En un paso de ballet digno de una elaborada coreografía, hemos visto cómo a fin de 2017 la Unión Europea aprobó la renovación de la licencia para el uso de glifosato y viene de dar luz verde a la compra de Monsanto por parte de Bayer.
La renovación de la licencia por cinco años para el uso de glifosato en Europa ha sido una buena señal para la industria en general. La aprobación llegó luego de largos meses de incertidumbre donde las posiciones de los principales países no permitían obtener la mayoría especial para obtener luz verde. Hacía falta una votación a favor del 55% de los 28 países miembros y del 65% de la población europea.
La votación por el futuro del glifosato en Europa se dirimía dentro de un clima enrarecido por acusaciones cruzadas sobre la peligrosidad, beneficios y sustento científico que avalan el uso de este producto químico. Francia e Italia estaban en contra frente a España y Reino Unido que favorecían la aprobación mientras que Alemania no terminaba de definir su posición.
Se impuso al final el pragmatismo alemán y la negociación se desbloqueó. La decisión alemana dio un respiro a la agricultura europea que no tiene alternativas tecnológicas disponibles frente a una potencial prohibición del glifosato.
La renovación de la licencia se dio en un contexto global de megafusiones y adquisiciones donde estamos presenciando el nacimiento de tres jugadores de talla mundial. El gigante chino liderado por ChemChina (Syngenta-Adama), el grupo norteamericano Dow-DuPont y la contrapartida europea Bayer-Monsanto.
No resulta casualidad que la votación haya robustecido la posición liderada por Bayer. El glifosato representa la mayor parte de los US$3700 millones que factura Monsanto por la venta de herbicidas y una prohibición en Europa podía generar un efecto dominó sobre este negocio.
Europa ha demostrado con estas aprobaciones que quiere seguir tallando fuerte en el mercado de protección de cultivos, semillas y biotecnología cuyos ingresos superan los US$100 mil millones anuales en tiempos que el herbicida más vendido del mundo está pasando de manos americanas a las alemanas. De hecho, la combinación Bayer- Monsanto da nacimiento a un nuevo líder con una facturación de US$27.000 millones a nivel global.