Se habla de la posibilidad de que las empresas no respeten acuerdos oportunamente pactados con los productores y que no reconozcan aumentos al pagar lo recibido en junio
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En los últimos días se mencionó la posibilidad de que los industriales lecheros no respeten acuerdos de precios oportunamente pactados con los tamberos y que no reconozcan aumentos al pagar la leche entregada en junio. La decisión cae mal entre los productores porque, si bien hubo una recuperación de los precios del producto en los últimos meses, también es cierto que hubo un largo período de quebranto durante el cual no se atendieron las amortizaciones y se generó un fuerte endeudamiento.
Por lo tanto, se requiere que los precios mantengan su capacidad de compra por un largo tiempo para recuperar las dañadas economías de los productores. “El último precio que se pagó a los tamberos en mayo promedió $389,33 por litro, según el Siglea, y se habla de mantener ese valor para junio por parte de las usinas”, precisa el consultor Marcos Snyder.
En los últimos 12 meses el valor de la leche subió 303% y superó a la inflación de ese período, lo que dio lugar a la recuperación mencionada y a una mejor relación insumo/producto que durante 2023. Por ejemplo, “hoy con 1 litro de leche se pueden comprar más de 2 kilos de maíz, versus 1,2 kilos que se podían adquirir en noviembre de 2023″, compara.
Menor producción
No obstante, Snyder explica que “la recuperación de valores proviene de una menor producción de leche, que cayó un 14% en lo que va del año, como consecuencia de la menor cantidad de vacas en ordeño y de una menor producción individual por resentimiento de la condición corporal y escasez de forraje”.
En ese contexto, la foto del precio de la leche es buena, pero hay muchas dudas por el desarrollo de la película si se concreta el planchado de los valores por parte de la industria. El consultor resalta que las empresas tamberas arrastran una deuda importante a raíz de las sequías de los últimos años y de los quebrantos por bajos precios; además, deben hacer frente a amortizaciones no realizadas en maquinaria e instalaciones, que exigen un precio que mantenga su poder adquisitivo y proyecte rentabilidad a la empresa.
Por último, recuerda que los tambos están entrando en la época del año que exige mayores gastos de alimentación, con perspectivas de una primavera con lluvias menores al promedio, una combinación preocupante si se agregan precios “estatuados” frente a una inflación que está muy lejos de verse doblegada.
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