Se trata del grupo Albaugh que, a través de la empresa Atanor, desembolsará ese monto en cinco años
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SAN NICOLÁS.- Con el foco puesto en expandir su portfolio de productos de agroquímicos en el país, la compañía Atanor invertirá en los próximos cinco años un total de US$90 millones. Con una historia de 85 años, tiempo atrás decidió incursionar en esta industria. En rigor, hace 25 años que esta empresa forma parte del grupo Albaugh, fundada en Iowa por un agricultor, Dennis Albaugh, donde su eje es ofrecer una paleta de soluciones y agroquímicos para productores.
“Los desafíos en la Argentina son seguir añadiendo productos a nuestro portafolio para que los agricultores puedan comprar no solo herbicidas, sino también insecticidas, fungicidas, porque estamos aquí para ayudarlos. Ese es el próximo paso. Somos una compañía que se centra en el desarrollo y la creación y, si querés desarrollar y hacer crecer tu negocio, tenés que, continuamente, invertir en tu negocio. Por esto, cada año invertimos en el país. Algunos años más que otros, y a veces menos, no por nuestra propia voluntad, sino por problemas económicos y financieros del país”, dijo a LA NACION Kurt Pedersen Kaalund, CEO Global de Albaugh.
En la actualidad, la firma posee en el país tres plantas de las 12 que tienen en el mundo. “Nuestra idea es seguir invirtiendo en tecnología y servicios. Una de las tres plantas está en Río Tercero; ahí en los últimos tres años llevamos invertidos más de US$40 millones. Este año vamos a invertir 20 millones hasta llegar a los US$90 millones. El objetivo es que esa planta no solo abastezca el mercado local de 2,4D, con toda la tecnología, sino también para exportar a Estados Unidos. En cuanto a las restricciones macroeconómicas, el año pasado hubiésemos invertido mucho más, pero no podíamos importar los servicios y la infraestructura que no estaba en el país tampoco la podíamos importar ni desarrollar. Y eso se nos demoró”, señaló Nicolás Winschel, presidente y CEO de Albaugh Latam South.
Aunque prefirió no realizar comentarios sobre la política local, Pedersen Kaalund dijo que “los agricultores en la Argentina están haciendo un trabajo fantástico y necesitan una economía mundial abierta, donde puedan exportar sus cultivos”.
“Necesitamos tener la capacidad de importar equipos e insumos básicos que no podemos comprar en el país para la producción y la generación de valor que tenemos con nuestros productos, y necesitamos importar servicios. Así que tenemos que poder importar. Por lo que, una economía que permita el intercambio libre entre los países, para los agricultores y para nosotros, en una base justa por supuesto, para todos, es importante para nosotros y para nuestros clientes. Y eso lo apoyamos en cualquier lugar incluyendo en la Argentina”, enfatizó.
En cuanto a si piensan abrir el abanico del negocio e ingresar en la industria semillera, el directivo de origen dinamarqués lo negó. “Somos 3000 personas. Estamos en el 8º lugar en la industria global, vendiendo casi US$3 billones. Creemos que la clave para nuestro éxito es lo que llamamos el mantra de Albaugh: ‘priorizamos, simplificamos y ejecutamos’. Priorizamos en la protección agroquímica la calidad, el servicio y el precio competitivo para el agricultor. Para hacer eso, tenemos que simplificar cómo operamos porque así podemos ser eficientes. Y entonces tenemos que ejecutar porque, si son grandes planes pero no lo hacemos, entonces no ayuda al agricultor. Así que tenemos que ejecutar. A veces la idea no vale tanto, hay que ejecutarla. Por esto, nos focalizamos en los agroquímicos. Nosotros le damos una paleta súper completa de soluciones al productor para la protección de cultivos. Que él elija la mejor semilla y nosotros le damos la mejor protección”, aclaró.
En la actualidad, dijo Winschel, el desafío pasa por balancear el portafolio, donde están muy identificados con solo tres productos. Pero en el último tiempo, la compañía fue adquiriendo distintas empresas en el mundo y obtuvo insecticidas, fungicidas y herbicidas. “Hoy estamos en el mercado, fuimos el tercer jugador del mercado en valores y número uno en volumen en el 2023. Somos muy relevantes”, explicó.
En rigor, el año pasado tuvieron una facturación de 600 millones de dólares y en 2024 estiman crecer un 10%. Hoy el 90% de lo que producen y venden lleva la marca Atanor pero en el pasado era al revés, ese porcentaje vendían a otras compañías que le ponían su propia marca. “De acá a cinco años la idea es ser una compañía que esté cerca de los US$850 millones [de facturación]”, afirmó.
“Cuando vivía en Dinamarca, aprendí que un productor agropecuario es el trabajo más dificultoso que uno puede hacer porque no podés controlar nada: no podés controlar el clima, el precio de las comodidades que producís. Hay tantas cosas que no podés controlar. Lo único que podés hacer es rezar y pedirle a Dios que te ayude”, recordó.
Sobre su mirada sobre la agricultura mundial y la movida medioambientalista, señaló: “No tiene que ser un conflicto, se puede trabajar juntos entre los productores y la industria para ayudar a la producción de una agricultura más sostenible”.
En este escenario, hicieron un convenio con Aapresid y con CampoLimpio para afianzar su trabajo en lo que es la aplicación sustentable. “Tenemos una línea de grandes contenedores (1000 litros), denominada Atanor XL que reduce un 95% el plástico que mandás al campo. Ese plástico que también se puede reciclar. Trabajamos con CampoLimpio, somos el principal aportante porque vendemos más volumen. Estamos incentivando el correcto uso de los bidones. Ese gran bidón que va al campo no vuelve a la planta sino que vuelve al distribuidor, donde hay unos grandes tanques y se va a hacer refill allí. Un productor de 200 hectáreas puede acceder a un XL”, explicó Winschel.
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