Al productor Pedro Giebert le carnearon una enorme cantidad de vacunos en su establecimiento Santa Sofía, cercano a la ciudad de Santa Elena, en Entre Ríos
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Setenta denuncias y más de dos millones de pesos perdidos parecieran haber caído en un agujero negro. Esa es la sensación que tiene el productor entrerriano Pedro Giebert luego de realizar decenas de denuncias por abigeato ocurridos en su establecimiento Santa Sofía, ubicado a unos tres kilómetros de la localidad de Santa Elena y por las que no obtuvo ninguna respuesta positiva.
Según señaló el productor, si bien solo pudieron constatar el faltante de 70 animales, estima que la pérdida podría ser mayor y que lo sabrá el día del recuento de la hacienda. Asimismo, indicó que en el último tiempo, los robos se volvieron más frecuentes a la falta de inactividad del Estado.
Las 6000 hectáreas del campo familiar que maneja y en la que hace un planteo mixto agrícola ganadero se encuentran circunvalado por el arroyo Feliciano, por lo que cree que los delincuentes entran a los lotes donde esta la hacienda en bote o caminando por la orilla del arroyo y se retiran de la misma forma con los animales faenados a cuestas.
“Entran por el arroyo o sino vienen caminando o a caballo desde el pueblo, con perros y armas. Cortan los alambrados dispuestos a llevarse algo, no se van ir con las manos vacías”, dijo a LA NACION.
Y, a pesar de que tiene seis peones que recorren todos los días los distintos potreros, eso no alcanza. “Todas las semanas son al menos dos animales faenados y que encontramos solo el cuero, la cabeza, las vísceras y las patas. Sin ir más lejos, la semana anterior nos carnearon dos terneros y una vaca”, detalló.
En este contexto, Giebert señaló que si bien hay un destacamento policial a unos 12 kilómetros de su campo, no sirvió de mucho. “La patrulla viene hasta acá cuando los llamo, pero nunca logran agarrarlos. No somos los únicos quienes sufrimos este tipo de delitos rurales, pero al tener un rodeo con 2000 animales y una forma accesible para ingresar a robar sin llamar la atención y pasar desapercibidos, somos blanco para los delincuentes”, dijo.
“Estamos cansados y por eso es que decidimos ir más arriba y enviar una carta a la Dirección Provincial de Delitos Rurales para informar a las autoridades que los animales faenados equivalen a más de $2300 millones de pérdidas económicas”, añadió.
Para el productor, cuando encuentran un animal faenado en el campo, la impotencia es cada vez más grande. “Da mucha bronca porque pagamos impuestos inmobiliarios altísimos en la provincia para recibir a cambio una contraprestación, pero eso no pasa. Necesitamos que el Estado nos garantice que el negocio que hacemos en el campo sea rentable sino ¿cómo pagamos los impuestos?”, se preguntó.
Como séptima generación de productores agropecuarios en la zona, Giebert recibió el apoyo no solo de su padre y tíos sino de toda la comunidad. “Mi papá me dice que hay que encontrarle la vuelta para que esto se termine en algún momento, pero si la Justica no cambia es imposible acabar con los delitos rurales”, finalizó.
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