Históricamente sabemos que la existencia de adversidades climáticas pueden generar procesos de liquidación que duran un corto período de tiempo. Recordemos que los ciclos de producción son característicos de la ganadería vacuna: los mismos están determinados por las oscilaciones de variables de carácter económicas y biológicas. Los ciclos ganaderos se manifiestan a través de las variaciones del stock, que surgen como consecuencia de cambios en la oferta y/o demanda de la carne como bien de consumo y que tienen la capacidad de retroalimentarse.
Son muchos los factores que condicionan la oferta de ganado. Además del clima, juegan un papel muy importante los precios, costos y expectativas. Los precios son función de la demanda (interna más la externa) y de la oferta. La demanda interna es altamente dependiente del nivel de ingresos, que depende fundamentalmente de la evolución de la macroeconomía.
El clima
Independientemente del retiro de la Niña, los efectos de la seca de 2022 ya han dejado su huella. Encuentra a los productores con menos reservas, recursos forrajeros deteriorados, hacienda más liviana y/o en peor estado corporal y, como si eso fuera poco, escasez y encarecimiento de todo tipo de suplementación. En ciclos pasados, en dónde la seca jugó un papel preponderante, hemos visto que la oferta aumenta como consecuencia de la necesidad de bajar la carga.
En un año electoral y en presencia de un gobierno tan intervencionista, se hace difícil pensar que ante un aumento de precios que esté por sobre la inflación el Estado no reaccione.
Existe una macroeconomía deteriorada con un alto ritmo inflacionario, bajo poder adquisitivo y que, además, posiblemente entre en recesión. Roberto Cachanosky escribió: “Frente al gran descalabro fiscal, el ministro de Economía, apuesta a licuar el gasto público incrementando jubilaciones, planes sociales y sueldos del Estado por debajo de la inflación. Por eso el déficit primario crece por debajo del aumento del IPC. El consumo solo podrá aumentar si el Gobierno decide incrementar jubilaciones, subsidios y sueldos de empleados públicos por encima de la tasa de inflación, lo cual llevaría a aumentar el déficit fiscal y acelerar el ritmo de aumento de los precios.”
La exportación
Se esperan menores precios para marzo. Al parecer a partir de dicha fecha, China enviará señales de los precios que avalará. Para Mario Ravettino, del Consorcio ABC, “la realidad para los primeros meses del año entrante nos depara precios entre 30% y 40% inferiores a los del año pasado”. Sabemos que el valor y volumen exportado son cruciales a la hora de formar precios del gordo
En tanto, los insumos suben proporcionalmente más que los ingresos. La cantidad de insumos que se compran con 1 kilo de novillo ha ido disminuyendo.
En la cría, en 2023 se esperan menos kilos por ternero destetado, mayor cantidad de vientres vacíos y, además, con peor condición corporal. Posiblemente haya un adelantamiento de la zafra, provocando una sobreoferta que termine impactando negativamente en los precios. Por otra parte, la mayor cantidad de vacas vacías y la menor receptividad de los campos puede ser un motivo para que los criadores aumenten la remisión de dicha categoría a faena. En 2024, menor cantidad de terneros debido a una merma en los porcentajes de preñez del servicio 2022.
La invernada deberá lidiar con la compra de animales más livianos, y un mayor costo de producción. Ello puede ocasionar la salida a faena de animales con menores pesos de lo ocurrido en 2022. Los invernadores tienen en su poder una gran cantidad de hacienda del año que pasó (795.000 terneros/as más que el promedio de los últimos 4 años). Por lo tanto, es posible que la capacidad de compra sea inferior a la de otros años.
El engorde a corral es una actividad que se ve altamente comprometida, por la mala ecuación existente entre los costos de producción, altos valores de reposición y bajos precios de venta. Para el año próximo, el costo de alimentos será mayor y solo será posible que el negocio arroje números positivos con una disminución en los precios de compra de la invernada. La relación con el maíz está muy por debajo del promedio, ubicándose cerca de los mínimos históricos.
Muchos productores agrícolas son también productores ganaderos. En general, el excedente generado por la agricultura es luego volcado en planteos ganaderos. La seca dejará a muchos desfinanciados y, por ende, con poca capacidad de compra de animales y/o nula necesidad de proteger su capital de la inflación a través de la compra de ganado.
La demanda está altamente correlacionada de manera positiva con el nivel de ingresos. El salario mínimo vital y móvil se encuentra muy por debajo del valor promedio de la serie que va desde 2005 a 2022.
El tipo de cambio es el comodín que puede causar una serie de modificaciones en la cadena de carnes. Un tipo de cambio más alto permite que la Argentina sea más competitiva con los otros países productores. Esa mejora se traduciría en un apalancamiento a la producción de carne. Si por alguna razón el ritmo de la devaluación llegara a ser mayor que la inflación, el peso relativo de la exportación (precio y volumen) tendría impacto muy marcado en el precio del gordo.
Precios de la invernada
Las variaciones del precio de la invernada están explicadas en más de un 90% por las variaciones del precio del gordo. Aunque puntualmente en 2023 su comportamiento respecto del histórico pueda verse alterado. El precio de la ternerada se verá afectada negativamente con la continuación de la seca, por dos razones; el criador tiene que bajar cargar y el invernador no puede subirla.
Precios del gordo
La falta de lluvias puede afectar la provisión de animales para la faena al finalizar el verano. La existencia de menores precios va a contramano de la retención de hacienda, dado que los resultados altamente positivos son quienes posibilitan invertir para aumentar la productividad, y no descapitalizarse. En la actualidad es necesario vender mayor cantidad de hacienda que hace un año atrás para igualar ingresos. Por lo tanto, el nivel de precios determinará la cantidad de hacienda remitida a faena.
En conclusión, es muy posible que 2023 sea un año complicado, no solo por lo que dejó el clima, sino también por lo que puede ser por el factor precios. Un mercado interno deprimido, un año en que la política no dejará a los precios ganaderos librados. Habrá una merma en la demanda de invernada debido al menor poder de compra de engordadores (a pasto y a corral), que se traducirá en menos recursos para el criador fundamentalmente. Vemos un año en que la ganadería será hiper dependiente de lo que suceda con los precios y volúmenes exportados.
El autor integra Econoagro
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