Ocurre tras dos años de una veda por la influenza aviar en territorio argentino; el gigante asiático es un importante comprador de garras y alas
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En medio de la volatilidad internacional, generada por la guerra comercial que tiene su foco en la disputa entre China y los Estados Unidos, el sector avícola argentino festejó la reapertura de los envíos al gigante asiático: el lunes próximo comenzarán a realizar los primeros embarques después de dos años de veda por la influenza aviar. Si bien la Administración General de Aduanas y el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China anunciaron el levantamiento de la prohibición a la importación de estos productos hace tres semanas, recién este martes se habilitó el último paso para realizar los envíos a ese destino.
Desde hace varios días, y tras el levantamiento de la prohibición por parte de las autoridades de ese país, el sector avícola exportador esperaba que la Administración General de Aduanas de China (GACC) publicara las plantas autorizadas a exportar. Las firmas autorizadas recibieron el visto bueno para comenzar a cargar. “Se puede cargar”, fue el mensaje entre los empresarios, tras la modificación del Registro de Empresas de Importación de Alimentos de China (Cifer).
El Cifer es el procedimiento de registro para los establecimientos extranjeros que fabrican, procesan, almacenan alimentos y productos agroalimentarios que son exportados a China. Este trámite lo deben realizar las empresas exportadoras que hacen envíos a la República Popular de China.

En ese contexto y, a partir del aumento de los aranceles de Estados Unidos a China, que pasarán a ser del 104% desde este miércoles, en el sector empresario esperan que también haya un incremento en la demanda de estas proteínas del gigante asiático. Como sucede en los otros sectores afectados por los aranceles impuestos por Donald Trump, se espera que el sector avícola pueda potenciarse y afianzarse aún más en el mercado asiático.
De acuerdo con una fuente del sector empresario consultada, si se aplican los aranceles recíprocos, al igual que Europa, “debería incrementarse la demanda”. Reconocen que estos primeros meses del año están perdidos, por ende, se prevé que los ocho meses y medio siguientes que quedan del año, el sector avícola puede hacer envíos a China por US$150 millones, y de a poco restablecer ese mercado.
Aseguran que el levantamiento de la prohibición trajo aparejado un aumento en los pedidos de los importadores de ese país. Sin citar números, deslizaron que hay “muchos pedidos” hasta ahora en marcha, cuyas operaciones se tienen que concretar a partir de la semana próxima.
China representaba, antes de la influenza aviar, el destino del 45% de las exportaciones del sector avícola: era el principal mercado de los productos y subproductos avícolas como las garras y alas de pollo de la industria nacional. Como se mencionó anteriormente, esta decisión supone un alivio para la industria avícola local, que había sufrido, después de dos años de veda, una caída en sus exportaciones tras la detección de casos de influenza aviar en el territorio argentino.
Según el sector empresario, la medida restrictiva había impactado tanto en productores primarios como en la cadena exportadora, quienes no lograban ubicar los productos que se destinaban al gigante asiático. Vale recordar que la Argentina suspendió las exportaciones en febrero de 2023 tras detectar la influenza aviar altamente patógena (HPAI) en aves de corral comerciales, y que llevó a China a imponer una prohibición en marzo de ese año.
En agosto de 2023, la Organización Mundial de la Salud Animal (OMSA) le devolvió el estatus de “país libre de HPAI” a la Argentina, pero China no devolvió la aprobación de los envíos. A raíz de esta situación se comenzaron a generar negociaciones entre los organismos sanitarios de ambas naciones y el sector empresario para volver a aprobar los protocolos sanitarios, y, por ende, la autorización de las plantas proveedoras de estos productos aviares.
En rigor, las demoras en esas negociaciones provocaron pérdidas estimadas en cerca de 400 millones de dólares desde que se cerraron los envíos, de acuerdo con las estimaciones del sector exportador. “Hemos tenido otros mercados donde derivamos la producción de este tiempo y dentro de esos mercados hay que cumplir compromisos que todavía tenemos por semanas y, en algunos casos, por un par de meses para producir garras y alas como mínimo, que es lo habitual que se exporta a China”, comentó Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).
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