La familia Soto partió de un campo natural que hacía terneros livianos para la venta al destete y creció en escala con la incorporación de recursos forrajeros y genéticos de última generación; hoy venden novillos de más de 500 kilos
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Durante muchos años, gran parte de los campos del sudeste bonaerense se orientó a la cría extensiva sobre campo natural de baja producción de forraje, con venta de los terneros al destete. En 2008, Héctor Horacio Soto decidió aniquilar ese esquema y apuntar a otro negocio: un esquema de ciclo completo que le diera un nuevo “techo” al campo. Así, desarrolló un planteo de cría intensiva, con inseminación artificial en más de 1000 vientres, técnicas reproductivas modernas -que incluyen el uso ecografías 30 días después del servicio para detectar preñez- y engorde de la propia producción de terneros para venderlos como novillos gordos de 530-550 kilos en destino.
Carlos Horacio Soto, hijo de Héctor y actual administrador de la empresa, que cuenta con 1650 hectáreas propias y 900 alquiladas, relata: “esta es una empresa familiar, que comenzó con la compra de campos ganaderos entre Azul y Rauch por parte de mi padre que es contador, que invirtíó lo producido de su profesión en la actividad ganadera”.
“Antes, estos campos eran pajonales y se hacía cría extensiva con ganado careta, en los que se destetaban y vendían los terneros en abril y mayo”, agrega.
“En 2005, con los altos precios de los arrendamientos, mi padre se replanteó el negocio tradicional, porque producir como se venía haciendo ya no era rentable. En ese momento se tomó la decisión de transformar el campo con un planteo de ciclo completo utilizando toros seleccionados para definir el rodeo hacia Angus negro”, recuerda.
“En 2011 pude viajar a Estados Unidos con Juan Debernardi; allí tuve el click para entender a lo que quería llegar en el campo. No podía creer la precocidad de las hembras, el peso del destete y el desarrollo de los novillos que se había alcanzado en Estados Unidos. Así que decidimos dar el golpe de timón para ir hacia un nuevo planteo de alta producción”, completa.
Hoy el campo tiene 1600 vientres totales, con 1150 vacas de las cuales se inseminan artificialmente 1050, lo que permite mejorar la calidad de la producción y de la reposición rápidamente.
La carga es de aproximadamente una vaca por hectárea y reciben la siguiente alimentación: a principios de abril, luego del tacto rectal y ya destetadas, van a campo natural con pastos de verano para aprovecharlos antes de que se hielen. Luego pasan a sorgos ya aprovechados por otras categorías en engorde, a rastrojos de maíz y a maíz en pie.
En octubre se inseminan y pasan a campos naturales descansados y a mejoramientos de raigrás para producir mucha leche. La parición ocurre desde principios de julio a fines de agosto, con pastoreo de praderas nuevas, avena y sorgo, para alcanzar una buena preñez.
Luego de la inseminación artificial -que se instrumenta en tres mangas por la gran cantidad de vientres- a los 7 días se echan toros para repaso y a los 30 se hacen ecografías para apartar las vacas preñadas de las vacías. Esa diferenciación permite reforzar la alimentación de las segundas. El porcentaje de preñez sobre esta cantidad importante de vientres nunca fue inferior al 94%.
“Nosotros ya veníamos inseminando las vaquillonas desde 2008 y solo elegíamos el toro por su facilidad de parto; jamás nos quedábamos con las hijas. Hoy la historia es otra: las hijas de vaquillonas son las primeras en permanecer como reposición, porque esas hembras son superadoras a las que ya tenemos”, diferencia Horacio.
“A partir de octubre 2011 aplicamos inseminación a tiempo fijo (IATF) en todos los rodeos que paran antes del 25 de agosto. Esta técnica permite preñar muchas vacas en un día y contribuye a la fertilidad del siguiente ciclo”, se entusiasma.
“Solo elegimos toros con alta precisión en los datos, porque eso evita errores y permite lograr los objetivos. Contar con información certera con Diferencias Esperadas entre Progenies (DEP) de antemano es muy importante porque las generaciones en la ganadería son muy lentas”, define.
“En este momento, elegimos los toros por los DEP de peso al nacer, docilidad, peso al destete, peso al año y altura madura. Buscamos los toros llamados ´rompedores de curvas´ porque tienen un bajo peso al nacer y una explosión en el crecimiento posterior, que los ubica dentro de los más altos en peso final al año. Desde hace 11 años utilizamos genética de Select Sires & Juan Debernardi”, añade.
Inseminar el 90% del rodeo obliga a tenerlo bien ordenado, con buen estado de las vacas y adecuada planificación sanitaria y forrajera, para que paran sin problemas, críen su ternero con buen desarrollo y se vuelvan a preñar rápidamente.
El plan sanitario del rodeo incluye la vacuna clostridial y la reproductiva dos veces por año, y se vigila la Fasciola hepatica, al ser un campo por el que pasan arroyos.
