En la muestra, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) participa con un ejemplar cuya genética proviene del Bovino Criollo Patagónico, encontrado en el Parque Nacional Los Glaciares, en la provincia de Santa Cruz
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El martes pasado, muy temprano, “La Yoli” llegó desde Lomas de Zamora y se acomodó en la fila en el Pabellón Ocre del predio de Palermo, a la espera de la jura en la 135º Exposición Rural. Aunque al lado suyo ya había una compañera, desconoció el lugar y miraba de lado a lado medio asustada.
Solo se tranquilizó cuando vio a Tomás Luque, que con 19 años era uno de sus cuidadores elegidos. El joven es estudiante de 1º año de la carrera de Zootecnia en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Lomas de Zamora (UNLZ). “La Yoli”, por su parte, es un ejemplar de la raza Bovino Criollo, que pertenece a la UNLZ y competirá mañana en la pista central. Entrará en la categoría vaquillona menor ya que no tiene todavía los dos años.
La aventura de esta institución se inició allá por 1989, cuando se descubrió una población asilvestrada de estos animales en el Parque Nacional Los Glaciares en la provincia de Santa Cruz, que hasta ese momento el Bovino Criollo Patagónico se creía extinguido. Cuando se comenzó a investigar se vio que el rodeo generaba disturbios ecológicos, perjudicando la flora, la fauna autóctona de la región y la actividad turística del parque.
Fue ahí que la facultad decidió comenzar con un programa para extraer, conservar y caracterizar a estos bovinos, con el objetivo de preservar su material genético único. Sin embargo, no fue una tarea fácil.
Primero había que reclutar el ganado criollo cimarrón que estaba disperso por todo el parque, acercándose a ellos con mucha cautela para capturarlos con lazos y sujetarlos en un lugar seguro. Luego llevarlos hasta un lugar en la costa donde puedan ser embarcados para después cargarlos en un barco y trasladarlos hasta Punta Banderas. Pero la cosa no terminaba ahí, faltaba cargarlos en un camión hacia un lugar transitorio para alimentarlos y que se repongan del estrés. Esto para finalmente subirlos en un camión para su traslado definitivo.
En 1991, tras 12 días de permanencia en Bahía Onelli, los científicos capturaron 21 animales, de los cuales se pudieron embarcar 17 vivos en la lancha Silvana, con destino a Puerto Banderas y desde allí trasladarlos hasta la chacra 9 de Julio en la provincia patagónica.
En 1992, con similares características que la anterior, pero con una estadía más prolongada, en total fueron 30 días de trabajo, con un resultado de 39 animales capturados de los cuales 33 se embarcaron vivos. Luego se hicieron dos capturas más en 2000 y 2003.
A partir de estos ejemplares, se eligieron los reproductores donantes de material genético para la concreción de un banco de germoplasma crioconservado en el Centro Genético Eolia, de la localidad bonaerense de Marcos Paz, que cuenta actualmente con unas 2400 dosis de semen correspondiente a 19 toros.
“La Yoli” es parte de este programa. Luque, junto otros cinco compañeros de la facultad son los cabañeros que se turnan para cuidarla. “Nos repartimos los horarios hasta que finalice la muestra. Hoy llegué a las 8 de la mañana y mi reemplazo viene a las 2 de la tarde”, dice a LA NACION.
Los nervios del joven pasan porque será la primera vez que entre y presente un animal en la pista central. “Es un orgullo para mi. Ya nos sentimos ganadores solo por el hecho de venir acá, haber pasado la admisión y poder competir”, cuenta el estudiante.
Agustín Candela es de Banfield, estudia agronomía también en Lomas de Zamora y acompaña a los chicos en la exposición y es un fiel defensor de la raza. “Al venir a Palermo, la facultad apunta a visualizar el trabajo de genética que está haciendo con los animales que tenemos, en este caso la raza es Bovino Criollo con la cepa del sur”, describe.
Al futuro ingeniero agrónomo le encanta y disfruta venir a Palermo. “La idea es volverla a traer quizás el año que viene, ver cómo se maneja, sacar quizás otro toro como se hizo el año pasado. Con ‘Veneno’, un toro que trajimos el año pasado, salimos terceros. Me encanta. Es mi mundo. Cuando me reciba aspiro a tener un lugar propio y hacer trabajos de mejoramiento genético así como hacen las universidades”, cierra.
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