En el sur de la provincia, productores de San Rafael llevan adelante un plan que busca, a través del riego por goteo subterráneo, mejorar la producción forrajera de esa región
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MENDOZA.- Apuntalar y salvar a la ganadería del sur provincial luego de décadas de crisis y “orfandad” en la agricultura. Ese es el plan a largo plazo que comenzaron los productores de San Rafael de la mano de las asociaciones empresarias del sector, enfocados en la elaboración innovadora de forrajes, a través del riego por goteo subterráneo. Una vez más, la tecnología al servicio de una economía regional en problemas.
La idea surgió en 2018 cuando la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de la comuna sureña estaba preocupada por el futuro del campo al advertir que la producción agrícola convencional del sur mendocino venía en caída permanente, desde hace 40 años.
“Encaramos un estudio para poder diagnosticar las causas de esa depresión, debacle o regresión de la agricultura sureña”, contó a LA NACION Osvaldo Fernández, ingeniero zootecnista y ganadero en el área bajo riego en San Rafael, extitular de la asociación empresaria.
De esta manera, según explicarpn en el sector, se llegó a causas “multifactoriales”, por una sumatoria de elementos: cultivos largamente perennes, que tienen un horizonte de planeamiento de 20 o 30 años como pueden ser la ciruela, el durazno y la vid; sucesivas administraciones nacionales que cambiaron el rumbo político o económico y dejaron expuesta a la actividad sin poder defenderse; inclemencias climáticas que complicaron la producción, ausencia de asistencia oficial local y nacional, entre otros factores.
Para graficar los problemas que percibían a diario, los empresarios pusieron un ejemplo concreto. “Se planta un árbol frutal con una expectativa y después cambian las condiciones, ya sea inflación o tipo de cambio. Entonces, se pierde dinero y el negocio cierra, sin contar otro problema: el flagelo de las tormentas”, señalaron.
Bajo este escenario complejo, en la Cámara de Comercio detectaron otro problema no menor: la orfandad. Así, este “factor común”, que refiere a la ausencia de gestiones gubernamentales tanto provinciales como nacionales en el desarrollo de la agricultura del sur local, la asociación decidió tomar la posta y generar propuestas en torno de las 60.000 hectáreas que tiene el río Diamante y las 60.000 hectáreas para el río Atuel, dos valles que dominan el escenario del sur, sobre todo en San Rafael y General Alvear.
“Encontramos que la producción de forrajes en el área bajo riego era una alternativa para hacer ganadería y sortear todos los problemas estructurales del país, atentos a la demanda local de forraje y carnes, tanto de compra de terneros como de novillos gordos”, explicó Fernández.
En este sentido, en el sector pusieron en valor un dato destacado: Mendoza consume 450.000 novillos gordos por año y produce solo 50.000 anualmente, por lo cual hay un mercado de 400.000 para vender. “Hay que resaltar que Mendoza genera 150.000 terneros por año, con lo cual para los engordadores de hacienda hay un mercado donde comprar esos terneros y también un mercado donde venderlos”, indicaron en la asociación.
De esta manera, no solo se hizo una propuesta de ganadería bajo riego para darles solución a todas las hectáreas que se van desocupando con la agricultura tradicional y que hoy están en virtual estado de abandono, sino que se trabajó en proyectos innovadores para hacerse cargo de esa orfandad, en el largo plazo.
“Queremos mostrarles a todos los productores de la región que produciendo forrajes con tecnología, como el goteo subterráneo o riego por aspersión o cualquier otra que haga elevar las producciones se convierten en actividades que son rentables y sustentables en el tiempo, independientemente de los gobiernos de turno. Son hectáreas que no deben estar en abandono sino ocupadas con forraje para engordar novillos y venderlos en Mendoza”, señaló Fernández, quien reconoce que en los últimos años el gobierno mendocino comenzó a hacerse cargo de la ganadería, con líneas de crédito y normas que promueve el engorde bajo riego, a través de un subsidio del 10% de los kilos de carne que se produzca en el área determinada.
Actualmente, la Cámara se dedica a proponer actividades y hacerse cargo de un modelo de producción para que los productores puedan ir a mirar el riego por goteo subterráneo, y así replicar este sistema de producción capaces de tocar los techos genéticos del maíz, el sorgo, la cebada y la alfalfa.
“El agua se aplica en la raíz del cultivo, con una eficiencia del uso por arriba del 95%, con todos los beneficios que esto tiene. Seguimos instalando los equipos, que funcionan con tecnología y aplicaciones específicas. Es eficiente la técnica porque también se ponen los nutrientes a nivel radicular como el nitrógeno, fósforo, magnesio, entre otros”, destacó Fernández.
El proyecto forma parte de la convocatoria “MendozaTec Asociativo”, que se lanzó desde el Ministerio de Economía, a través de la Dirección de Innovación y Desarrollo Económico para promover procesos de innovación en los ecosistemas productivos de la provincia.
En este sentido, se apuntó a la resolución de problemáticas o desafíos vinculados a mejoras competitivas, con un componente adicional: la presentación de manera colaborativa, ya sea en grupo de productores o asociaciones empresarias, acompañados por instituciones académicas y científicas vinculadas al desarrollo de software.
El programa destinó fondos por más de US$900.000 para los proyectos seleccionados, entre los que se encuentra el de la Cámara de San Rafael, el cual consistió en un paquete tecnológico modelo e innovador que implicaba la incorporación de nuevas técnicas y conocimientos para la producción de pasturas o alimentos para la cadena de valor de la ganadería, por lo que tiene un doble impacto.
“Mejora la eficiencia de riego y el uso energético por lo que se trata de un ‘proyecto verde’ que apunta a la sostenibilidad económica y ambiental, ya que con esa producción de alimentos se facilita un insumo clave para hacer crecer la cadena de valor de la ganadería de Mendoza, uno de los grandes desafíos en la provincia. Además, es una innovación tecnológica, porque es una forma o metodología diferente de desarrollar la actividad”, explicó a LA NACION, Federico Morabito, titular de Innovación y Desarrollo Económico de Mendoza.
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