasta cualquier tipo de industria, vamos a tratar de concentrarnos en nuestro sector agro.
Por empezar, ocurre en medio de la cosecha de los cultivos de verano en el hemisferio norte. Si en otoño ya se están presentando estos problemas, preocupa mucho más qué puede ocurrir en medio del invierno en muchos países y zonas que por lo general conviven con nieve y fríos intensos, y en consecuencia deben hacer mayor uso de energía también en hogares.
El mercado viene de un ciclo ajustado en término de stocks y con números estimados para el actual que no mejora demasiado, pero con perspectivas de aumentos de producción en los principales países productores. Este problema se presenta en medio de la cosecha 21-22 de granos gruesos en el hemisferio norte, de la siembra de cereales de invierno en mismo sector, y en definición de rindes de la fina y arranque de la gruesa en el hemisferio sur.
Escenario
En abril/mayo 2020 veíamos cómo el mundo comenzaba a complicarse logísticamente, se generaron rupturas-retrasos en todo tipo de cadenas y leíamos desde la falta de CO2 para producir burbujas de bebidas gasificadas en EEUU., hasta yendo a plano más local, estar atentos a si se dificultaba la entrega de insumos y de silobolsas, en medio de la cosecha (seguramente muchos se acuerden de esto mas que de las burbujas).
Fuimos superando en parte la pandemia, empezamos de a poco a acomodarnos, local y mundialmente. Pero el mismo resurgimiento de la actividad global a fuerte ritmo (apalancado desde distintos frentes) con China a la cabeza del aumento de la demanda, (para los ganaderos semejante a un crecimiento compensatorio) provocó lo que ya sabemos. No solo los precios de los granos explotaron, sino que la gran mayoría de los commodities: carnes, lácteos, energéticos, acciones, etc.
Y así llegamos a mayo 2021 con niveles récord de precios. A partir de ese momento y a pesar de no haber presentado cambios en los balances super ajustadísimos, empezaron a perder parte de lo ganado.
Los mercados se van autorregulando y esos precios históricamente altos fueron generando racionamiento de demanda en algunos casos. China, la gran aspiradora, logró con éxito recomponer su stock porcino, aumentar la producción de carne de cerdo, importó carne de todo tipo para satisfacer la demanda, y así muchos mencionan que llegó inclusive a saturar el mercado.
El resultado fue que los precios del cerdo comenzaron a bajar fuertemente y, en consecuencia, la demanda de granos para forraje. El maíz en China acompañó esa corrección y una cosa lleva a la otra y ya hace uno o dos meses que está en duda si China va a importar los mismos grandes volúmenes del último ciclo tanto de maíz, trigo, sorgo, carnes, etc.
Mas allá de las correcciones en relación con mayo, seguimos con precios de granos más que buenos en relación con los históricos, tanto en Chicago como en el plano local, a pesar inclusive de los injustísimos derechos de exportación.
En coincidencia, con este cierto agotamiento de los precios internacionales a las subas (hablando de soja y maíz), comienza esta etapa de crisis energética. Tiene tantas aristas que podemos hacer más de 100 notas distintas con especialistas de cada uno de los temas que se ven o pueden verse afectados.
En lo que a granos atañe y en relación con el momento de plena cosecha hemisferio norte, genera preocupación en especial en el epicentro de esta, es decir en China. Puede provocar inconvenientes-retrasos en la cosecha, transporte, almacenamiento que afecten no solo los volúmenes, sino también la calidad.
Otra de las aristas para nuestro sector, es cómo viene afectando de lleno al mercado de fertilizantes. Los precios del gas natural no han dejado de subir desde marzo de este año, pero fue desde agosto que se dispararon.
El gas natural es uno de los principales insumos para la elaboración de fertilizantes nitrogenados y los precios de este han superado los niveles de los últimos siete años, tocando un máximo hace dos días, a partir del cual tuvo una fuerte corrección, pero que por el momento no podemos decir que lo peor ya pasó.
Ya hemos visto la suba que se viene registrando en la urea como ejemplo. Y, de nuevo, esta crisis se da en un momento clave dentro de los ciclos productivos. En el hemisferio norte, en algunos casos los productores prefieren incorporar urea en los lotes que ya saben irían a maíz, justo en este momento previo a que comiencen las nevadas.
Sumado a lo que ocurre con los nitrogenados, esta semana Josh Linville of StoneX Group, confirmó que China prohíbe las exportaciones de fosfatos hasta junio de 2022. Y el impacto es directo y fuerte en fertilizantes ya que ese país representa 1/3 del comercio global.
