Según el Ieral, de la Fundación Mediterránea, las proteínas animales (carne, pollo, huevo, chacinados, cerdo) aportarían entre 3,2 y 4 puntos porcentuales a la evolución del IPC del mes en curso
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CÓRDOBA.- La inflación de este mes podría rondar entre 12% y 14% según las primeras estimaciones de las consultoras privadas. Uno de los alimentos que más incidencia tendrá en ese capítulo es la carne, que rondaría los $3100 por kilo hacia fines de la tercera semana promediando el valor de 18 cortes, con una variación desde el arranque del mes de entre 55% y 60%.
Por efecto sustitución, es de esperar que las otras carnes y proteínas animales también hayan tenido aumentos significativos, señalan los economistas Juan Manuel Garzón y Franco Artusso, economistas del Ieral, de la Fundación Mediterránea.
Respecto a su impacto en el presupuesto familiar, el gasto medio en proteínas animales ronda el 8% del total (incluyendo las tres carnes, chacinados, huevos, hamburguesas procesadas, etc). Con este porcentaje como referencia, y con una estimación de subas de entre 40% y 50% este mes de esos productos, el aporte a la inflación de agosto sería de entre 3,2 y 4 puntos porcentuales.
Los economistas advierten que, si bien resta esta última semana del mes -que define si se mantiene o no el salto de precios-, es “muy probable” que este agosto 2023 se observe el “mayor salto de precios (en términos reales) de la carne bovina de al menos los últimos 18 años (2005-2023) y, por tanto, el mayor aporte a la inflación” en la medición de los organismos oficiales.
El reporte del Ieral describe que, por detrás de la fuerte suba de precios al consumidor de carne bovina, está un “gran aumento” de la hacienda en pie: entre la tercera semana de julio y la tercera semana de agosto, el precio del novillito en el Mercado Agroganadero de Cañuelas subió un 70%.
Los factores que explican ese incremento no son tan evidentes, según los economistas. Entre las hipótesis plantean un posible desequilibrio por cuestiones estacionales entre la oferta y demanda de animales con destino exportación; la necesidad de recomponer márgenes en los feedlots (afectados por dólar maíz y otros factores), y un past through muy completo y rápido de la devaluación posPASO a los precios de la hacienda por retracción y/o menor disponibilidad de animales.
En cuanto a cómo pueden seguir los precios de la hacienda y la carne, subrayan que debe monitorearse la respuesta del consumidor, “si valida los nuevos valores o, por el contrario, se observa una retracción del consumo” y, por el lado de los exportadores, si los negocios siguen siendo rentables a los nuevos precios, con un tipo de cambio que se quedaría en los $350 hasta las elecciones de acuerdo al anuncio del Gobierno.
Sobre este punto, indican que los precios en dólares de la hacienda local quedaron “bastante por encima” de los valores de la región (Brasil, Paraguay, Uruguay), lo que limita la competitividad de los exportadores y pone cierto techo a los valores para las próximas semanas.
El Ieral ya está trabajando en un informe con la comparación de precios al consumidor con la región (Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile) y los primeros datos indican que después del aumento de precios, la carne Argentina sigue en el mostrador en promedio más barata que en Uruguay y Chile, pero está más cara que en Paraguay y Brasil. “Quedamos al medio de ese ranking”, apunta Garzón a LA NACION.
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