Según un informe de Rosgan, en lo que va de 2023 se sacrificaron, en medio de una sequía que sigue en varias regiones, 2,35 millones de vacas, más del 10% de las 23,1 millones en stock a principios del año; es un nivel de extracción parecido al observado en 2008 cuando hubo una fuerte liquidación
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La persistente y feroz sequía que viene afectando a la ganadería sigue generando preocupación, donde la alta faena de hembras continúa siendo un problema, “comprometiendo la capacidad de recuperación del stock ganadero en el futuro”.
Según el último informe de Rosgan, el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), a pesar de que es común que el número de hembras destinadas a la faena disminuya estacionalmente, “los datos de septiembre pasado muestran que el elevado número de hembras sacrificadas continúa, lo que representa un riesgo para la futura producción ganadera”.
En rigor, los datos de traslado (DTe) indican que “en septiembre más del 49% de la faena consistió en hembras, incluyendo vacas, vaquillonas y terneras, este nivel de extracción de hembras durante seis meses consecutivos es alarmante y se compara con los años 2008-2010, que estuvieron asociados a un proceso de liquidación ganadera”.
En lo que va del año, “se han sacrificado alrededor de 5,28 millones de hembras, lo que representa un aumento de 740.000, en comparación con el mismo período del año anterior”. De este total, 2,35 millones son vacas, lo que representa más del 10% de las 23,1 millones de vacas registradas en stock a principios del año. “Este nivel de extracción es similar al observado en 2008, cuando también se sacrificó alrededor del 10% del stock de vacas, lo que resultó en una disminución significativa del stock ganadero”, remarcaron.
“La sequía ha tenido un impacto significativo en la pérdida de terneros este año, aunque la magnitud de esta pérdida aún no se puede determinar con certeza y se conocerá una vez que se publiquen las cifras de stock al 31 de diciembre. El problema no es solo la pérdida de terneros, sino también la cantidad de hembras que se están sacrificando debido a la sequía que no muestra signos de ceder. Esto podría comprometer una nueva temporada de procreo si la situación persiste”, agregaron.
Vale recordar que en 2008, la falta de reposición de hembras, combinada con la sequía, resultó en una reducción de 1,6 millones de terneros en un año, donde “la recuperación del stock de vacas llevó al menos tres años y se logró una década más tarde”.
“A diferencia de aquel momento, hoy el país se encuentra en un contexto político e ideológico diferente, con la posibilidad de un cambio de ciclo. A pesar de las diferencias entre las opciones electorales, todas coinciden en la necesidad de aliviar la presión sobre el sector productivo y abrir la Argentina al mundo”, afirmaron en la entidad.
Por último, dijeron que “las expectativas se centran en un proceso de reconstrucción que marque un verdadero cambio en el ciclo ganadero, permitiendo que la industria se recupere y aproveche su enorme potencial”.
“La sequía ha demostrado ser un desafío persistente, pero con las condiciones adecuadas y el apoyo necesario, la ganadería argentina puede volver a florecer”, cerraron.
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