A las restricciones a las exportaciones, primero de carne y luego de trigo y maíz, se le suman los inútiles fideicomisos aceiteros, harineros y fideeros, así como las restricciones a las importaciones de algunos insumos, el retraso del tipo de cambio, la inflación galopante y ahora la falta de gasoil.
Sí, la falta de gasoil en pleno comienzo de la cosecha gruesa. ¡Qué barbaridad! Y los camioneros, ni lentos ni perezosos, comienzan con sus cortes en las rutas y entradas de los puertos en reclamo de aumentos de tarifas y suministro de combustibles. Se transforman en otra forma de piqueteros en el país del viva la pepa, donde somos pocos los que queremos trabajar y muchos los que viven del trabajo de los otros, en un país donde la ley parece un espejismo que jamás logra aplicarse del todo.
Esta medida de los camioneros está impulsada por Fetra (Federación de Transportadores Argentinos), una entidad combativa por naturaleza que ha vivido reclamando tarifas obligatorias y no referenciales como lo es hasta el momento.
Durante nuestra gestión de cuatro años en el Ministerio de Agricultura participamos junto con los representantes del Ministerio de Transporte, de las entidades agropecuarias y de otras cámaras y federaciones de camioneros, de la negociación de las tarifas de referencia y pudimos mantener el sentido de la libertad de contratación y de la negociación de las mismas entre las partes involucradas, más allá del establecimiento de tarifas de referencia como meramente indicativas y que se reajustaban en general dos veces al año.
Los piquetes no son la solución. La solución es el diálogo y la búsqueda de consensos que armonicen los intereses en conflicto como creo que logramos durante nuestra gestión en este terreno, al que se le agregó entre otras cosas: la instrumentación de un sistema revolucionario de otorgamiento de cupos en las terminales portuarias, que disminuyó significativamente las colas de espera y permitió una mayor rotación del parque automotor; la aprobación de la circulación de los camiones escalables y bitrenes que aumentaron la capacidad de carga y contribuyeron a disminuir el costo de transporte desde lugares más remotos; así como el aumento significativo del transporte de la carga por ferrocarril.
Es hora de que los responsables de todas las medidas desafortunadas del Gobierno que están afectando al sector agropecuario en particular y a la ciudadanía en general, se marchen a su casa y el señor Presidente intente colocar en dichos puestos a gente más idónea, que apueste por la liberación de las exportaciones, la eliminación de los fideicomisos, la baja de impuestos, la disminución del tipo de cambio y salida del cepo, la habilitación sin restricciones a la importación de insumos y la generación de los incentivos necesarios para la producción local de fertilizantes, el mayor uso de biodiésel en los cortes de combustible y la producción de distintos tipos de fuentes energéticas, así como en su distribución, todo esto sumado a la instrumentación de un programa monetario coherente que reduzca drásticamente la inflación, los subsidios y los planes sociales que han fracasado al no revertir la pobreza. Caso contrario, en poco tiempo más el país piquetero terminará con lo poco que nos queda de libertad. Empecemos ya, tomando como ejemplo de lucha por la República al intendente de San Nicolás.
El autor fue subsecretario de Mercados Agropecuarios
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