La cadena de valor puede acercar a productores y consumidores e insertarse en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
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Con el objetivo de concientizar a la población mundial sobre la importancia de la alimentación equilibrada y saludable, 2021 fue designado por la FAO como el año internacional de las frutas y verduras. Sin dudas se trata de un tema clave para la salud, la nutrición y la seguridad alimentaria, ya que cubrir estos requerimientos continúa siendo un desafío a nivel global.
Si bien en los últimos 20 años la producción de frutas y verduras ha aumentado su productividad en más del 50%, la cantidad mínima diaria recomendada por habitante aún no se ha alcanzado y, por ello, es necesario continuar en la búsqueda de mayor productividad, como así también en la optimización de la distribución y la logística.
Para cubrir las necesidades nutricionales de todo el planeta, una vez más, será necesario producir más y mejor. La ONU ha definido los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible, once de los cuales están íntimamente ligados al sector de frutas y verduras, incluyendo aquellos relacionados con la producción y su cadena de valor sustentable, la alimentación diversificada, saludable y segura, el incremento en la diversidad de cultivos, y otros relacionados al desarrollo de comunidades a través de los agricultores y los demás actores de la cadena.
Para garantizar la disponibilidad de estos alimentos a nivel mundial, será clave trabajar sobre algunos factores dentro de los cuales, sin dudas, se encuentra la adopción de tecnologías como: nueva genética con mayor potencial de producción, más estabilidad y mejor comportamiento sanitario, sistemas para el uso más eficiente del agua y los nutrientes, uso de tecnologías biológicas como insectos polinizadores que mejoren los niveles productivos, entre otras herramientas disponibles que permitirán aumentar los rendimientos y la calidad de los cultivos. Por otro lado, será clave disminuir pérdidas y asegurar la inocuidad alimentaria, mediante el buen uso de fitosanitarios químicos y biológicos, y tecnologías de poscosecha y empaque que, en un balance correcto, ayuden a los productores a proteger cada kilo de alimento generado, asegurando así sistemas más sustentables.
Tranqueras afuera será fundamental trabajar en toda la cadena de suministros, ya que se trata de productos altamente perecederos y, por eso, los problemas de distribución y acceso generan desperdicios y pérdida de calidad. En este sentido, en algunos países se observa una tendencia hacia el “compre local”, acentuada durante 2020 por la situación del COVID-19, que apunta no sólo a cuestiones de cantidad y calidad de alimentos, sino también a su accesibilidad debido a su precio en el mercado.
Finalmente, aunque no menos importante, generar confianza en los consumidores a través de la trazabilidad de toda la cadena, asegurando que cada consumidor pueda conocer y elegir qué alimentos consumir, será también una de las claves para los vegetales del futuro y, para ello, las tecnologías de agricultura digital actualmente disponibles tendrán un papel fundamental.
El año de las frutas y verduras es una nueva oportunidad para acercar el campo a la mesa, para mostrar la importancia del trabajo de los agricultores, para escuchar las necesidades de los consumidores y, sobre todo, para definir estrategias de largo plazo que aseguren la producción, la distribución, y el consumo responsable de alimentos saludables en todo el mundo.
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El autor es doctor en Ciencias Agropecuarias de la UBA y gerente senior de Investigación y Desarrollo de BASF