La Asociación Argentina de Brangus compartió un informe sobre el impacto del fenómeno La Niña en varias regiones
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Con testimonios en primera persona de diferentes ganaderos afectados, la Asociación Argentina de Brangus expresó una gran preocupación por la situación que aun atraviesa el sector productivo y que se prolonga en algunas zonas del país, donde “las precipitaciones brillan por su ausencia y la presencia de una sequía prolongada aun afecta a la mayor parte del territorio nacional”.
En un comunicado, la asociación señaló que, en lo que va del mes, “los mercados de comercialización de hacienda vacuna vienen transitando una recomposición parcial de precios, que aún no resultan suficientes, sin embargo generan un velo que distrae hacia una perspectiva de que al sector finalmente le empieza a ir bien, cuando lo cierto es que estas subas permitirán al productor comenzar a recuperar las pérdidas que viene sufriendo desde 2022″.
Para los criadores de Brangus, es necesario advertir a la población que el “deterioro del capital productivo es significativo, y que el nivel de lucha incluso por la supervivencia aún prevalece en muchas regiones del país, si bien en otras parecieran estar mejor”.
En este contexto difícil para los productores, decidieron compartir declaraciones de algunos de ellos. Pedro Borgatello (h) es ganadero de la región noroeste del país, donde se produjeron menos reservas para el invierno, debido a las muy bajas precipitaciones de verano.
“Quienes ajustaron la carga animal, achicándose, ahora están pasando el invierno sin complicaciones. Sin embargo, todos tienen menos vacas que el año anterior y la mayoría vendió la totalidad de la producción de terneros, antes de la entrada al invierno”, remarcó.
Por su parte, Jorge Sedelli comentó que la situación actual de los campos de la zona norte de la provincia de Santa Fe “es muy grave”, no solo por la falta de recursos forrajeros sino también, y muy especialmente, por la escasez de agua de bebida para los animales.
“Cada campo lucha con sus inconvenientes, pero es muy común el acarreo de agua (obviamente con costo), la venta de hacienda o el traslado de la misma. Estamos aplicando todos los recursos para mantener el rodeo de hembras, pues sabemos lo complejo que es recuperar los stocks” afirmó.
En la región litoral norte, precisamente en la provincia de Corrientes, la situación es muy disímil de norte a sur. “En Virasoro y alrededores todavía seguimos con un retraso significativo de lluvias. Han sido muy pocos los días fríos, aunque sí tuvimos algunas heladas. Por las características de la zona las pocas lluvias produjeron alguna reacción en los campos y cultivos. Sin embargo, el mayor problema son las aguadas para la ganadería: tanto las naturales como las de perforaciones están en una situación crítica. En resumen, la situación es mala pero no de catástrofe como lo fue durante la primavera y verano últimos”, indicó Víctor Navajas Nosiglia.
Para Martín Rasines, en su zona la sequía continúa siendo muy grave. “Estamos en el departamento de Esquina; aquí, en Goya, Sauce y algo de Curuzú Cuatiá, es la zona donde menos ha llovido en toda la provincia. No se cortó la seca todavía. En nuestro caso, de las más de 300 lagunas que teníamos en los distintos campos, nos deben quedar unas cinco, el resto se secaron. Es un tema muy complicado porque hubo que hacer inversiones para aguadas: en el sur de Corrientes se utilizan mucho las aguadas naturales, y al secarse hubo que invertir en pozos y bebederos”, enfatizó.
En cuanto a la situación forrajera, explicó que los campos no han producido pasto en primavera y por lo tanto nunca se pudo reservar forraje para el invierno: “Estamos con los campos naturales muy cortos, vemos muy complicados los meses por delante. Si bien los pronósticos indican que en agosto empezaba a llover, ya estamos mediando el mes, y en nuestra zona nos cayó solamente una lluvia de 15 mm la semana pasada. Vemos que se va corriendo el pronóstico, y lo cierto es que las lluvias no aparecen”.
Para el ganadero, el desafío en los campos ganaderos pasa por privilegiar de todas las maneras posibles la preñez, tanto en cantidad como en calidad: “Hay que descargar los campos de las categorías que correspondan, defender los vientres, y las posibilidades de preñeces”.
La situación también fue muy compleja en la región chaco-santiagueña y este de Santiago del Estero. “Hemos tenido un verano muy seco y caliente, con lluvias que finalmente llegaron, pero muy tarde entrado el otoño. Esto permitió a las producciones agrícolas recuperar rinde, mejorar las reservas forrajeras para la ganadería y de alguna manera recuperar algunos puntos de condición corporal de los animales para pasar mejor el invierno. En esta región es normal la escasez de lluvias hasta diciembre, los inviernos son largos. Hoy se están sintiendo las consecuencias por la baja cantidad de pasto que se pudo diferir”, contó Juan Martin Miretti.
Por último, para Mauricio Groppo, la sequía en la provincia de Córdoba aún continúa: “Venimos de tres años secos, el último fue terrible, una sequía de verano como nunca hubo, según dicen las personas mayores. Siempre hemos tenido sequías de invierno prolongadas, pero no de verano como esta. Eso hizo que estemos en un año muy complejo, porque no hubo producción de granos (no llegó al 20%) y la forrajera fue escasa (50% de la normal). Parecía que se cortaba en el otoño, donde algo llovió pero no, seguimos sin lluvias y el invierno es muy seco. Esperemos que llueva pronto porque si no se va a complicar, realmente será caótico si no llueve en la primavera”.
“Hay que ser muy estrategas para la producción del forraje del próximo año. Es fundamental que acompañe el clima, es clave para que se puedan expresar las condiciones de retención, aumento de la demanda y mejora de los precios”, dijo Groppo.
En cuanto a las perspectivas hacia adelante, para Sedelli no son sencillas de definir: “A los problemas de la naturaleza se suman las incógnitas por el cambio de Gobierno. Si las lluvias se reinstalan, nuestra zona responderá rápidamente desde el punto de vista de receptividad, pero seguramente habrá empresas que han reducido sus rodeos y el proceso de crecimiento será lento. La tasa reproductiva del último servicio no fue buena y pensamos que los terneros del año que viene van a estar bien valorizados y si la agricultura tiene una cosecha gruesa normal es posible ser optimistas. En nuestro caso el desafío es mantener la producción lo menos afectada posible usando los recursos de la manera más racional posible. Desde ya que no pensamos afectar los programas genéticos, por el contrario, los vamos a intensificar para que la evolución de los rodeos y su producción puedan captar los mejores precios que avizoramos para el futuro”.
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