En el campo El Retiro, en el sur de San Luis, con 400 mm anuales, maximizaron la producción decarne con una óptima alimentación de los vientres y un plan para las urgencias climáticas.
"Cuando arrancamos con El Retiro, hace siete años, era un campo de cría sobre pastizales naturales degradados. Desde entonces, duplicamos el rodeo de vientres, alcanzando una preñez estable del 90%, y avanzamos con la recría y el engorde de los terneros. Así, llevamos la producción de carne a 30 kg/ha, con una rentabilidad interesante", aseguró Alberto Wainer, gerente de Garruchos Agropecuaria, una empresa perteneciente al grupo Insud, de capitales nacionales, que en 2012 recibió el Premio a la Excelencia Agropecuaria de la nacion- Banco Galicia en la categoría Productor Ganadero.
El Retiro es un establecimiento de 75.000 hectáreas ubicado en Gobernador Dupuy, San Luis, donde las lluvias promedian los 400 milímetros anuales. "El 90% del campo está cubierto por monte de caldenes, el agua dulce no abundaba y los pastizales naturales, principal recurso forrajero, estaban deteriorados. Había 5200 vientres, muy grandes, inadecuados para la zona, y los índices de preñez no superaban el 65%. Los terneros se vendían al destete", recordó.
Sobre esta base, Wainer diseñó un plan de trabajo con la idea de maximizar la producción de carne para hacer sustentable el negocio. "El gran desafío era duplicar la carga para trabajar con menos de 6 ha por equivalente vaca, llegando a los 10.000 vientres en servicio, no más. Para seguir creciendo, nos propusimos sumar categorías de recría y engorde, que llamamos flexibles, de modo que ante una crisis climática pudiéramos desprendernos de ellas. Siempre tienen mercado", planteó.
El primer obstáculo para llevar el plan a la práctica era el agua dulce, casi la mitad del campo no tenía abastecimiento seguro. Por eso, había una gran concentración de hacienda en el resto que generaba sobrepastoreo y mal estado corporal de las vacas.
"Estábamos dispuestos a comprar más tierras, pero los pobladores nos advirtieron que había pozos abandonados. Los limpiamos, pusimos una electrobomba y descubrimos que salían entre ocho y nueve mil litros por hora de agua dulce. Repartiéndola, pudimos redistribuir la hacienda. Así, comenzamos a hacer un manejo más racional del pastizal natural", contó Gustavo Díaz, también ingeniero agrónomo y encargado del campo. Los descansos programados favorecieron la semillazón de especies como la flechilla negra, preferida por los animales, que empezó a producir abundantemente durante el invierno, período crítico para la oferta de forrajes de calidad.
Así las cosas, avanzaron con la implantación de pasturas en las áreas limpias, cerca de 7000 hectáreas. "Sólo se hacían alfalfas, que es una gran forrajera, eso no se discute, pero como no tenemos napa superficial, depende de las lluvias y, encima, es más cara. Por eso, incorporamos llorones y digitaria y estamos probando con buffel grass, que son resistentes a la seca y ofrecen volúmenes de pasto importante", agregó.
También, comenzaron con los maíces y sorgos doble propósito y la confección de reservas, tercerizando las tareas. "No somos agricultores, creo en la especialización. Así, le puedo exigir al contratista silos de máxima digestibilidad. Y logramos maíces de 4000 a 5000 kilogramos por hectárea", afirmó Wainer.
Para Díaz, el mayor reto fue armar un equipo humano que llevara el plan a la práctica. Como era difícil conseguir lugareños, tuvieron que incorporar gente de Santa Fe, Entre Ríos, Salta, Buenos Aires y La Pampa. "La filosofía del grupo es brindar buenos salarios, buenas casas, buen trato, formación en la tarea y una administración participativa, en la que el personal puede analizar cómo hacer mejor las cosas. Había 9 empleados y, ahora, somos 22. Todos tenemos la camiseta puesta", relató Díaz.
Terneros
"En El Retiro, la vaca es la primera actriz. Le tenemos que asegurar una alimentación adecuada para lograr preñeces por encima del 90 por ciento, aun en años de 250 a 300 milímetros de lluvia", indicó Wainer.
Para eso, además de mejorar la oferta forrajera, hubo que moderar el tamaño de los vientres. "Las vacas adultas pesaban 550 kg, por lo que consumían más de 15 kg de materia seca por día contra 12 kg de una de 420kg. Tres kilos por cabeza es una enormidad y, encima, si uno no lo tiene no se preñan. Para nosotros sería un año perdido", subrayó Díaz.
Entonces, la estrategia fue seleccionar la reposición para pasar a un frame de entre 4 y 5, lo que les permitió mejorar la eficiencia reproductiva, con la ventaja de poder producir novillos bien plásticos, de 380 a 450 kilogramos, para vender al consumo y la exportación.
Además, en años secos, destetan precozmente a partir de los 45 días de vida del ternero. "Sólo se hace cuando me lo pide el estado corporal de la vaca. Al quitarle la demanda de energía que genera el ternero, se preña con más facilidad. Nuestro personal está entrenado en la práctica, tenemos una bajísima mortandad", aseguró. Y agregó que "a los vientres vacíos no se les da segunda oportunidad. Estamos seleccionando por fertilidad. Como criadores, necesitamos máquinas de producir terneros", argumentó Wainer.
En esa línea, también incorporaron el servicio precoz de las vaquillonas, tanto en años buenos como en los malos. "Si no las podemos recriar a campo, lo hacemos a corral. Buscamos que lleguen a los 15 meses de edad con 300 kilogramos, para maximizar su vida útil", explicó Díaz.
Una dificultad que subsiste es el control de las pariciones en el monte. "El personal recorre los potreros atentamente, pero no se puede ver todo. Como la mayoría de los vacas adultas paren ahí, nos cuesta sobrepasar el 85% de destete en esa categoría", se lamentó.
Cerca de las metas
En siete años lograron duplicar el margen bruto
Actualmente, El Retiro está por cumplir las metas propuestas. Llegaron a las 6 ha. por equivalente vaca, tienen 9500 vientres y, además de los terneros, venden 2000 novillos gordos. "Los recriamos en montes de muy buena calidad, durante un año, con un bajo costo por kilo ganado; se terminan a corral y obtenemos el precio máximo de la zona. En siete años duplicamos el margen bruto", detalló Gustavo Díaz. Y añade Alberto Wainer: "Al ponerle techo al rodeo de vientres, todo el aumento de carga que permita la mejora del campo se hará en categorías de recría y engorde. Dependemos de la seca y del precio del ternero y del maíz. Nuestro negocio es flexible y nos permite crecer, minimizando riesgos".
Dixit
- "Nos propusimos sumar categorías de recría y engorde, que llamamos flexibles"
Alberto Wainer
Gte. Garruchos Agropecuaria