Karina Trono, veterinaria y doctora en virología, trabajó en una cepa contra la leucosis bovina, que genera pérdidas en los tambos
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“Me recibí a los 24 años y a los 30 me doctoré”. Así resume Karina Trono (54), una experta viróloga argentina, su extensa carrera. Recientemente, el Gobierno aprobó la cepa vacunal contra el virus de la leucosis bovina (BLV), un importante desarrollo que surgió de su tesis y por la que ahora es conocida como “la madre” de esta vacuna.
Karina es veterinaria y tiene un doctorado en virología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Fue en esta última instancia de su tesis que decidió comenzar a estudiar un problema que genera pérdidas a miles de productores en sus establecimientos.
“Sola no puedo andar, siempre busco gente que me acompañe”, aclara desde el comienzo de la entrevista con LA NACION. Dice también que no se considera “un lobo solitario” y rescata en todo momento el trabajo y acompañamiento de más de 30 personas con las que trabajó a lo largo de estos 14 años para poder concretar el desarrollo.
“La leucosis bovina la conocí en la facultad y una vez que entendí que era un problema del tambo decidí que iba a formar parte de mi tesis doctoral. Mi familia tenía un rodeo de carne, por eso yo no tenía cercanía y no la conocí con ellos”, relata la experta, que viene de una familia agropecuaria de la localidad de Lincoln, provincia de Buenos Aires.
Cuando habla, la científica responsable del evento y directora del Instituto de Virología del INTA, afirma que se define como una persona mixta, de actividad aplicada y ciencias básicas. Es decir, que intenta llegar a una solución a través de sus investigaciones.
“Con mi proyecto de tesis doctoral comencé a estudiar el virus de la leucosis y todos mis proyectos fueron por el virus. Tengo algo raro que no le pasa a los investigadores y es que entré vieja a esto, hice el camino habiéndome doctorado porque quise buscar las soluciones”, agrega la experta, que se considera más innovadora que investigadora.
A raíz del “linfosarcoma bovino”, el cáncer más común en el ganado vacuno, que afecta a más del 80% de los tambos en el continente, Europa Oriental y de Asia, cada año muere el 10% de los animales infectados con esta enfermedad.
Tras percatarse del problema que tenían en los establecimientos, la experta decidió embarcarse a estudiar el virus y, finalmente, tuvo sus frutos tras 14 años de investigaciones. En rigor, la semana pasada, en la Secretaría de Agricultura, se anunció la aprobación de la cepa vacunal desarrollada de un sistema profiláctico utilizando una cepa viral atenuada denominada BLV DX 6073. Se podrá incorporar al proceso de elaboración de una vacuna. Actualmente, no existe ningún sistema de prevención o tratamiento disponible.
A lo largo de su carrera, dice Karina, participó de vínculos o asociaciones del INTA con empresas privadas como Biosidus, Biogénesis Bagó, entre otras, para el desarrollo de otros proyectos. “Me pone orgullosa que soy la pionera y fundadora de un laboratorio viral que permite darle garantía de calidad a los productos como hormonas, heparina, histamina, productos biofarmacéuticos. Esto [por la cepa vacunal] le dio un agregado de valor al proyecto”, relata.
“Esto no solo llegó a la publicación, sino a la concreción, a la entrega del producto y aplicación en campo”, asevera.
“Somos más de 30 personas detrás de este proyecto: economistas, ayudantes de terrenos, gente de campo, multidisciplina”, cuenta sobre sus colaboradores, y rescata que en el proyecto de la vacuna hubo un engranaje casi perfecto a través del vínculo con los organismos correspondientes para llegar a la concreción.
Durante la presentación en la Secretaría de Agricultura, Trono fue bautizada por la presidenta del Senasa, Diana Guillén, como “la madre de la vacuna”, en medio del orgullo de sus padres Juan Carlos y Esther; su esposo Roberto “Pipo” y su hija Agustina, que observaban desde un costado de la sala.
“Todos [están] orgullosos y felices y mis otros hijos Joaquín, Ignacio y Constanza “Coti”, siguieron el tema porque es un momento de concreción”, menciona.
“Pienso que esto es gracias a mis papás que me dieron educación con mucha libertad y siempre agradezco que me dejaron elegir mi camino. Permanentemente, les contaba de la vacuna y ellos se la pasaban: ¿Y? ¿Y? Ahora están recontentos”, relata en medio de la emoción.
Por último, Trono rescata el valor del rol de los organismos públicos y la importancia de que haya un área de investigación en las empresas, que muchas veces se van desesperanzadas porque no encuentran una solución a sus problemas. Además, la experta se reconoce, dice, como “extremadamente dedicada”, y recuerda la frase de que “un investigador aislado es un lobo solitario”.
La vacuna contra la leucosis bovina no será de aplicación obligatoria para los tambos, pero los expertos creen que a raíz de la necesidad que tienen los productores para maximizar recursos, se va a ir incorporando voluntariamente y así evitar pérdidas considerables a futuro.
Esta nota se publicó originalmente el 26 de septiembre de 2022
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