GDM, que controla el semillero de Chacabuco Don Mario, invertirá US$1,5 millones por año desde 2021 para montar una estación experimental del cultivo con foco en un amplio plan de negocios
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La firma GDM, que entre otras marcas, controla el semillero de soja de Chacabuco Don Mario, el mayor proveedor de genética para este cultivo en la Argentina y Brasil y con una participación del 33% a nivel global en ese rubro, invertirá en los próximos años US$1,5 millones por año para montar una estación experimental en Hungría de ese producto.
GDM factura con las semillas unos US$250 millones al año (según el cierre de 2019 y considerando, además de soja, otros productos como maíz y trigo) y ya tiene negocios, además de la región, en Estados Unidos, Sudáfrica y China.
En Europa venía con operaciones pero ahora la novedad es el avance hacia una estación experimental propia en la zona de Budapest para soja no modificada genéticamente. En Hungría la firma tendrá un bloque de cruzamiento y todas las etapas del mejoramiento desde surcos de progenie para el cultivo a ensayos avanzados e invernáculos para la evaluación de enfermedades. El responsable de esa operación será el argentino Santiago Rabasa, integrante de la firma.
Hungría ofrece oportunidades para Europa en general y representa una posición cercana a Rusia y Ucrania, dos mercados que podrían tener una proyección importante para el crecimiento en soja. En Rusia se sembraron 4,35 millones de hectáreas en el ciclo 2019/2020 y se proyectan 4,3 millones de hectáreas en 2020/2021, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). En tanto, en Ucrania se cultivaron 4,49 millones de hectáreas en 2019/2020 y se estimaron 3,1 millones de hectáreas para 2020/2021.
La presencia en Hungría también le cierra pensando el negocio de China y el potencial para sojas especiales, de consumo humano directo. Además, está el interés por buscar una diversificación hacia otros productos como legumbres.
“La razón por la que nos establecemos en Europa, en primera instancia, es poder atender la oportunidad que vemos en el crecimiento de la soja a grupos muy cortos (de madurez), esto es 0, 00, 000 y 1 a Europa del Este, Ucrania y Rusia, que tiene un potencial de crecimiento interesante. Al mismo tiempo, esta estación en Europa nos va a servir para potenciar el trabajo que estamos haciendo en China porque los grupos de madurez o la genética utilizada es semejante”, expresó Gerardo Bartolomé, CEO y presidente del Directorio de GDM.
Bartolomé remarcó también que “Europa es donde las tendencias de cambio en los hábitos de consumo están más fuertes”. Al respecto, indicó que “entonces estar cerca de esos mercados nos va a permitir atender mejor esas nuevas demandas”.
“Lo que queremos generar es un sistema de mejoramiento predictivo que utilice datos genómicos, datos de sensores remotos e imágenes y datos ambientales y combinando todo eso poder atender las demandas específicas y dinámicas que se están generando justamente para responder a esos cambios en las tendencias de consumo y para los cuales entendemos que no siempre una especie es la mejor solución. Por eso es que queremos diversificarnos, buscar las opciones dentro de la soja para atender estas nuevas demandas pero también diversificarnos hacia nuevas especies de legumbres”, contó Marcos Quiroga, director de Investigación del grupo.
En la firma coinciden con diversas proyecciones globales respecto de que en los próximos 10 a 15 años no habría cambios significativos en el negocio de soja, sobre todo con China, el mayor comprador del grano, traccionando la demanda de proteínas de origen vegetal para la producción de carne.
Pero están pensando ya y tratando de analizar qué impacto podrían tener productos que se promocionan como de supuesta “carne” con proteínas vegetales directamente o la carne de la laboratorio. En su línea de evaluación está el fenómeno de las dietas “plant based”, con foco en frutas, verduras, algunos granos pero que reducen o excluyen los productos de origen animal.
Desafíos
De la facturación global de la empresa, el 50% es hoy de la Argentina y el 45% de Brasil. Entre otros mercados, hay expectativas por China más allá de lo señalado respecto de Europa.
En China se hacen unas 8 millones de hectáreas con soja, al margen de lo que importa, que son para consumo humano directo. Es soja no modificada genéticamente. El grupo viene haciendo evaluaciones en 25 localidades chinas, tiene seis variedades en proceso de registro y cuatro que directamente están “en pleno registro”. La firma está hablando con varias firma chinas para hacer una comercialización conjunta, la forma con la cual podría vender según las normas de ese país.
Hay expectativas de que China avance en algún momento hacia la aprobación de la soja transgénica para su cultivo, lo que daría un mayor valor de mercado. Hoy los rindes chinos están a la mitad de la Argentina, con 17 a 18 quintales en el país asiático, y en la firma creen que pueden aportar a la productividad de China.
Otro mercado que viene creciendo para la firma es EE.UU. Allí tiene sus variedades y licencias para otras firmas y la proyección es que ese mercado represente un 20 a 25% del negocio en tres a cuatro años. Para destacar, la empresa está llevando a unos 120 trabajadores temporales a trabajar a EE.UU en campos donde están los cultivos de la firma. Les ofrece así no solo un trabajo temporal con los cultivos en la Argentina sino complementar en otros momentos de año con las necesidades de la compañía en Estados Unidos.
En Chacabuco la empresa puso en marcha el año pasado nuevos invernáculos en un campo de cría para la genética de soja que demandó una inversión cercana a los US$4 millones. Se trata de una inversión para atender todas las demandas globales de genética de la compañía.
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