En soja, si China responde a la política del mandatario electo podría haber más compras sobre Sudamérica; habría fuerte volatilidad en el mercado
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CÓRDOBA.- Lo que se esperaba, sucedió. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que en su primer día de gobierno impondrá aranceles a los socios comerciales Canadá y México hasta que tomen medidas con respecto a las drogas y los migrantes que cruzan la frontera. La decisión viola el acuerdo comercial con Canadá y México y, además, impactaría en el comercio internacional alcanzando a la Argentina, ya que suma volatilidad a los mercados. También habrá un arancel contra China.
Eugenio Irazuegui, analista de mercados agrícolas de Zeni, señala que la victoria de Trump y anuncios como ese desataron “importantes movimientos en el plano financiero que, inevitablemente, inyectó una dosis de volatilidad en la operatoria de soja”.
En diálogo con LA NACION aportó: “La reacción inmediata fue una baja significativa en las cotizaciones, al rememorar la disputa comercial con China que ocurrió durante su gestión presidencial anterior”. Repasó que, en distintos momentos de su campaña, el presidente electo evaluó la aplicación de un arancel del 60% sobre una serie de productos de origen chino. Si se diera, es probable que, como represalia, China reestablezca sus aranceles que “podrían afectar las exportaciones de granos y subproductos agropecuarios de Estados Unidos”.
“Como contrapartida, las primas sudamericanas se ven incrementadas frente a un eventual redireccionamiento de la demanda china. Serán determinantes las declaraciones que haga Trump hasta su asunción” el próximo 20 de enero.
Sol Arcidiácono, directora comercial de granos para Latinoamérica de Hedgepoint, un broker de Chicago, analiza que desde el triunfo del republicano hay un fortalecimiento del índice dólar al considerarse que las políticas proteccionistas y de reducción de impuestos (estímulos al consumo) serían inflacionarias.
“Esto pone en cuestión la senda hacia una política monetaria moderadamente más laxa que había comenzado la FED este segundo semestre del 2024 -continúa- Finalmente, un dólar fuerte castiga las cotizaciones de las commodities norteamericanos, golpeando la competitividad de Estados Unidos como exportador. El trigo, con agresivos orígenes alternativos (Mar Negro/Europa) y así como la soja (Brasil), son de los más golpeados por esta situación macro”.
Respecto de los aranceles que mencionó Trump en sus redes sociales -10% para China y 25% para los limítrofes México y Canadá- no solo no han sido una sorpresa para el mercado, sino que “se ha meramente reivindicado la política esperada, elegida por el pueblo norteamericano. Lo concreto es que en términos generales el mercado de granos no volvió nunca más a ser igual que antes de la declaración de la guerra comercial en el ciclo 18/19. En ese momento fue un shock para el flujo comercial, específicamente de soja, que se redefinió de manera trascendente y para siempre”.
En esa línea, indica que entonces Estados Unidos producía 120 millones de toneladas y exportaba la mitad, con una gran concentración a China, arriba del 65%. Brasil también producía 120 millones de toneladas. Cinco años después, Brasil se encamina a los 170 millones de toneladas. Mientras tanto, China en estos años ha mantenido prácticamente las importaciones, rondando las 100 millones de toneladas, la mayoría compradas a Brasil “que no sólo tomó la posta poniendo volumen sobre la mesa, sino que mejoró logística y se mantuvo siempre competitivo, sin trabas al comercio exterior como sí tuvo la Argentina estos últimos años. Es decir, anuncio neutral para el mercado mundial de soja”.
Reacción de los mercados
Sobre la Argentina, el principal exportador de aceite de soja (46% del comercio mundial), Arcidiácono subraya que el renovado anuncio de aranceles tuvo un impacto directo en este mercado que subió 3% en la rueda de ayer. “El aceite usado de cocina importado de China se ha convertido en los últimos dos años en un insumo clave para la producción de combustibles renovables en Estados Unidos, sustituyendo al aceite de soja doméstico. Las importaciones se duplicaron en los últimos dos años y con una fuerte concentración de origen chino (55%). Se calcula que estarían reemplazando molienda por 9 millones de toneladas por ciclo comercial. Alcista aceite, alcista margen de molienda en Estados Unidos. Por otro lado, presión para la harina de soja, principal subproducto de la industria de crushing”, evalúa.
Coincide Irazuegui con el impulso en los futuros de aceite y suma los retrocesos en los valores de la harina. Sobre el primer punto ratifica que los anuncios de aranceles a aplicar hacen presuponer que aumentaría el uso doméstico del aceite de soja, afectando el ingreso chino. La inclusión de Canadá en el listado de proveedores afectados por su política arancelaria abre paso a un posible encarecimiento del aceite de colza. En estas circunstancias, el aceite de soja marcó ganancias ayer que llegaron a los US$29,50 por tonelada.
El maíz se vio afectado negativamente por las declaraciones de Trump. “Un mal comienzo de la relación bilateral podría impactar en las compras de México, principal destino de las exportaciones de maíz estadounidense. A esto se suman las perspectivas favorables de la campaña brasileña, con la etapa final de la siembra de los ciclos tempranos. Como contrapartida, desde Corea del Sur cerraron una importación de unas 198.000 toneladas de orígenes opcionales a precios CIF que oscilaron entre los 235,99 y 238,49 dólares/tonelada. La operación especificó que los cargamentos deberán despacharse entre enero y febrero”, sintetiza.
En este contexto, tras el cierre de Chicago de este martes, la firma Granar analizó para el caso de la soja: “Para el complejo sojero, el impacto de esta guerra de aranceles versión 2025 sería diverso. En efecto, afectaría en modo bajista al grano, por las eventuales represalias de China, el principal comprador mundial de la oleaginosa, pero resultaría positivo para el mercado del aceite (la posición diciembre sumó US$30,43 y cerró con un ajuste de US$938,93), por ejemplo, si se restringieran las compras de aceite de colza a Canadá –el USDA prevé las importaciones estadounidenses totales de aceite de colza en 3,66 millones de toneladas– o el ingreso del aceite usado de cocina de China, productos utilizados en la industria del biodiésel”.
Según Granar, “esto ultimo podría favorecer un mayor uso del aceite de soja estadounidense para la elaboración del biodiésel. Esa eventual mayor demanda doméstica de aceite de soja implicará un crecimiento de la molienda, que dejará como resultado adicional una sobreproducción de harina de soja, un factor bajista para este otro subproducto (el contrato diciembre bajó US$6,17 y quedó en US$317,57 por tonelada)”.
La firma agregó: “El complejo sojero estadounidense seguirá con mucha atención los pasos de la nueva Administración, tanto por estos aranceles, como por la política que bajará la Agencia de Protección Ambiental en cuanto a la promoción o no de los biocombustibles, frente al lobby petrolero que volvería a tener un espacio amplio en los pasillos de la Casa Blanca”.
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