El creciente peso relativo de ESG (Environmental, Social & Corporate Governance o gestión de riesgos ambientales, sociales y de gobierno corporativo), que empezó con inversores institucionales y emisores de bonos para expandirse a la banca multilateral/comercial, es una tendencia global irreversible que irá marcando en forma progresiva diferencias en el acceso y el costo de las distintas formas de capital/financiamiento de las empresas. Y puede ser un error creer que estos nuevos requerimientos sean solo burocracia o una pérdida de tiempo.
Un estudio de la Universidad de Harvard desde 1990 sobre 90 empresas cuyas acciones cotizan en bolsa y de 28 diferentes sectores en los Estados Unidos concluyó que aquellas con una mayor adopción de criterios ESG tienen mejores índices de rentabilidad, mayor retención de personal y menor volatilidad que el resto.
Por otro lado, Generation Investment Management, el fondo de Al Gore que prioriza ESG en sus inversiones tomó notoriedad cuando decidió desprenderse de las acciones de British Petroleum antes del mayor derrame de petróleo de la historia.
El costo de no priorizar éstas y otras prácticas llevó a que empresas multinacionales sufrieran pérdidas de participación de mercado o caídas en el valor de sus acciones cuando salió a la luz que procesaron carne de caballo, vendieron productos que contenían salmonella o emplearon niños en talleres tercerizados.
Además, el análisis de los riesgos en el contexto del cambio climático y sus efectos en los negocios toman mayor relevancia por el enfoque preventivo de ESG, como es el caso de los acuíferos en los cultivos intensivos en Perú con sus posibles contingencias con comunidades de pueblos originarios o el tratamiento de efluentes de las industrias procesadoras de proteína animal.
Desde el punto de vista social, en Nueva York la empresa de yogures Chobani incorporó refugiados como empleados con remuneraciones atractivas y participación en los beneficios, generando así un impacto positivo en su negocio y en la comunidad.
Los recientes ESG linked-notes (préstamos ligados al cumplimiento y performance de ESG) que emitieron empresas globales de agronegocios tuvieron como principal incentivo una mejor tasa de interés.
Danone, con una transacción sindicada por US$2300 millones y en Asia los grupos Wilmar International por US$150 millones y Olam International por US$500 millones, confirman que esta tendencia liderada por grupos internacionales se irá extendiendo en forma progresiva a todo el universo de empresas.
El autor es socio de Grupo Agrarius (www.grupoagrarius.com)
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