Muchos criadores e invernadores extensivos debieron vender su hacienda anticipadamente, en otoño-principios del invierno, por la falta de pasto que provocó la sequía
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No es oro todo lo que reluce. Y no todos los ganaderos pudieron aprovechar el repunte de precios de los últimos días. En la lista de los que “la vieron pasar” figuran muchos criadores e invernadores extensivos. Es conocido que la zafra de terneros de 2023 tuvo una dinámica de comportamiento distinta a la estacionalidad histórica por efecto de la sequía.
La falta de pasto obligó a muchos criadores a desprenderse antes de tiempo de los terneros. Por lo general, la zafra ganadera se desarrolla principalmente durante los meses de abril, mayo y junio, cuando se da el pico de oferta de los criadores (ver gráfico).
“Por la seca, en 2023 la zafra se inició antes de tiempo, en enero-febrero, lo que generó una sobreoferta de terneros, que coincidió con una demanda debilitada, lo que dio como resultado el mantenimiento de precios retrasados”, afirma Francisco Ravetti, analista de Ganados y Carnes de AZ- Group (ver gráfico).
La oferta de terneros se mantuvo alta hasta mayo aproximadamente. En junio se desaceleró porque gran parte de la producción ya se había cargado. “En julio, la salida de terneros de los campos de cría cayó de manera pronunciada, lo que generó una actualización significativa de los precios de la hacienda para engorde. Finalmente, en agosto el fenómeno se acentuó y dio lugar a precios del orden de 900$/kg/ternero de 170 kilos, que duplican a los del otoño”, cuantifica Ravetti.
Precios sostenidos para pocos
El comportamiento descripto de la zafra de 2023 tuvo su impacto en los precios, de acuerdo al libre juego de la oferta y de la demanda. “En términos corrientes, en los 12 meses de 2022, los precios de los terneros de 160-180 kilos aumentaron solamente 14%, muy por debajo del inflación del año”, rememora el técnico.
“El deterioro de valores continuó durante el verano de este año y en marzo los precios de los terneros estaban retrasados 40% medidos en moneda constante. Desde entonces, hasta junio, siguieron perdiendo frente a la inflación, en algunos meses por amplia diferencia negativa”, continúa.
Sin embargo, “en julio, cuando comenzó a declinar la oferta de cabezas en forma pronunciada, los precios del ternero le ganaron a la inflación. En agosto, con 900$/kg, los terneros tuvieron una fuerte actualización de valores y recuperaron casi todo el terreno perdido en los últimos 12 meses”, completa (ver gráfico).
En el escenario descripto, muchos criadores que debieron vender sus terneros en el primer semestre no capturaron la actualización de valores ocurrida en julio y agosto, comercializaron sus terneros a la mitad de lo que valen hoy y con lo que cobraron tienen que transitar un largo camino inflacionario hasta la próxima zafra, una situación para nada envidiable. Solo los que tuvieron un esquema forrajero muy bien diseñado y contaban con reservas suficientes para “aguantar” los terneros hasta principios del segundo semestre, pudieron capitalizar las importante suba de las últimas semanas. Pero fueron muy pocos.
Otros productores que “la vieron pasar” son los invernadores con planteos extensivos, con ganancias diarias de 400-500 gramos por día como promedio en la recría. Quienes compraron terneros livianos en marzo- abril de 2022 y desarrollaron una invernada larga, con expectativo de venta de los novillos en invierno o principios de primavera, debieron cargar muchos novillitos anticipadamente, en remates para invernada, con valores también muy alejados de lo que cotiza hoy la hacienda gorda.
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