Alimentación
La recría e invernada de los terneros se desarrolla con las siguientes etapas: los terneros se destetan en marzo con 235-240 kilos, tras lo cual ingresan a pasturas nuevas. En la primera semana de mayo van a avenas o raigrás – como fuentes de proteína, con pastoreo por horas- y silaje de maíz de autoconsumo para el aporte de fibra y energía, agrupados en lotes de 300 animales. Así ganan 800 gramos por día como promedio. La cobertura sanitaria incluye cuatro vacunas contra neumonía y clostridíales al pie de la madre, más cobre,
En agosto-septiembre se termina el silaje y los terneros pasan a las pasturas nuevas, de las cuales se siembran 150 hectáreas por año. Permanecen en praderas durante toda la primavera y en enero se encierran 45 días para salir en febrero-marzo con 520-530 kilos en planta frigorífica.
“En la recría se trabaja con alta carga instantánea -de 3,5 animales por hectárea sobre verdeos de invierno- y una suplementación diaria de energía y fibra a través de silaje, para equilibrar la dieta y alcanzar buenas ganancias diarias con alta carga animal, lo que permite aumentar los márgenes brutos por hectárea”, explica Horacio.
Por otro lado, empezar la invernada con un ternero con alto potencial genético y de buen peso, siguiendo con una dieta equilibrada en la recría, con una ganancia estable, permite salir a la primavera para aprovechar las pasturas con altas ganancias diarias de peso y terminar con un novillo pesado a los 18 meses de edad”, resume.
Además, “lo importante de este sistema es que ha sido sustentable desde hace 11 años, más allá de las inundaciones, sequías, cambios de personal y cambios económicos; siempre se pudo implementar y los índices han ido mejorando”, sintetiza el empresario.
El empuje de las mujeres
Horacio Soto También gestiona el campo de su esposa. “Gracias a la experiencia con la empresa de mi padre, en 2017 pude hacerme cargo de la parte productiva de Sivero Hnas., un campo ganadero propiedad de mi señora y de mi cuñada”, relata.
“En 2006 falleció el padre de mi esposa, Mercedes Sivero, y de mi cuñada María. Tenían 21 y 23 años, respectivamente. En ese momento estudiaban y heredaron un campo con producción ganadera. Lejos de vender las vacas, alquilarlo y vivir de rentas, las dos mujeres continuaron la explotación sin abandonar los estudios. Se graduaron de ingeniera industrial y de contadora en 2009″, rememora.
“Desde 2011, cuando conocí a mi esposa, siempre las ayudé, pero me involucré de lleno en 2017, cuando nació nuestro primer hijo”, recuerda Horacio.
Esta empresa ganadera está ubicada entre Tapalqué y General Alvear. Se especializa en ofrecer un excelente ternero para venta. Para ello, concentra la parición, con el 85% del rodeo “cabeza”.
Implementaron inseminaciones masivas desde 2016 –hoy llegan a 1000 vientres en servicio con el 85% en IATF- y se aseguran que el estado de las vacas sea muy bueno todo el año, sin por ello afectar la carga por hectárea.
“La genética utilizada y la buena planificación nutricional nos permiten alcanzar un excelente peso al destete y ofrecer vaquillonas para servicio de 15 meses. De esta manera, a finales de enero ya tenemos terneros para venta y podemos destetar temprano la vaca para que se recupere antes del invierno”, explica.
“Sivero Hnas. es un campo que está en crecimiento; por eso no tenemos excedente para venta, pero la idea es vender hembras de calidad. Desde hace tres años, los terneros son comprados por la misma empresa, porque busca hacienda con información genética y buen desarrollo”, asegura Soto.
“El mayor orgullo es el equipo que hacemos los tres, con mi esposa Mercedes y mi cuñada, porque ellas se encargan de la parte administrativa, económica, financiera y de esa manera consiguen los recursos para que se puedan implementar los cambios”, concluye.
Las claves del sistema
Nutrición adecuada a lo largo de todo el año, genética de alto potencial y equipos de trabajo idóneos y alineados con los objetivos empresarios son los cimientos sobre los que se construyen los resultados productivos y económicos alcanzados por la familia Soto
- Las distintas cadenas forrajeras del campo de los Soto incluyen pasturas y verdeos de invierno y de verano, aprovechados con alta carga, más suplementación con silaje y grano de maíz
- El maíz para uso propio se cultiva en las lomas del campo. Se pican 100 hectáreas por año para silaje, se cosechan granos en 150 y se pastorean directamente 100 hectáreas
- Para alcanzar alta carga animal con el forraje producido, se ambientó el campo borrando los potreros originales que venían definidos, para reconfigurarlos según la aptitud de la tierra
- Entre los terneros gestados a partir de inseminación artificial con toros de alto mérito genético y los nacidos a partir del repaso con reproductores comerciales, Soto midió una diferencia de 50 kilos al destete, con igual nutrición
- Para todos los cambios implementados por los Soto hubo que formar nuevos equipos. También hubo que encontrar asesores técnicos que se adaptaran a las necesidades de la empresa: ingenieros agrónomos, veterinarios, nutricionistas y responsables de las secciones administrativa, financiera e impositiva, alineados con los objetivos de la organización
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