Los precios están pulverizados por un aumento de la oferta producto de la sequía y por el mercado, tanto el de exportación como el del consumo local; China y Europa registran fuertes bajas en los valores de los cortes
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Los precios del novillo y de la vaca son menores a los de abril de este año en moneda corriente. Este comportamiento es consecuencia de la caída de los valores en China y de la recesión europea, que complican las exportaciones, y de un consumo interno que no alcanza a absorber la sobreoferta de carne que inunda el mercado.
Luego de 18 meses con viento de cola para el mercado global, desde abril de este año el panorama ganadero comenzó a desdibujarse. Durante 2021 y primera parte de 2022, el mercado mundial de la carne vacuna pudo abstraerse de las dificultades económicas globales y de las consecuencias generadas por la invasión de Rusia a Ucrania. Los altos volúmenes y precios convalidados por los importadores daban cuenta de ello, pero esta situación favorable tuvo fecha de vencimiento. Los efectos de la recesión en el mundo comenzaron a corroer la fortaleza del mercado internacional de carnes. Por un lado, en China, el motor del mercado, la política de COVID cero que sostiene el gobierno pone en jaque la actividad comercial y el crecimiento de su economía: por primera vez en 30 años, China crecerá por debajo de las economías emergentes del continente asiático.
La devaluación del yuan, que encarece las importaciones, y el aumento de precio de la carne porcina local, obligó al gobierno a liberar reservas estatales de carne de cerdo para intentar bajar los precios. En ese contexto, los precios del garrón y del brazuelo en octubre cotizan en torno a los 5700 US$/t, valor más bajo desde febrero del 2021. Corresponde aclarar que durante este año se registraron picos de precios que alcanzaron los 8200 US$/t.
La estacionalidad tradicional para este momento del año, en el que China históricamente compró mucho y a buen precio se rompió, lo que se refleja en los valores de las vacas en el Mercado de Cañuelas, que muestran quebrantos jornada tras jornada.
Si bien los volúmenes embarcados en septiembre desde el Mercosur (principal región exportadora a China) fueron elevados, los precios mostraron quebrantos, tendencia que se mantuvo durante octubre. Fuentes privadas que pertenecen al rubro exportador informan que “el mercado de carne vacuna del gigante asiático está sobreabastecido” y que “se tornó engorrosa la dinámica de los negocios”. Además, también resaltan la imprevisibilidad que caracteriza a China como cliente a la hora de concretar negocios y las ya conocidas renegociaciones de contratos con ajustes bajistas en los precios una vez embarcada la mercadería.
En Europa la situación sigue muy compleja. Las dificultades económicas por la alta inflación y la pérdida de valor del euro frente al dólar complican a un mercado que ingresa al invierno rodeado de incertidumbres y con temores respecto de la capacidad del abastecimiento de la energía. Con Europa como foco de la recesión, el Rump and Loin Hilton, según datos suministrados por APEA, cotiza en torno a los 9700US$/t en octubre y en descenso, con valores similares a los registrados en el foco de la pandemia.
Consumo interno en rojo
Habrá que ver cómo evoluciona próximamente el mercado internacional, que se combina con una situación extremadamente compleja que también está padeciendo el consumo interno. Los dos frentes de la ganadería argentina están en rojo.
Hoy el consumo interno atraviesa un momento difícil, que tiene una alta correlación con lo que sucede en la economía local. La demanda interna no tiene la capacidad de absorber toda la oferta de carne que inunda al mercado como consecuencia de los factores descriptos. La variable de ajuste termina siendo el precio, tanto de la hacienda como de la carne al mostrador, que desde hace seis meses no muestra variaciones positivas y que, en algunos casos, como por ejemplo en los novillitos y vaquillonas, registra retrocesos en términos corrientes.
Las dificultades climáticas por la sequía que azota a amplias regiones productivas del país, pusieron en aprietos a los productores y obligaron a suspender o a terminar recrías anticipadamente e iniciar engordes, o a vender animales anticipadamente. Esta situación se ve reflejada en el alto porcentaje de ocupación de los corrales en octubre, que fue de 64,8% según el último informe de la Cámara Argentina del Feedlot. Es una ocupación elevada para este momento del año y esto se da principalmente por los animales que ingresan a corrales debido a la sequía y también al “estiramiento” de los engordes a la espera de una mejora en los precios de la hacienda.
La faena de septiembre resultó elevada y alcanzó 1.168.810 cabezas. La correspondiente a 2022 (10 millones) supera en casi 4% a la de igual fecha de 2021. Además, el peso medio de faena no dejó de crecer en lo que va del año y promedió los 237 kg/res en septiembre y 233kg en lo que va de 2022, el valor más alto en casi 100 años. Como consecuencia de estos indicadores crecientes, la producción está aumentando 5% respecto de 2021.
El crecimiento de la oferta no llega en un momento conveniente por la debilidad de las demandas externa e interna. En este contexto, los precios son castigados severamente: en términos reales, los novillitos están en el valor más bajo desde octubre de 2019; desde abril, último mes que le ganaron a la inflación, perdieron un 47% de su valor en términos constantes. En tanto, van disminuyendo las expectativas de que haya un salto de precios a fin de año de la hacienda que permita empatarle a una elevada inflación que ya se perfila del 100%.
Invernada distorsionada por la sequía
Los terneros están en la misma sintonía de precios que el resto de la cadena. Si nos guiáramos por la estacionalidad clásica de todos los años, octubre debería ser un mes de precios sólidos para los terneros, que para este momento escasean y empiezan a formarle el piso de precio para la zafra del año siguiente. Esto no está sucediendo y la sequía distorsionó el mercado de invernada, en el que la opción de resguardo de valor no es suficiente para contener el clima bajista de precios. El mercado está abastecido de terneros y la demanda tiene intención de comprar, pero los campos están justos de oferta forrajera.
En términos constantes, desde diciembre 2021, los machos de 170 kg perdieron 58% de su valor y, de no cambiar la situación climática, el precio no encontrará piso.
El autor es analista ganadero de AZ-Group
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