Las reservas se terminaron a principios de agosto y el rebrote del forraje no llega; cada empresario deberá encontrar la respuesta que resulte el mal menor para este difícil momento
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La sequía que se viene manifestando desde hace tiempo está pegando duro en los rodeos de cría, además de sumar interrogantes en los cultivos agrícolas. Las vacas están en el tercer mes luego de la parición, con el ternero con requerimientos altos y con muy poco pasto. En esas condiciones tendrán serias dificultades para volver a ciclar y preñarse. En muchos campos, las reservas se terminaron a principios de agosto y el rebrote del forraje no llega. Y aunque lloviera en los próximos días, recién 20 días después habrá volumen suficiente de pasto para que comience la recuperación de los vientres.
En resumen, septiembre está perdido. Hay otra cuestión: una vez que la glándula mamaria se achica y produce menos leche por restricción alimentaria, luego no vuelve a producir como antes por más que llueva y rebrote el pasto.
Frente a esa situación surgen algunas recomendaciones para los responsables de los rodeos. Primero, eliminar toda vaca sin ternero al pie, para disminuir la demanda de forraje. Segundo, seguir de cerca las vacas que crían el último ternero, que tienen pocos dientes para aprovechar el escaso pasto disponible.
Suplementos caros
En los campos mixtos, algunos productores dieron acceso a las vacas a los rastrojos de maíz, algo que no era recomendado para los planteos de siembra directa. Sin embargo, es poco el forraje que hoy se puede levantar en esos lotes, que llevan cuatro o cinco meses desde la cosecha y que tienen pocos granos y chala.
La alternativa de suplementar con recursos comprados se complica en 2022: por megafardos prismáticos están pidiendo $25.000 por tonelada y el maíz vale $32.000 por tonelada. Además, resulta muy difícil suministrar una cantidad determinada a cada vientre con comederos convencionales, donde conviven ejemplares dominantes y dominados.
Algunos criadores están implementando esquemas de creep feeding, que permiten un acceso diferencial del ternero a una ración. Sin embargo, esta práctica puede contribuir a satisfacer los requerimientos del ternero, pero no tiene el mismo efecto sobre las vacas.
Como se ve, resulta complejo resolver el déficit nutricional del rodeo en 2022 y cada empresario deberá encontrar la respuesta que resulte el mal menor para este difícil momento, que puede generar secuelas negativas en la preñez de 2023.
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