En Sudamérica, gran parte de las demandas ya estarían satisfechas, aunque pueden haber quedado compras por cerrar, o inclusive por entregar/recibir ¿Y en qué puede afectar la suba de los fertilizantes en nuestro país? En muchos casos, los productores han ido haciendo sus compras aprovechando las relaciones insumo producto que supo haber y también la posibilidad de hacer canjes y evitar perder las diferencias entre los tipos de dólares.
Ahora la gran duda o preocupación es lo que pueda pasar de aquí en adelante por ejemplo para todo lo que se está empezando a comprar para la campaña 22/23 en el hemisferio norte. No solo puede afectar la cantidad de uso de fertilizantes, sino las decisiones de cultivos a usar según requerimiento de fertilizantes.
La crisis energética afecta a toda la cadena logística, desde el momento que se ha llegado al punto de racionar su uso. Se ve afectado desde el transporte, hasta industrias de todo tipo. Cuando hablamos de transporte, desde el urbano hasta los marítimos, agravando la falta de contenedores.
Además, esta crisis energética va de lleno a agravar esa inflación global. En tanto, otro de los puntos también a seguir es lo que viene ocurriendo con el índice dólar. En la última semana, subió 1,6% y así acumula desde los mínimos de mayo una suba de 5% (está en el mismo nivel que octubre 2020, a partir de donde empezó a bajar).
No quiero ser pesimista. Pero si el mundo entero está con una inflación que a muchos países les preocupa, con crisis energética que se espera agrave esa situación y, además, el dólar se revaloriza frente a una canasta de monedas (que obviamente son más fuertes que el peso argentino), es un combo explosivo para lo que puede ocasionar en nuestro país.
Yendo a un caso más cercano y que nos afecta muy de cerca, la crisis hídrica en Brasil también obligó a ese país a usar más gas natural, armando la bola de nieve de mayores costos-mayor inflación.
Entonces, en medio de todo esto, podemos pensar desde el punto de vista ultra simplista, simplificado de excel, que la mayor producción que esperaba el USDA y otros organismos, tanto en China, como en Sudamérica, puede verse afectada por esta crisis (problemas en cosecha, almacenamiento, menos uso de insumos, aún sin poner en la ecuación posible Niña).
¿Puede esta crisis hacer que la tracción que estaba haciendo China en la recuperación de la economía global post-covid, se reduzca y que no crezca como se esperaba?
Lo que ocurra en la segunda economía global, tanto lo bueno como lo malo, repercute sí o sí en el resto del mundo. Este tema, además, da para muchos otros, relacionados también con los usos de distintas fuentes de energía. La realidad es que esta crisis que se está viviendo no puede resolverse en el inmediato con otras energías que están en crecimiento.
En medio de este problema global, que en la Argentina ya hemos vivido varias veces y veremos como nos trata este verano, estamos ingresando de lleno a la gruesa 21-22. La buena noticia es que todavía los precios locales en dólares (oficial), siguen estando en relación al mínimo de 2020, también dólares oficiales, en soja disponible +67%, soja nueva +44%, maíz disponible +77%, nuevo 61% , trigo nuevo 50%.
Si lo quieren ver del otro lado, los valores 21-22 están en relación con los máximos que tocaron este año en soja a tan solo -2%, maíz -9% y trigo están en los máximos o muy cerca.
Y entonces, si mezclamos todos estos factores, más varios otros, tenemos varios ¨potencialmente bajistas¨, varios ¨potencialmente alcistas¨, más alcistas, más bajistas, internacionales y locales llegamos a incertidumbre total.
Incertidumbre por varios frentes: logística, precios, estabilidad monetaria, elecciones ¿devaluación de cuánto, cuándo de suba de derechos de exportación?, cierre registros de exportación, apertura un poquito, un rato y vuelta al cierre.
Quizá suena reiterativo, pero creo que vale la pena recordarlo: cada vez que haya una oportunidad de como productor-empresario del agro capturar un buen valor, una buena relación insumo producto, anticiparte a la compra-recepción de un insumo fundamental para tu sistema productivo, captúralo y asegúratelo.
Lo ideal sería poner todos los colores de rosas que podemos pensar, pero es mejor estar preparado por si se pone negro, y la mejor manera de estar preparado para lo imprevisto es hacer uso de herramientas de cobertura de precio flexibles. No es un eslogan, está comprobado.
La autora es asesora comercial
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