Agropecuaria Don José SA, de la familia Chiatellino, en Bonifacio, partido de Guaminí, encaró un proyecto para lograr la mayor eficiencia posible en su hacienda
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Todo sistema productivo “exitoso” debe ser eficiente y eficaz, sustentarse en el tiempo y sortear diferentes dificultades (climáticas, de mercado, etc.). Para que ello ocurra, entre otras cosas, debe tener como pilar principal un proyecto ganadero, adecuado a las características de cada empresa ganadera y su familia.
Dicho proyecto debe tener objetivos y metas claras, un planeamiento adecuado y los controles, mediciones e indicadores que corresponda. Entre ellos se destacan: pesadas periódicas (cada 30-45 días), análisis de los alimentos buscando la mejor calidad posible, apropiado aprovechamiento con los forrajes frescos, conservados (henos y silajes) y concentrados (energéticos-proteicos), etc.
Este sistema jerarquiza el mayor resultado productivo con los menores costos de producción, sin afectar la producción. Para ello, es fundamental buscar la mejor calidad de los alimentos, carga animal y manejo de todos los recursos que permita obtener la máxima producción y resultado económico (flujo de caja). Además, debe satisfacer apropiadamente las necesidades del productor y su familia.
Experiencia exitosa
Uno de los mejores ejemplos es el que se está logrando en la empresa Agropecuaria Don José SA, de la familia Chiatellino en Bonifacio, partido de Guaminí (Buenos Aires), donde se realiza ganadería y agricultura, en una proporción de 50 y 50%, respectivamente. La ganadería ocupa los suelos de menor productividad agrícola.
Según contó el ingeniero agrónomo Diego Chiatellino, su abuelo inició la ganadería con manejo tradicional, sin demasiado análisis, pero por el 2000, él mismo realizó un curso de nutrición animal que daba el INTA: “Mi objetivo comercial fue siempre vender animales gordos durante todos los meses del año, buscando el mejor resultado económico posible. Para ello, definimos con el INTA un proyecto ganadero que se ajustara a las características de la empresa”.
“Desde entonces, empezamos a tomar datos y a intervenir en el sistema para lograr la mayor eficiencia posible. Se pesan mensualmente a varias tropas, llevamos estadísticas de ganancia de peso por categoría, por estación climática y según el recurso forrajero. Sembramos alfalfas, verdeos de invierno (avenas, cebada, triticale y centenos) y sorgos BMR o nervadura marrón, hacemos silajes de planta entera de maíz o sorgo granífero y la planificación de todos los recursos en base a esa información”, detalló el productor.
“Como premisa principal buscamos generar un sistema pastoril ‘mejorado’ que jerarquice el mayor aprovechamiento y calidad de los forrajes frescos, evitando el uso de concentrados (granos y subproductos), salvo excepciones”, añadió.
Según describió Chiatellino, con un stock de 1600 vientres Angus entre los principales indicadores productivos se destacan: “La preñez nunca bajó del 92%. Se hace tacto preservicio, en septiembre, para ver si las vacas están ciclando o no. En este último caso, se busca recuperar el estado corporal con la alimentación que corresponda. Además, se hace el tacto ‘tradicional’ a los 60 días, después de sacados los toros. De los 1200-1300 animales que se engordan por año, unos 600-700 provienen de destete precoz, a los 80 kg, y el resto de destete convencional (marzo). La clave es que los manejamos de forma tal que al final del ciclo no se distinguen entre ambos”.
En este sentido, explicó que el destete precoz se realiza a una parte de los vientres: “vaquillonas de primer parto (con servicio de 15 meses) para facilitar la próxima preñez; vacas CUT (cría de último ternero) que después se engordan para venta; y vacas de final de parición o que por algún motivo se atrasan, para que puedan volver al grupo cabeza”.
“Una novedad es la utilización de taninos (dosificando en el agua de bebida), como antiparasitario natural, para corregir muchos problemas de parásitos que tienen resistencia a ivermectina y a otras drogas. Esto nos permitió ganar 100 gr/cab/día, adicionales”, destacó el productor.
Manejo de precisión
Desde un comienzo, se fue armando un plan de trabajo adecuado a la realidad de cada año y dividiendo los terneros y terneras en tres grupos: cuerpo, cabeza y cola, cada uno con un manejo diferente.
“En el grupo cabeza, con tropas de 400-500 animales, estamos logrando ganancias de peso entre 800-900 gr/día promedio año, sin suplementación, salvo excepciones. Aprovechamos a los verdeos de invierno en la encañazón, que tienen mayores niveles de azúcares solubles (energía) y eso permite casi duplicar las ganancias de peso comparadas con el pastoreo en momentos anteriores. Al grupo cola, que pasa dos inviernos en el campo, reciben en el 2° año un bajo nivel de suplementación (granos). Al comienzo usábamos el 1% del peso vivo y hoy menos del 0,5%, porque cada vez contamos con más pasto fresco de mejor calidad”, comentó.
“En síntesis, el grupo cabeza se vende en menos de 12 meses del destete, desde diciembre del mismo año hasta febrero del siguiente, sin haber consumido grano nunca. Mientras que el grupo cuerpo y cola, se venden “gordos” durante el 2° año antes de los 20 meses de destetados. Hoy, con el sistema pastoril mejorado, la facturación de la ganadería representa el 30-40% del total. Se vende una o dos jaulas por mes, durante todo el año. Los novillos salen con 440-460 kg; las vacas gordas con 470-490 kg y las vaquillonas con 340 kg (octubre a abril). La venta durante todos los meses nos permite diversificar los mercados y capar los mejores precios a lo largo del año, reducir riesgos y aprovechar oportunidades, incluso en la compra de insumos agrícolas”, añadió.
En conclusión: los sistemas pastoriles mejorados tienen como principal objetivo aprovechar los forrajes frescos y conservados (silajes o henos) de alta calidad y terminar adecuadamente a los animales, en menos de dos años. Para ello, jerarquiza la ganancia de peso, carga animal y el engrasamiento final. En síntesis, se busca terminar un animal joven, de calidad y reducir los costos de producción para generar un excelente flujo de fondos y con él lograr un sistema sustentable.
El autor es nutricionista del INTA EEA Bordenave. Centro Regional Buenos Aires Sur (Cerbas) fernandez.anibal@inta.gob.ar // afmayer56@yahoo.com.ar
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