Nos encontramos frente a una semana clave para la soja y el maíz. Este miércoles, a las 13 en la Argentina, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) aportará datos muy sensibles para los mercados. Por una parte, publicará el reporte trimestral de stocks y, por otra parte, el informe de intención de siembra.
Este último conlleva particular relevancia, ya que permitirá contar con una noción sobre el potencial productivo del país del norte, basada en relevamientos a productores norteamericanos. ¿Cómo podría quedar planteado el escenario? ¿Qué podría implicar para los precios hacia el futuro? Lo analizamos a continuación.
Soja
En esta ocasión, el área a sembrarse en EE.UU. y el devenir del clima constituyen variables centrales que ganan mayor protagonismo que en otros años. Nada puede salir mal, porque no se contaría con un colchón de stocks para hacer frente a la demanda, como en otras campañas. Recordamos que EE.UU. ya está transitando un ciclo muy ajustado, donde se espera que finalice con niveles de existencias históricamente bajos. Esto se da en un contexto con China muy activa y Sudamérica con algunos contratiempos climáticos.
¿Cuánto podría sembrar EE.UU.? Como hipótesis, podríamos considerar sondeos de mercado que estiman (en promedio) que la intención de siembra se ubicaría en torno a 36,4 millones de hectáreas, cercana al récord del 2017/18. En caso de concretarse, esto implicaría un aumento del 8% en el potencial de producción, respecto a la última campaña.
Con clima a favor, estimando rindes y pérdida de área en base al desempeño de las últimas campañas, el resultado productivo podría ubicarse en torno a 121 millones de toneladas. Esto representaría un incremento de 8% respecto a la campaña comercial en curso.
Pero, en lo que hace a precios, este escenario podría no ser del todo desalentador, ya que la oferta propia de EE.UU. (121 millones de toneladas de producción, más 3,2 millones de stocks iniciales) resultaría apenas suficiente para cubrir un nivel de demanda similar al previsto para la campaña en curso (se pronostican consumo interno por 63 millones y exportaciones por 61 millones de toneladas).
Esto nos lleva a pensar que EE.UU. podría transitar otra campaña relativamente ajustada, fenómeno que podría continuar sosteniendo cotizaciones, si bien cuando ingrese la nueva cosecha habrá que ver cómo se dirime el pase (que hoy permanece en niveles históricamente elevados en CBOT).
A la vez, interrogantes sobre brotes de gripe africana porcina en China estarían agregando una cuota de cautela. En tanto, en el corto plazo, no hay que perder de vista la volatilidad que puede imponer la conformación de un mercado climático, dada la exigencia que recaerá sobre el potencial productivo norteamericano, así como la importante participación que mantienen los fondos especulativos.
Maíz
Según sondeos a analistas, en promedio, se estima que el área a sembrarse podría ubicarse en torno a 37,7 millones de hectáreas. De esta forma, mantendría el predominio, pero con un magro avance del 2,5% frente al último ciclo.
En caso de confirmarse este número, realizando ejercicios, podríamos pensar en un volumen de producción próximo a 375 millones de toneladas. Cerca de 4% más que en 2020/21. Para completar la oferta propia, se sumarían stocks iniciales (38 millones de toneladas, si no media un nuevo recorte) que se encontrarían entre los más bajos de las últimas campañas. Tomando como hipótesis valores de demanda similares a los del ciclo 2020/21 (305 millones de toneladas de consumo interno y 66 millones de exportaciones), es probable pensar en otra campaña más con un escenario no demasiado holgado.
Además, hay que considerar el dinamismo que ha mostrado China en los mercados mundiales. Si bien suele plantearse el interrogante sobre si se trata de recomposición de stocks o de tendencia, no hay que olvidar el déficit estructural que sufre el país asiático en maíz, lo que lleva a pensar que es probable que continúe muy activo, también, en la próxima campaña.
Resumiendo, ahora quedamos a la espera de los números del USDA, que podrían indicar aumento de área en soja y maíz respecto a la campaña 2020/21, pero más marcado en el caso de la oleaginosa. De todas formas, en caso de confirmarse, suponiendo clima favorable, con demanda activa y bajos stocks, es probable que le escenario de la soja continúe más ajustado que el del maíz en la nueva campaña.
Pero, en el corto plazo, puede dominar una coyuntura volátil, de la mano del clima y el ritmo de avance que vayan mostrando las tareas. En este contexto, no perder oportunidad de cerrar márgenes, optando por estrategias que permitan mantener una cuota de flexibilidad para acaparar alguna suba adicional si se complica la campaña norteamericana.
El autor es responsable del Departamento de Análisis de Mercados de la corredora Grassi SA
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