Si bien no afecta a los humanos, provoca altas pérdidas para la producción de cerdo y, en esa línea, el Senasa y el sector privado están intensificando acciones para evitar su ingreso
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“Medidas extremas para que el virus no entre”. Desde agosto pasado, la peste porcina africana, por su alto nivel de contagiosidad, ya afecta a más de un 80% de la producción de cerdos en República Dominicana y en Haití. Antes había generado la mortandad de millones de cerdos en China y otros países del sudeste asiático y pérdidas en naciones de Europa. Por este motivo, en el país, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) declaró la alerta sanitaria para hacer frente y disminuir, con recursos, el riesgo de ingreso, exposición y diseminación de la enfermedad. La enfermedad es mortal para los cerdos pero no afecta a los humanos.
“Los países de la región están estableciendo estas alertas preventivas sanitarias que, entre otras cosas, permiten disponer de manera ágil, en caso de que sea necesario, partidas presupuestarias para poder afrontar algún tipo de emergencias en caso de necesitarla”, dijo Ximena Melón, médica veterinaria y directora nacional de Sanidad Animal del organismo.
Entre las medidas que trabajará el Senasa está la prevención de ingreso en la importación de mercancías porcinas que pudieran vehiculizar el virus “con exigencias sanitarias en origen”, control en el ingreso de turistas, con especial atención en los que regresan de países que en la actualidad están cursando la enfermedad, extremar las medidas de bioseguridad en las granjas porcinas, así como también la capacitación y difusión a la población.
En diálogo con LA NACION, el consultor porcino Juan Uccelli señaló que hace tiempo que se viene trabajando de manera pública-privada en el tema, pero que ahora se intensificaron las medidas de bioseguridad.
“Estamos ocupados para que no ingrese la enfermedad, es un trabajo publico-privado, donde todos vamos para el mismo sentido. Reforzamos los ejes de prevención, trabajando mancomunadamente con los productores de agricultura familiar, porque esta enfermedad no discrimina y ataca tanto a establecimientos porcinos como a pequeños y medianos criadores, así como también a cerdos salvajes y jabalíes”, afirmó.
Ya en agosto pasado, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) había notificado que el virus estaba afectando a cerdos de granjas de traspatio en 11 provincias dominicanas y advertido que los brotes habían comenzado el 10 de abril de este año.
“Es una enfermedad de los porcinos, cuyo virus tiene la capacidad de permanecer viable en materia orgánica por largos períodos (sangre, alimentos cárnicos no procesados térmicamente, cadáveres, etc.). Además, tiene alta letalidad y no existe una vacuna eficaz que permita la contención de la enfermedad”, indicaron en el Senasa con la publicación de la resolución 564/2021 en el Boletín Oficial.
En la Argentina, según el especialista, existen unos 5200 productores porcinos pero tenedores de cerdos son más de 50.000. “Como primera cuestión se debe reforzar los controles en los aeropuertos y en los puertos. Ya se extremaron las medidas en los vuelos provenientes de América Latina, más específicamente de la compañía COPA. Los barcos provenientes de países que tienen la enfermedad, por ejemplo de China que vienen a cargar granos y que tengan residuos del animal, deben cumplir el protocolo y pagar el servicio de un tratamiento térmico especial. Eso es clave. En República Dominicana (la enfermedad) entró por la basura de un barco”, indicó Uccelli.
“En cuanto a las fronteras terrestres se debe tener un control exhaustivo para impedir el ingreso de cerdos en pie y de todo tipo de alimentos relacionados con este animal”, añadió.
“Si bien no provoca ningún daño a la salud humana, el virus es muy resistente a las condiciones adversas, muta con facilidad y su contaminación es muy alta. Es incontrolable, por eso hay que ser muy rigurosos en su control”, explicó.
Uccelli contó que un estudio de Estados Unidos indicó que si la enfermedad llegase a entrar en ese país afectaría la producción de cerdos entre un 40 y 50%. “En nuestro país sería similar, sumado a que, por más que el virus no afecta la salud humana, la gente automáticamente cuando se habla de peste lo deja de consumir. Por lo que el daño sería aun mayor para los productores”, aseguró.
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