Juan Pablo Ravazzano, presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena), se mostró molesto porque el sector no pudo acceder a ese tipo de cambio diferencial
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“Fue una decepción terrible”. Juan Pablo Ravazzano, presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena), definió así cómo se sintió al ver hoy en el Boletín Oficial que, contrario a lo que le habían dicho en el Gobierno, la industria de alimentos balanceados para mascotas y grandes animales no fue incluida en el programa que reconoce un tipo de cambio a $300 para las economías regionales.
“Una vez más este dólar soja empieza a jugar en el sector de los alimentos balanceados de manera negativa quitando rentabilidad y competitividad en las exportaciones”, dijo el representante de Caena. Alertó que esta nueva versión del tipo de cambio diferencial pone en riesgo algunas exportaciones porque trae como consecuencia un aumento de los precios de la materia prima, siendo que ya venían con “precios muy justos”.
Anticipó que deberán subir los precios de los productos que ofrecen en el mercado interno un 15%, tal como ocurrió con el dólar soja I y II, cuando aplicaron aumentos de entre un 5% y un 15%.
Ravazzano contó que el 5 del actual, cuando el ministro de Economía, Sergio Massa, presentó el nuevo tipo de cambio, uno de los representantes de Caena le consultó al secretario de Agricultura, Juan Jose Bahillo, si iban a formar parte del programa y el funcionario les contestó que “nutrición animal sí entraba”.
“Nos quedamos tranquilos porque nos dijeron que íbamos a estar, nos ilusionamos con esa posibilidad, pero salieron las posiciones arancelarias y no estábamos”, comentó.
Hoy el Gobierno publicó la resolución 138 de la Secretaría de Agricultura en donde detalla las actividades de economías regionales incluidas en el “dólar agro”: la nutrición animal no fue incluida.
Frente a lo manifestado por el sector, LA NACION consultó en la cartera conducida por Bahillo. Allí explicaron que “esta es una primera lista, se van a sumar más economías regionales”.
“La soja y la harina de pescado, que están incluidos en el tipo de cambio diferencial, se van a vender en el mercado interno más caras, estimamos que un 30% más. Eso nos afecta de manera directa porque nosotros a ese precio no lo podemos trasladar en el mercado internacional”, señaló el empresario.
“Estos aumentos pueden poner en riesgo exportaciones porque ya veníamos con precios muy justos por el atraso cambiario y el costo país. A la carga impositiva se suma el costo del traslado a los puertos y el despacho de la mercadería, las retenciones y un montón de otros factores que hacen que producir en la Argentina sea caro con relación a otros países”, indicó.
Para Ravazzano, lo que está ocurriendo es una “injusticia”. Dijo que perjudican a un sector que “da mucho valor agregado”. Afirmó: “Que nos dejen afuera de este beneficio no se entiende”.
Por otro lado, se refirió a los problemas que tienen para importar algunos de los microingredientes, que se utilizan para elaborar los alimentos balanceados y no se producen en el país, como consecuencia de la no aprobación u observación de licencias de importación. Según detalló, las autorizaciones son “a cuentagotas”.
“Estamos siempre con un stock mínimo sin margen de seguridad por cualquier eventualidad. Hay productos que se discontinúan temporariamente hasta que vuelven a entrar. Y así todos. Lo que es peor es que ya nos acostumbramos a trabajar sin poder planificar un crecimiento o nuevo mercado de exportación”, concluyó.
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