Estamos asistiendo a una nueva medida de restricción dictada por el Gobierno, esta vez –y otra vez nuevamente apuntando a alguna producción importante de nuestro país– suspendiendo las exportaciones de carne por un lapso de 30 días.
La idea de las autoridades es que con esta medida, bajen o se acomoden los precios “internos” de la carne, seguramente pensando en que se beneficiará a la “mesa de los argentinos” en detrimento de la disminución de las exportaciones que no benefician a los ciudadanos de a pie.
Es llamativo como en forma casi “mensual” -y últimamente hacia el sector agroindustrial- aparecen en el escenario gubernamental a través de funcionarios opiniones, declaraciones con palabras que parecen amenazas, prohibiciones, restricciones, queriendo mostrar que el “estado controla o va a controlar” las cosas para que “los privados” entiendan quien es el que manda. Lamento desilusionar a aquellos que piensen esto, pero no funciona, funcionó ni funcionará así.
En ningún lugar del mundo las restricciones hacen que las cosas mejoren o cambien. Y menos si se hacen sin programación, planificación, ideas, y menos aún sin consenso y diálogo. Esta medida que el Gobierno lanzó y comunicó ya tuvo su antecedente más inmediato en marzo de 2006, cuando con el mismo fin de controlar y buscar bajar los precios de la carne en el mercado interno, se prohibió exportar por 180 días.
Después parece que se “olvidaron” de levantar la medida, ya que la misma duró 10 años, con estas consecuencias, donde se cerraron más de 130 frigoríficos; se fundieron miles de productores ganaderos; el stock de hacienda entre marzo de 2006 y marzo de 2011 cayó (como ejemplo) más de 20%, esto fue más de 12 millones de cabezas de ganado; el volumen exportado en casi 10 años cayó más del 70%; se perdieron casi 12.000 empleos genuinos en la cadena cárnica; no se cumplió por nueve años con la Cuota Hilton; se dejaron de exportar más de US$14.000 millones de distintos tipos de cortes de carnes en ese lapso; en el año 2015 nuestro país que siempre había estado entre los 3 o 4 primeros exportadores de carne del mundo, estaba 13 en el ranking por debajo de Bielorrusia, exportando no más de 170.000 toneladas por año; y así puedo seguir.
El Gobierno entiende que el problema de los precios y su aumento es la inflación. No entiende que el esquema de “Precios Cuidados” no es para mucho tiempo y no funciona finalmente (estos días aumentaron más los precios de estos productos que los “no” cuidados).
La pregunta del millón sería: ¿para qué están haciendo esto si ya saben que fracaso, atrasa, no conducen a nada bueno, y finalmente perjudica a la Argentina? ¿El Gobierno no piensa que suspendiendo exportaciones por 30 días hay contratos firmados, convenios, acuerdos, compromisos, cartas de crédito tomadas que no se van a cumplir, con las consecuencias de perder mercados y clientes?
Nuestros países vecinos creo que estarán “celebrando” estas medidas, y agradeciendo su “generosidad” ad-honorem. En el tenis, los partidos se pierden casi siempre por acumulación de “errores no forzados”, equivocaciones propias producto de que el rival fuerza a que existan, o porque uno mismo las comete. En nuestro caso, creo que es esto último, y por eso es más lamentable aún ¿Saben por qué? Porque esto ya pasó, y no resultó.
Y los que lo están haciendo ahora, lo hicieron en uno de sus gobiernos anteriores y lo mantuvieron por 10 años. Si esto es una medida que dictaron para “sentarse a negociar” después – otra bomba de humo -, marcan que el diálogo no existe y es ficticio. Si no es así y van para adelante, por qué lo hacen, cuánto va a durar esta medida “en serio”, y porqué irán después.
Ojalá piensen en la gente, y no nos mientan más a los ciudadanos. Todos sabemos lo que aporta al país la agroindustria y sus segmentos. No la demonicen, no hace falta porque no es verdad. Solo exportando más y mejor, vamos a poder salir del estancamiento y podremos – si queremos – encaminarnos hacia un desarrollo real como país. Siempre se está a tiempo de hacerlo y ponerlo en práctica. Las autoridades tienen la responsabilidad de dar las herramientas para que esto pase. Sino sería muy triste siempre esperar a ver cuál será el próximo error.
El autor es director General de CONFIagro. Fue ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires en 2015-2019
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