En su 14° jornada de actualización, el Foro Argentino de Genética Bovina (FAGB) destacó que es mucho lo que se está haciendo para “desarrollar indicadores que permitan dar certezas para la actividad ganadera y su real impacto con el ambiente”
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En busca de generar disparadores y consensuar ejes de trabajo que permitan poner en valor la ganadería en el cuidado del medio ambiente, el 25 de junio pasado el Foro Argentino de Genética Bovina (FAGB) llevó adelante su 14° Jornada de actualización.
Bajo la consigna de “Las Vacas enfrían el Planeta”, el encuentro virtual fue organizado junto a la Cámara Argentina de Biotecnologías de la Reproducción e Inseminación Artificial (Cabia), la Sociedad Argentina de Tecnologías Embrionarias (SATE) y la Sociedad Rural Argentina (SRA).
En la apertura del evento, Alfonso Bustillo, presidente del organismo, explicó que este año pretenden avanzar sobre el camino de la eficiencia productiva, la manera de que los ganaderos muestren una responsabilidad hacia la sociedad en lo que respecta al cuidado del medio ambiente.
“Las asociaciones de criadores de ganado de carne trabajamos en tener las mejores poblaciones, pero para que el productor siga invirtiendo es necesario que exista rentabilidad y libertad de mercado, con las exportaciones cerradas o restringidas esto es imposible”, indicó.
En el primer bloque, Daniel Musi, expresidente de la Asociación Argentina de Producción Animal, hizo hincapié en el uso de la genética con información. “Los criadores en la Argentina se parecen a los agricultores que siembran soja o trigo. Prefieren utilizar toros bolsa blanca a utilizar toros con información y marca de origen, esto es algo que tenemos que comenzar a trabajar para poder tener los mejores animales produciendo de manera eficiente y de este modo estaremos ayudando a la sostenibilidad del sistema productivo”, afirmó.
Por su parte, Sebastián Munilla, profesor de la cátedra de Mejoramiento Genético de la FAUBA e investigador de Conicet, mostró que la genómica es una herramienta muy potente: “Poder tener Deps enriquecidos, utilizando la genómica como herramienta que permite tener poblaciones de referencia evaluadas para diferentes características, es la manera de poder dar certeza en el camino de la selección”.
A su turno, Aníbal Pordomingo, responsable de la Estación Experimental INTA Anguil, indicó que en las pruebas que han realizado junto a CREA Cabañas y a las Asociaciones de Criadores se está viendo que “es posible pensar que dentro de las poblaciones existen animales que consumiendo un 20% menos de alimentos producen lo mismo pero a la vez, las características de la res y la fertilidad no son afectadas en estos animales más eficientes”.
En el panel siguiente, María Mercedes Vasallo, líder de proyecto en AACREA, explicó que la Mesa Argentina de Carne Sustentable (MACS) ha logrado desarrollar los indicadores que hoy tienen que ser puestos a prueba a campo: “La MACS engloba actores diversos, desde la producción, la industria, la alimentación y el sector ambiental, hemos trabajo arduamente para poder lograr consensos en todos los ejes que tienen que ver con la producción ganadera, el transporte, la industria, la distribución para llegar al consumidor, los indicadores ya están listos y logramos presentarlos a la Mesa, ahora solo queda ponerlos en marcha y comenzar a certificar”.
Por su parte, María Isabel Nieto del EEA INTA Catamarca, señaló que sus estudios muestran que trabajando con la naturaleza es posible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 30% de manera inicial. “Con manejos ajustados es posible que esta reducción sea mayor, lo más importante que todos los ganaderos pueden hacerlo sin importar el tamaño de su explotación ni la cantidad de cabezas que tenga cada uno”, afirmó.
En este sentido, Elizabeth Jacobo, docente de la Fauba, contó que con trabajos en pastizales naturales de la Cuenca del Salado, con manejo inteligente y por ambientes, se logró que los productores, la mayoría pequeños, aumenten su producción de 100 kilos/ha a 220 kilos/ha. “Pero en ese camino capturamos entre 0,5 y 1,5 Tn/ha de CO2 equivalente, esto es parte de lo que también hace la ganadería pastoril colaborando en reducir el carbono del aire”, aseguró.
Por último, Andrés Costamagna, miembro del Foro y coordinador de la jornada, indicó que es mucho lo que se está haciendo para “desarrollar indicadores que permitan dar certezas para la actividad ganadera y su real impacto con el ambiente”.
Para Costamagna, “los inventarios de gases de efecto invernadero deben ser alimentados con información que debe ser generada por los actores privados y públicos para que sean reflejo real de las diferentes actividades y todas puedan hacer mejoras para cumplir con las metas de emisiones”
“El año pasado mostramos que las vacas son parte de la solución, hoy afirmamos que las vacas enfrían el planeta. Hay que trabajar en poder reunir información dispersa que cuenta la Argentina en diferentes ámbitos, para que los inventarios ajusten mejor. Pero debemos tener mecanismos de incentivos como en la provincia de Córdoba en su política de Buenas Prácticas Agropecuarias, necesitamos generar una Ley de Servicios Ambientales como tiene Brasil, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Kazajistán y Japón, que apoyan estas buenas prácticas con pago por los servicios ambientales”, finalizó.
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