Como objetivos para un sistema ganadero moderno hoy se apuesta a producir 15 toneladas de materia seca por hectárea, con una utilización del 80% que produzca 1000 kg de carne por hectárea, lo que significa a valores actuales unos US$1500 por hectárea, valores que nada tienen que envidiarle a la agricultura.
"La sustentabilidad no se negocia, el sistema de producción debe ser rentable pero sostenible y para eso se necesita cuidar el recurso", dijo Elena Patrón, consultora privada de Uruguay, en su presentación en el Simposio Fertilidad 2019.
Como sistema pastoril sustentable se entiende un sistema rotado con pastoreo intenso con altas cargas, fertilización balanceada y disponibilidad de agua en las parcelas. Así se multiplican las experiencias donde la materia orgánica sube en sistemas bien manejados.
Si bien todos los sistemas de producción son extractivos es imperioso limitarlos y balancearlos con procesos de producción, teniendo el foco en el balance de nutrientes. "Una ganadería bien manejada solo extrae un 5% de los nutrientes que come el animal en pastoreo, algo que cambia notablemente cuando se cosecha el forraje y se comporta como un ciclo agrícola", señaló Patrón.
En realidad, la pastura para corte es más extractiva que un cultivo agrícola anual debido a que se extrae mucha más biomasa, en kilos de nutrientes la extracción es entre 2 y 4 veces la extracción de un cultivo.
En cuanto a la fertilización, se debe estimar la demanda en función del análisis del suelo y, también, los requerimientos de las especies y cultivares, el manejo, la carga animal y el tipo de producción ganadera.
Por otro lado, se debe considerar la refertilización como una práctica permanente para mantener la calidad del forraje y los parámetros productivos. Así es que mejora la cantidad y la calidad del pasto que en una mejor condición aumenta la proteína y baja la fibra, mejorando la digestibilidad y la eficiencia de uso del forraje.
Cabe destacar que en todas las experiencias las prácticas se pagan, los márgenes de este sistema están entre los 400 y los 700 dólares por hectárea, a la vez que permite el recupero de los suelos agrícolas, según destacó la especialista.
LA NACION