Tito Efraín Díaz Muñoz, representante del organismo en la Argentina y Uruguay, el sector no está en el banquillo de los acusados
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Productividad y cuidado del ambiente no son términos contradictorios para la ganadería. Tampoco la incorporación de la tecnología y el desarrollo regional. En una entrevista con la nacion, el director interino de la FAO, organismo para la alimentación y la agricultura de las Naciones Unidas, Tito Efraín Díaz Muñoz, médico veterinario con una amplia carrera como investigador en su país, Colombia, y en toda América Latina, explica por qué la ganadería puede ser más sostenible de lo que ya es.
-¿Por qué la FAO está hablando de ganadería sostenible?
-En realidad viene hablando desde 2015. Por el Acuerdo de París, todos los países que integran las Naciones Unidas pusieron el tema de la sostenibilidad y el cambio climático en la agenda. Como organismo de la alimentación y la agricultura apoya las políticas de los países con una visión amplia, que incluye ganadería, bosques y pesca. Y lo hace con una mirada integral de la sostenibilidad. Habla de la ganadería por su contribución a la sostenibilidad económica, social y ambiental que muchos desconocen o no tienen en cuenta.
-En los últimos años la ganadería fue puesta en el banquillo de los acusados por los relevamientos de emisiones de gases de efecto invernadero, ¿es correcto eso?
-Por supuesto la ganadería genera gases de efecto invernadero, especialmente metano que es un proceso normal de la digestión que hacen los rumiantes de esos forrajes. También se puede producir óxido nitroso o CO2 especialmente cuando hay deforestación. Pero lo que pasa es que no se ha tenido la ecuación completa. Se hace mucho énfasis en las emisiones, pero también los pastos y los forrajes capturan carbono de la atmósfera, secuestran carbono. Si uno hiciera la ecuación completa de cuánto se emite y cuánto se captura en los sistemas ganaderos de América Latina estaríamos muy cerca de sistemas carbono neutrales. Hay datos incipientes que todavía no se han generalizado.
El otro punto es que del total de emisiones de la ganadería es muy poca en relación con la emisión de otros sistemas productivos como el energético o los combustibles fósiles. Necesitamos mucha más evidencia de cómo es el balance entre las emisiones y las capturas. Ya hay datos de nuestra región, en la Argentina y Uruguay, por ejemplo, que muestran que una pradera de forrajes muy bien manejada, el carbono secuestrado puede ser de entre una y cinco toneladas. Lo que tenemos que hacer ahora es avanzar en la toma de información de ese balance y vamos a tener elementos para demostrar que, en realidad, ese no es un problema de la ganadería.
La productividad y la sostenibilidad van de la mano. Si se mejoran los indicadores de la edad al primer servicio o la edad al entore o si se mejora la natalidad y pasamos del 65 al 80 por ciento y se mejora el manejo de las praderas, perfectamente estamos hablando de reducción de las emisiones de un 30% por kilo de producto, pero al mismo tiempo estamos mejorando la productividad. El caso de América Latina hay un caso de “gana-gana”. Ese es el gran reto.
El otro problema es que se ha asociado el crecimiento de la ganadería a la deforestación. No se puede desconocer, ha pasado en países que la ampliación de la frontera agrícola se ha hecho deforestando. En el caso de América Latina, si logramos desacoplar el crecimiento de la ganadería de la deforestación también vamos a hablar de una ganadería que es sostenible. Se ha demostrado también por el auge de los sistemas silvopastoriles.
-¿Qué factores influyen para alcanzar esa combinación de productividad y sostenibilidad?, ¿un mayor conocimiento técnico, mejorar la ecuación económica o difundir mejor la tecnología?
-Es una combinación de las tres. Hay que tener mayores recursos en los institutos de investigación para tomar esas medidas. Tomar ese balance de carbono cuesta plata. Se tienen datos, pero se necesitan más. Con la información tecnológica que hoy existe de genética, nutrición, de manejo de pastizales y forrajes estoy convencido se puede mejorar nuestra ganadería sin tumbar un árbol más en las zonas que ya están colonizadas. Se puede intensificar la ganadería de modo sostenible aun con la tecnología que ya tenemos. Y el tercer punto es que se necesitan mejorar los servicios de extensión y transferencia de tecnología.
-¿Cómo puede conjugar un pequeño y mediano productor su trabajo con esto de las emisiones?
-En América Latina hay 16 millones de predios ganaderos, de los cuales un 90% son pequeños y medianos productores. Es necesario fortalecer los mecanismos de acceso al conocimiento y a la tecnología. La Argentina tiene un antecedente muy bueno con el INTA en ese aspecto, pero hay que ampliarlo con el uso de las nuevas tecnologías a medida que se avance con los temas de digitalización. Y hacerlo con la agricultura familiar organizada en grupos, cooperativas y asociaciones. Es muy difícil lograrlo si el productor está aislado. En la medida en que son más eficientes están contribuyendo a mitigar el impacto del cambio climático. En FAO promovemos que haya mayor difusión de lo que hacen los sistemas ganaderos en su contribución a la parte económica, ambiental y social. Primero es la organización, luego, que tengan servicios tecnológicos y el tercero es la asistencia financiera, que incluyen los seguros. Hay un potencial muy grande para mejorar la productividad.
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