Como complemento para los proyectos de eximir del Impuesto a las Ganancias a los salarios brutos de hasta 150.000 pesos mensuales, y los cambios en el régimen de monotributo, el Gobierno presentó una propuesta de modificación de Ganancias de las sociedades. Esto significa un incremento de la presión tributaria en un contexto macroeconómico crítico, sobre todo para las pymes del agro, que con poca cintura financiera, faltantes de insumos y preocupación por cuestiones climáticas pasaron un año de pandemia complicado.
El proyecto que impulsa el Gobierno propone un salto en la alícuota del 30% al 35% y mantiene otro 7% por distribución de dividendos.
De estas cifras podemos decir tres cosas:
- Que es muy sencillo alcanzarla, sobre todo en un contexto inflacionario
- Que es superior al promedio de ganancias del resto de los países de América Latina, ya que en la Argentina la tasa efectiva pasaría a ser del 40% mientras que en resto de los países de la región es de un 28,1% y el 23,7% en promedio en los países de la OCDE.
- Por último, alcanzará a cualquier empresa que gane más de 2,6 millones anuales que es al valor del dólar en nuestro país unos 1500 por mes.
Para ubicar un poco a aquellos productores que están preocupados por el aumento en Ganancias, lo que deberán analizar es la estructura de alícuotas marginales escalonadas que propone el proyecto.
Serán tres segmentos en función del nivel de ganancia neta imponible acumulada:
- Un primer escalón con una alícuota del 25% para ganancias netas acumuladas hasta $1.300.000
- El segundo escalón del 30% para ganancias netas acumuladas de más de $1.300.000 y hasta $2.600.000.
- Y, por último, un segmento del 35% para ganancias netas acumuladas superiores a $2.600.000.
En el caso de los dividendos distribuidos pagarán en todos los casos la alícuota del 7%, a través del impuesto cedular vigente.
Gastos para deducir
El primer consejo es que debemos ser prolijos con la generación de la información. Alinear muy bien la contabilidad y la gestión. El segundo consejo es que hagan reuniones breves con sus contadores, mínimamente tres meses antes del cierre para hacer una proyección de cuánto será el monto del impuesto a pagar y tomar algunas decisiones los últimos meses antes del cierre del ejercicio.
Es necesario revisar muy bien todos los gastos que no se habían considerado y que se puedan deducir. Algunos ejemplos son:
- Amortizaciones de maquinarias.
- Amortizaciones de reproductores.
- Gastos de siembra.
- Gastos de seguros de cosechas.
Hay una gran carga de frustración y desconfianza generalizada. Por un lado, vemos a la dirigencia polarizada, unos diciendo que hay que bajar los impuestos para atraer más inversiones y empleo y, del otro lado, expresando que eso no funcionó y que, por ende, entienden que se deben cobrar más impuestos y así agrandar el rol del Estado.
El productor hace años que siente que tiene un socio mayoritario que solo está en las buenas. Hoy la participación del Estado en la renta agrícola es de las más alta de la historia. En este sentido, el aumento en el impuesto es un atentado a la inversión productiva que sólo generará más informalidad y desconfianza a la que ya tenemos.
El autor es socio de Barrero & Asociados
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