La productora María Elisa Irastorza sufrió el ataque de dos bolsones en un campo alquilado en Maipú. A nivel país ya vandalizaron 216 desde el año pasado
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“Te dan ganas de llorar de impotencia. Me quedé shockeada porque sabía que no era algo dirigido a mi, sino contra el campo. No quiero que nada de esto me saque las ganas de seguir trabajando en el campo y de seguir adelante en esta actividad”.
Así se refirió la productora agropecuaria María Elisa Irastorza luego que ayer por la mañana se encontrara con dos de sus bolsones con silo de maíz picado tajeados de punta a punta en el campo que arrienda en el partido de Maipú, lindero al departamento de General Madariaga.
Ya totalizan 216 los bolsones vandalizados desde el año pasado a nivel país, según un relevamiento que lleva adelante LA NACION. En lo que va del 2021 son 47 los silobolsas siniestrados.
Todo sucedió cuando el lunes bien temprano el encargado del establecimiento, ubicado a unos seis kilómetros de la ruta 56, sobre un camino rural, fue hasta el corral para largar los terneros de recría encerrados en una plazoleta de silo desde la noche anterior y se encontró con los dos silobolsas siniestrados.
“Todas las noches encerramos a la hacienda de recría para que coman silo y a la mañana los mandamos a alguna de las parcelas con verdeo. Eran dos bolsones con 200 toneladas de materia verde cada uno, que me costaron más de un millón de pesos producirlos y que estaban destinados como reserva de alimento de las vacas y de los terneros para todo un año”, relató a LA NACION.
“Y no solo esa pérdida del alimento sino que teníamos un manejo previsto que ahora lo tenemos que cambiar sobre la marcha. No lo podés vender y para que el costo no sea mayor aun, en menos de un mes debo darle a la hacienda todo un alimento acopiado para un año”, añadió.
Irastorza contó que para aumentar la carga productiva este año había decidido hacer silo de maíz en ese campo alquilado y, de esa manera, poder racionar durante el invierno hasta la primavera a todo el rodeo.
“Es la primera vez que me pasa. Tenía mucha bronca y frustración pero entendí que no lograba nada quedándose de brazos cruzados. No teníamos tiempo para perder, así que enseguida y antes de que llueva, junto a mi familia y a los amigos de mis hijos, nos pusimos a tapar los bolsones abiertos con plásticos sujetándolos con tierra y piedras para que no se vuelen y así tratar de salvar la mayor parte del maíz para la hacienda”, describió.
Con 46 años, Irastorza trabaja todos los días en el campo. Cada año trata de mejorar la productividad de su rodeo. Solo habían pasado unas horas de haberse enterado del ataque y ya había conseguido un mixer prestado para poder repartir de una mejor manera el alimento.
“Soy una apasionada de lo que hago y no quisiera que esta gente dañina y con resentimiento empañe el entusiasmo intacto que tengo y que trasmito día a día a mis hijos”, dijo. “Hice la denuncia en Maipú porque no se deben avalar este tipo de conductas”, finalizó.
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