Se trata de animales de Hampshire Down que presenta la Cabaña El Charabón, de Ayacucho, Buenos Aires
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El Pabellón Ocre en la Exposición Rural de Palermo es escenario de un hito trascendental para la raza ovina Hampshire Down. El año pasado, la Argentina superó barreras sanitarias que impedían la importación de material genético desde Inglaterra, origen de la raza. Este logro marcó un punto de inflexión porque permitió que los ejemplares con esa genética volvieran a competir en la muestra.
“Para nosotros es extraordinario lo que sucedió. Después de alrededor de 50 años, gracias a la gestión de la Asociación Criadores de Hampshire Down pudimos volver a ingresar genética desde Inglaterra, que es el corazón de la raza”, dice Abel Ernesto Arana, propietario de la Cabaña El Charabón, de Ayacucho, que fue uno de los que compró la genética y trajo tres de estos animales a la exposición.
“Para nosotros fue un esfuerzo enorme, compramos 42 pajuelas [de semen]. Si bien el semen llegó en abril del año pasado, un poco tarde para el servicio, pudimos traer estos animales de 10 meses de vida”, agrega el criador, que desde hace 15 años participa en la exposición.
En diálogo con LA NACION, María Dolores Brandi, que pertenece al directorio de la Asociación Criadores de Hampshire Down de la Argentina, explica que los primeros animales en pie de la raza se introdujeron en el país hace 150 años. Posteriormente, con los avances en genética, se limitó la importación a semen y embriones.
Sin embargo, desde los 90 hubo un período de aislamiento genético debido al brote de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o “mal de la vaca loca” en Inglaterra. Como resultado, se afectó el movimiento de animales en pie y de material genético de Europa hacia América Latina. Esto dejó a la raza Hampshire Down aislada, sin acceso a material genético externo.
En 2018, la asociación comenzó a trabajar en colaboración con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y el ente sanitario de Inglaterra para establecer un protocolo compatible y permitir la importación nuevamente. Después de mucho esfuerzo y trabajo conjunto, el año pasado finalmente lograron superar los obstáculos y retomar la importación de material genético. En 2022 llegó así desde Inglaterra un embarque de material genético de semen y embriones.
“Logramos destrabar la barrera y lo importante es que se destraba no solo acá en la Argentina, sino también queda abierto para toda la especie ovina y la región trabaja en espejo en el protocolo sanitario. Paraguay lo pudo abrir, y Brasil y Uruguay también están en tratamiento. Así que es importantísimo que, a raíz de una gestión que se inició en la Argentina, toda la región se vea beneficiada”, indica.
Por su parte, el criador Arana destaca que esta posibilidad de importar beneficia a los dos mercados, por la Argentina e Inglaterra. “Nosotros tenemos cosas que ellos no tienen, y a la inversa. Hay otras cabañas que también han importado embriones”, precisa.
Con relación a la raza, afirma: “Estamos muy conformes porque son animales muy carniceros; tienen 10 meses, son nuevos, pero con muy buen peso: 105 kilos. Aunque la mejor respuesta la vamos a tener en dos o tres años, por el vigor híbrido y el choque de sangre. Va a ser muy bueno”.
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