“No se puede engordar en forma rentable en esos valores”, dijo Juan Eiras, presidente de la cámara del sector
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La cadena ganadera espera en los próximos meses una oferta de siete millones de animales con una “ternerada de calidad y con gran desarrollo”. Sin embargo, para el sector feedlotero, principal demandante de esa materia prima, el panorama no es alentador: los precios que vienen haciendo los terneros no cierran ninguna ecuación económica para una actividad que ya viene castigada del año pasado.
En este sentido, Juan Eiras, presidente de la Cámara Argentina de Feedlot, señaló que lo que es un buen pronóstico para los criadores no se refleja para los engordadores a corral.
“En los remates televisados los precios tienen una firmeza inusual nuevamente, con valores en martillo que no responden a ninguna ecuación económica. Las operaciones en directo tienen un tenor más razonable. No hay manera que esos precios cierren ningún negocio, tenga las características que tenga, sea para recría o destino final”, indicó a LA NACION.
“Los valores de zafra esperados tienen que ser ajustados medianamente a la paridad con el gordo. Con valores entre $180 y $185, promediando los kilos, según sea hembra o macho, el mercado tendría dinamismo y los engordadores podríamos estar más activos. El sector no puede validar precios de entre $200 y $220, porque no se puede engordar en forma rentable en esos valores”, agregó.
Para el consultor ganadero Fernando Canosa, los engordadores a corral ya venían de un 2020 complicado y este año tampoco se muestra con estímulos. “Los mejores posicionados en el mercado son el criador y quien hace el ciclo completo. En el medio están los invernadores a pasto y la peor parte se la llevan los feedloteros”, dijo.
En este contexto, se suma el precio del maíz, donde pareciera que la única forma de diluir el alto costo de compra es alargar la recría. “Habrá que meterle más kilos a pasto. Esto llevará a alargar los plazos en el campo y se deberán acortar los tiempos en el corral. También habrá preponderancia de suplementaciones con grano a pasto para la terminación”, añadió.
Según Eiras, para los feedlots, el rumbo hoy es sumar kilos al animal que ya está en el corral en lugar de comprar uno nuevo.
“Con el último repunte, los números del gordo no son malos pero los gastos entre compra y venta tienen un costo de $50 de diferencia por kilo que por novillo llega a los $10.000. El negocio está corrido y no es un problema del feedlotero sino que estamos yendo a una pared que nos va a llevar puesto”, remarcó.
En un contexto de incertidumbre macroeconómica, desde hace tiempo la ganadería se ha convertido en un resguardo de valor. Para Eiras, “una vez más, sin duda hay productores que lo que hacen es comprar patas o piezas más allá de su valor, pensando en que el futuro cercano económico no es bueno”.
En coincidencia, el especialista en ganadería observó que estas relaciones de compraventa tan altas están influenciadas por una falta de confianza en la economía en general: “Van a pagar esos valores porque no pueden ir al dólar u a otros bienes. Estas relaciones de precios no son circunstanciales, sino que se van a mantener en el tiempo”.
La voz de los intermediarios
Los consignatarios aseguraron que con el correr de las salidas de los terneros se verán en detalle los valores. Andrés Mendizabal (h) dijo que los precios en los primeros remates de zafra rondaron entre los $200 y $220 para el macho y la hembra entre $190 y $200.
“Es un buen alivio para todos los criadores. Son valores satisfactorios para los productores con respecto al año pasado donde la ternera estaba entre $125 y $135 y el macho entre los $135 y $145. Si los comparamos con la actualidad, tuvo una actualización importante de su precio con respecto a la economía en general. Es bueno que los precios acompañen los valores de la economía doméstica”, sostuvo.
En tanto, el consignatario Gervasio Saénz Valiente señaló que el año pasado hubo campos que estaban dedicados a una agricultura marginal que pasaron a ser campos de recría. “Si bien habrá un volumen muy parecido al año pasado, con un buen valor del gordo, tienta a que la oferta de este año tenga una reducción por recría. Porque quien tiene la disponibilidad de pasto, o no tiene necesidad económica, no va a vender. Todo lo que se pueda guardar el criador lo va a hacer”, puntualizó.
Para Eiras, es difícil tener una visión clara de mediano plazo para la actividad: “No hay manera de proyectar un panorama seis meses hacia adelante desgraciadamente en esta Argentina”.
Por último, Canosa vaticinó que seguramente en el corto plazo habrá una menor oferta de hacienda en pie porque habrá menos animales en encierre a corral. “Pero, en última instancia son más kilos que aparecerán más adelante (que lo que había años anteriores) y que llevará a una mayor oferta en el mercado de carnes, a una mayor producción”, finalizó.
LA NACION