En el Congreso A Todo Trigo, Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores de Granos, apuntó contra los fideicomisos creados por el Gobierno. “Son retenciones encubiertas y, por lo tanto, son ilegales”
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MAR DEL PLATA-. “Nos retienen dinero sin nuestro consentimiento. Los fideicomisos privados obligatorios de oleaginosas, maíz y trigo son retenciones encubiertas y, por lo tanto, ilegales. No están aprobadas por el Congreso”.
Con ese fuerte y directo mensaje y ante la atenta mirada del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores de Granos, abrió su discurso en el 11º Congreso de A Todo Trigo 2022, organizado por la entidad en el Hotel Sheraton de la ciudad de Mar del Plata, bajo el lema “Avanzar o retroceder, esa es la cuestión”.
Además, dijo que esperaba las palabras del ministro a continuación, “para contar lo que va a pasar cuando llegue el trigo HB4 a nuestros mercados, cómo vamos a salir de esta situación”.
Hoy el Gobierno aprobó la siembra del trigo HB4 tolerante a sequía de Bioceres. Una gran parte de la cadena agrícola que participa del encuentro no acepta tal disposición ya que interpreta que ello ocasionaría pérdida de mercados internacionales.
El evento que empezó hoy de manera presencial y que durará hasta mañana buscará reunir a toda la cadena agroindustrial para debatir los horizontes del cultivo, en las puertas de la siembra del próximo ciclo productivo; además de generar el ambiente para el intercambio de opiniones, conocimientos y tecnologías.
El dirigente señaló que, “suponer que se puede controlar la inflación, es decir el proceso de crecimiento permanente de los precios, interviniendo los mercados agrícolas es, como mínimo, un enorme y muy costoso error”.
“Nos retienen dinero sin nuestro consentimiento. Los fideicomisos privados obligatorios de oleaginosas, maíz y trigo son retenciones encubiertas y, por lo tanto, ilegales. No están aprobadas por el Congreso”, enfatizó.
Para Rivara, “el simplismo de mirar un precio de venta de un grano y compararlo con el precio de venta de años atrás, sin observar el aumento de los costos entre uno y otro valor de venta, es de un infantilismo que asombra”.
En este sentido, hizo alusión al contexto internacional complejo que se vive en la actualidad, donde la invasión de Rusia a Ucrania ha revalorizado a los países proveedores de alimentos e indicó que los países que poseen la fortuna de tener tierras fértiles y productores capaces “están estimulando al máximo la siembra de granos”.
“Esto es lo que hace Brasil, camino a convertirse en la góndola de alimentos del mundo. También hacen Uruguay, Paraguay, Bolivia, Australia, etc., porque la inteligencia no tiene ideología. En los últimos 50 años, mientras nuestra producción agrícola-ganadera aumentó seis veces, la de Brasil lo hizo 14 y sus exportaciones se multiplicaron por 70″, subrayó.
En este sentido, señaló que los informes de intención de siembra de trigo destacan que no se va a aumentar la superficie triguera. “¿Cómo puede ser que ustedes no quieran juntarla con la pala, como afirman algunos funcionarios y periodistas? ¿O será que el aumento de los costos en la Argentina supera al aumento de los precios de venta? A los que encima hay que agregar las amenazas cotidianas de aumentos en la presión impositiva”, ironizó ante los presentes.
Continuando con su discurso, señaló que no está para discutir de quién es la culpa: “Esto es un fracaso colectivo. Es de todos. Lo que venimos a marcar es lo que hoy pasa en Argentina y que para cambiar esta realidad que nos duele lo que necesitamos, por sobre todas las cosas, es un nuevo contrato social, un compromiso colectivo”, añadió. A continuación aseguró que el compromiso del sector es el diálogo “con este Gobierno y con los que vendrán”.
Indicó que se debe hablar con honestidad y recordó que “el 14 de marzo el Gobierno aumentó dos puntos las retenciones al aceite y la harina de soja que, traducido al lenguaje común, le sacó a los productores unos US$400 millones por año para subvencionar, con esa plata, a las harinas de trigo”.
En esa línea, señaló que escuchar al secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, decir que el subsidio a la harina es “un esfuerzo del Gobierno nacional” causó “estupor” en el sector.
“No contento con tamaña deformación de la realidad, ordena que las bolsas de harina lleven la inscripción ‘Harina con subsidio del Estado’. Me hace acordar a un gobernador de la provincia de Buenos Aires que, con la plata de los bonaerenses, regalaba zapatillas con su apellido grabado en las mismas”, señaló.
Por otro lado, lamentó que luego de que el Poder Ejecutivo presentara el proyecto de ley de Fomento Agroindustrial, donde se aseguraba la estabilidad de beneficios por un “mínimo de cinco años, apenas dos meses después de presentarlo crearon fideicomisos, piden aumentar las retenciones y buscan aprobar otro impuesto extraordinario”.
Destacó la baja incidencia del trigo en el precio del pan al consumidor. “Son tiempos de extrema agresividad, de descalificación permanente a quien no comparte las ideas, se prefiere combatir a convencer ¿Alguien escuchó alguna vez decir que el kilo de trigo cuesta alrededor de $44 y que se necesita 1,1 kilo de trigo para obtener un kilo de pan que vale $270/$300?”, se interrogó.
Por último, pidió “diseñar un nuevo enfoque de la política agropecuaria y que sea un compromiso de las fuerzas políticas mayoritarias”.
Propuso incorporar en una agenda para un acuerdo marco de coincidencias los siguientes temas: eliminación del artículo 755 del Código Aduanero “donde se autoriza al Poder Ejecutivo a gravar con derecho de exportación, leyes de fertilizantes, semillas y de fomento agroindustrial, normalización dominial de acopios en terrenos ferroviarios, seguro agrícola, inserción internacional con desarrollo de exportaciones, reorganización impositiva en concordancia con países competidores, ley de Buenas Prácticas Agrícolas y, sobre todo, reglas de juego permanentes y estables.
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