Cuando Sergio Rey, del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), y Sebastián Bendayan, consejero del organismo por la industria frigorífica, previa consulta con sus familias, decidieron ir a Shanghai para participar de la feria China International Import Expo (CIIE), nunca imaginaron las peripecias y contratiempos que vivirían.
Organizada por el gobierno oriental, la tercera edición de la muestra termina hoy y es una de las más grandes y mejor posicionada del país. En más 500.000 metros cuadrados distribuidos en 20 pabellones, los diferentes expositores del mundo se reúnen para mostrar a los chinos sus productos que van desde alimentos, metalmecánica, automotriz, entre otros.
Todo comenzó a principios de octubre cuando solicitaron la visa a la embajada de ese pais que, previo a mostrar las invitaciones a la feria, quedó supeditada a un hisopado negativo con 72 horas de vigencia, antes de tomar el avión.
Via Londres, el 17 de octubre salieron rumbo a Shanghai. "A medida que nos ibamos acercando a la zona caliente, los controles eran más exhautivos. En esas horas en tránsito en el aeropuerto de Londres nos tomaron la temperatura y nos pidieron el resultado del hisopado", contó a LA NACION Bendayan.
Ni bien pisaron el aeropuerto de Pudong, unas personas vestidas "como astronautas" les pidieron la visa, la carta de invitación a la feria y el hisopado. Les hicieron firmar una declaración jurada que no habían estado con otras personas con sintomas de Covid-19 y los sometieron a un nuevo hisopado. "Nos ven a los de Occidente, que venimos complicados por la pandemia, como potenciales contagiadores", relató.
Cuando concluyeron los trámites burocráticos, los subieron a una combi y los llevaron a un hotel para hacer la cuarentena por 14 días. "Era un hotel cerrado al público, ingresamos por la parte trasera donde había apostado un movil policial en custodia y era el que abría la puerta del hotel", indicó.
"Después que los empleados del hotel, con los mismos trajes de astronautas, nos tiraron líquido sanitizante a nosotros y al equipaje, hicimos el check in y nos dieron a cada uno una habitación. Teníamos la prohibición de que no podíamos salir de la habitación y deambular por el palier. Nos dijeron que tenían cámaras para controlarnos. Por esos 14 días con mi compañero no nos vimos, pared de por medio, nos hablábamos por teléfono de habitación a habitación", añadió.
Sin contacto con el personal del hotel, cuatro veces al día les tocaban la puerta para avisarle que les habían depositado las bandejas de la comida en el palier. En unas bolsas les entregaron sábanas y toallas y ellos mismos tuvieron que hacer su cama.
Asimismo, les entregaron un termómetro y en una aplicación que debieron bajarse, dos veces al dia, a las nueve de la mañana y a las tres de la tarde, debían subir su temperatura corporal, bajo declaración jurada. "A los siete días nos hisoparon y luego a los 14 días otro hisopado final. Recién ahí nos informaron que nos podíamos retirarnos del hotel e irnos al que habíamos reservado", dijo.
Luego de pagar la estadía en el hotel de la cuarentena, les dijeron que debían comprar un cecular y un chip chino y bajarse otra aplicación en donde debían cargar sus datos, el certificado que le dieron luego de la cuarentena: "Si el código QR era verde en la aplicación podías circular, si era roja no. La app te geolocalizaba de manera constante".
Ni bien pudieron vivir "la nueva normalidad" y cansados de 14 días seguidos de comida oriental, se fueron a comer un buen bife a la usanza occidental. "En China todo se respeta a raja tabla: el distanciamiento, la temperatura y si bien el barbijo no es obligarorio, lo usan todos. Son muy cuidadosos", relató.
En la feria
Con más de 25 millones de habitantes, Shanghai es infinita. Todos los días viajaban una hora y media del hotel a la feria. Contrataron traductores para poder comunicarse y estaban ahí de 9 a 17 horas para promocionar la carne argentina. Pegado a su stand, estaba el del vino argentino.
"En la cultura oriental te pelean el precio a morir y el regateo es una constante, 'si te compro más que precio me haces', te dicen todo el tiempo. Es complicado negociar con los asiáticos", contó.
Si bien el evento no fue de la envergadura del año anterior, hubo mucho movimiento. "La economía china no paró, de los nueve primeros meses de la exportación de carne argentina, el 70% fue a China, de ese porcentaje un 15% son cortes premium", detalló.
Las expectativas que tenían los frigoríficos argentinos para la feria era llegar al menos a US$4800 por tonelada de esos 23 cortes congelados sin hueso, que estaban a un valor promedio de US$4000. "Al final las operaciones se cerraron entre US$4400 y US$4600. Si bien se recuperó, no se llegó a lo esperado. Pero se viene el Año Nuevo Chino y hay esperanzas que se mejore el precio por eso", describió.
Según contó, la semama pasada el presidente Xi Jinping "sugirió" a los importadores que no compren vinos austalianos, como signo de protesta por las declaraciones del Gobierno de ese país en contra de China en torno a la pandemia. "Existiría un rumor fuerte que pase lo mismo con la carne. Y eso sería bueno para nosotros", indicó. Asimismo, dijo que el hecho de que la Argentina haya participado de la muestra con un stand institucional a pesar del Covid.-19, fue bien visto por el gobierno chino.
La vuelta a casa no va a ser simple. Hace dos días, el gobierno local prohibió el ingreso al país de extranjeros de la UE, menos de Alemania, por lo que les cancelaron su vuelo de regreso. Inmediatamente, salieron a buscar un vuelo y encontraron para el próximo 12, vía el país germano.
"Eramos la cara visible de la carne argentina y, a pesar de la pandemia, no queríamos dejar de estar presente. Valió la pena el sacrificio. Los importadores ya nos están preguntando si vamos a venir en mayo a la SIAL", concluyó.
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