Los países desarrollados fijan nuevas normativas para importar alimentos que pueden perjudicar las exportaciones argentinas; proponen un estándar nacional que mida la emisión de gases
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La certificación de sustentabilidad ambiental de los productos se ve hasta ahora sólo como una amenaza. Pero en breve se convertirá en una condición necesaria de acceso a los mercados desarrollados. Y ya hay varios ejemplos que empiezan a demostrarlo.
"Las exportaciones a Francia, a partir del 1° de julio de este año y para un grupo de 20 productos, debe tener el etiquetado de huella de carbono. Esto significa que algunas bodegas argentinas que exportan allí por unos 20/30 millones de dólares están en problemas", dijo Gustavo Idígoras, consultor privado y ex agregado agrícola ante la Unión Europea (UE).
Idígoras presentó días pasados un trabajo en el que advierte que el 22 por ciento de las exportaciones argentinas (que el año pasado fueron de 68.134 millones de dólares) están en riesgo por las exigencias ambientales. En diálogo con La Nacion, el consultor apuntó otro caso detectado, que fue el de una empresa que vendía arroz orgánico a Francia. "No le compran más -enfatizó Idígoras-, porque dijeron que no tenía ningún tipo de etiquetado de huella de carbono. Es un caso puntual, pero es caso paradigmático que refleja los inconvenientes que van a suceder en los próximos años."
Se suman a esta preocupación las empresas exportadoras de maíz Flint, el cereal colorado que la Argentina exporta 350.000 toneladas para la elaboración de corn flakes . "Kellog's, una de las firmas compradoras, ha establecido que para vender en Europa esta materia prima tiene que cumplir determinados estándares de sustentabilidad", agregó el consultor.
Y siguió dando ejemplos. Tesco, la cadena de supermercados más grande el Reino Unido, que tiene alrededor del 70 por ciento de las ventas del mercado minorista de alimentos y bebidas de todo el Reino Unido ya tiene 122 productos alimenticios etiquetados con huella de carbono a partir de su línea de producción propia.
En los Estados Unidos, Wallmart está haciendo lo mismo y McDonald's está empezando a pedir estas exigencias para la compra de los distintos insumos para sus hamburguesas.
En síntesis, la Argentina, como país exportador de agroalimentos, tiene la luz de alarma encendida.
Según el ex agregado agrícola los mercados con requisitos actuales de sustentabilidad son la Unión Europea (UE), los Estados Unidos, Japón y Corea. Están en riesgo con estos mercados exportaciones argentinas por 9100 millones de dólares y los rubros más afectados son:
Oleaginosos: (harina de soja y aceite) 5000 millones de dólares.
Frutas: (cítricos, manzanas y peras) 1000 millones de dólares.
Vinos: 500 millones de dólares.
Carnes vacunas: 350 millones.
Carnes aviares: 200 millones.
Lácteos: 150 millones.
Los mercados que potencialmente aplicarían requisitos son Medio Oriente, Magreb, países asiáticos (menos China e India), Sudáfrica y Chile ponen en riesgo 5700 millones de dólares de exportaciones agroalimentarias argentinas. Los rubros potencialmente más afectados son:
Maíz y harina de soja: 2000 millones de dólares.
Leche en polvo: 400 millones.
Carne vacuna: 300 millones.
Carne aviar: 200 millones.
Preocupante
La preocupación por el cambio climático va en aumento. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE) las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) alcanzaron un record histórico en 2010. Aumentaron un 5,9% en comparación con el anterior récord que se había registrado en 2008, a 30.600 millones de toneladas métricas.
"En ese sentido, la agricultura produce actualmente el 14 por ciento de las emisiones globales anuales de gases invernadero, casi lo mismo que el transporte", consigna el estudio presentado por Idígoras.
De esa cifra la Argentina aporta sólo el 0,56 por ciento (173,8 toneladas) según la AIE. "Y según las Naciones Unidas, en la Argentina, el 41% de esas emisiones provienen del sector agrícola y ganadero, según su último informe, de 2005", recordó Raúl Roccatagliata, jefe del Instituto de Negocios Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y director ejecutivo del Programa de Inserción Agrícola (PIA) en cuyo marco presentó Idígoras su informe.
De todas maneras el directivo sostuvo que por la manera de producir podemos decir que "no somos los grandes polucionadores".
Roccatagliata agregó que "las barreras medioambientales es lo que se viene. Es una nueva medida paraarancelarias muy complicada, por eso tenemos que empezar a hacer los deberes y trabajar con Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile y con todos los que estamos embarcados en la producción y comercio de alimentos".
A propósito, el directivo recordó los lineamientos establecidos por la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM), que propuso impulsar políticas de incentivo, expandir la producción y el consumo de biocombustibles y promover las buenas prácticas agrícolas.
Según Idígoras en el mundo la metodología para medir la sustentabilidad de los productos no es homogénea, por eso hay una gran confusión. Muchos utilizan el modelo de Huella de Carbono, que mide las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero (GEI) expresada en Dióxido de Carbono (CO2). La medición se hace no sólo en base a todos los procesos de la producción, sino también al transporte y la manera en que se desechan los residuos.
En tanto, la Argentina "tiene un desarrollo incipiente en materia de sustentabilidad ambiental y social; pocas empresas líderes aplican estándares que adoptan de terceros países para vender en determinados nichos de mercado pero no se visualiza una cultura productiva de la sustentabilidad", señaló Idígoras.
Agregó que en el país hay muchas iniciativas aisladas, "pero no existe un estándar nacional".
Al respecto, el secretario de Agricultura, Lorenzo Basso, dijo que en el país se está trabajando con la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) y con la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) en proyecto marca país denominada Agricultura Inteligente, para mostrar al mundo las bondades de la agricultura argentinas.
El funcionario destacó que hay varios proyectos para disminuir las emisiones de GEI. "Uno de ellos es la determinación del óxido nitroso en la agricultura, que es mucho más poderoso que el dióxido de carbono. Lo hacemos en conjunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Asociación de la Cadena de la soja (Acsoja), y algunas universidades nacionales."
Otros proyectos apuntan a las evaluaciones de las emisiones de gas metano en la ganadería. "Estamos iniciando trabajos, a través del observatorio de la cadena de la carne, con el cual vamos a poder evaluar con el modelo de simulación las emisiones de gas metano de los bovinos en función de los modelos de producción", agregó.
Basso, además, anunció que el 24 de junio firmará en Roma la carta orgánica de una alianza global de 30 países, impulsado por Nueva Zelanda para la investigación de gases de efecto invernadero agropecuario.
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