Referentes de la Mesa de Enlace y del sector frutihortícola cuestionaron la medida en un momento donde faltan dólares y la brecha cambiaria afecta a la producción local
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Después de un ajetreado fin de semana en el que el Gobierno anunció la decisión de autorizar al Mercado Central a importar alimentos, integrantes de la Mesa de Enlace indicaron que para llevar adelante la iniciativa “se necesitan los dólares que hoy escasean” en el país y pidieron que se los deje producir. El plan se conoció tras una reunión que lideró el ministro de Economía, Sergio Massa, con el equipo económico en el Palacio de Hacienda.
Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), dijo: “Pensar en importar alimentos en un país donde generamos comida para 400 millones de personas parece una utopía, además para eso se necesitan dólares que hoy escasean en nuestra economía”.
Por otra parte, dijo que “no hay mucho misterio”. Afirmó: “Déjennos producir materias primas y alimentos sin asfixiarnos con impuestos y un doble tipo de cambio y los argentinos vamos a poder comprar alimentos a precios lógicos”. Y añadió: “Lo que tiene que hacer es sacar todas las trabas a la exportación como las restricciones, los permisos, los volúmenes de equilibrio, entre otros porque hoy son un limitante de desarrollo y de más producción”.
Carlos Achetoni, presidente de Federación Agraria Argentina (FAA), mencionó que la decisión del Gobierno de importar mercadería va “contrasentido” por dos motivos principales. La primera es que los precios en góndolas pueden llegar distorsionados y no porque al productor le paguen lo que corresponde. “No tenemos dólares para importar insumos [para producir], pero sí para importar alimentos. Esto es una distorsión fuerte, a veces, las distorsiones contribuyen a que se generen estas cosas, porque van de acuerdo de dónde venga los alimentos, por los fletes que se tengan que pagar”, indicó.
Explicó que las distorsiones oscilan entre lo que recibe el productor y lo que llega a las góndolas. Lo mismo sucede con cualquier otra producción. “Esto es una decisión para traer productos baratos. Es una competencia desleal para el productor argentino, porque [a los operadores del Mercado Central] les dan dólares físicos y con eso traen cítricos de España; banana de Ecuador o peras y vinos de Chile. En la conversión a ellos les conviene, pero a nosotros no nos dan los números para competir porque estos productos entran al dólar oficial y nosotros producimos al dólar blue [por los costos de producción]”, puntualizó.
La competencia desleal que se generaría con esto, explicó, será por una distorsión. “Si traen mercadería de afuera no se va a corregir la distorsión de precios que hay en la cadena. Traen productos de afuera cuando las economías regionales están afectadas por el clima, la sequía y el granizo. En realidad lo que deberían hacer es un precio para el productor”, resumió.
Por otra parte, Mariano Winograd, empresario frutihortícola, añadió que la Argentina se ha quedado sin dólares como consecuencia de las “pésimas” políticas agrarias que viene aplicando hace años. Esto, dijo, como consecuencia de “la emisión, del equilibrio fiscal, de la bastardización de la moneda, la inexistencia de créditos y la ridícula brecha entre el dólar oficial y el paralelo”.
“Es tan ridícula esta brecha que el dólar oficial vale $250 y el paralelo más de $450; para que los sojeros vendan su soja, la tienen que compensar, subsidiar, premiar, mimar, franelear a $300 o $350″, afirmó.
En ese sentido, agregó que la idea de que el Gobierno vaya a tener dólares para comprar productos que son relativamente sustituibles, como la banana, el tomate o cualquier otro, “es una mentira y una ridiculez”.
“No van a hacer eso. Esto es una consecuencia de la tasa de inflación que anunció el Indec la semana pasada, que se debe exclusivamente a las pésimas políticas del Gobierno”, remarcó.
“No tienen cómo utilizar a las frutas y hortalizas para bajarlas, no tienen dólares en el Banco Central y no tienen la menor capacidad de actuar como importadores en sustitución de los empresarios que se dedican a esto. Esto es una mentira, un engaño”, resumió el empresario.
En tanto, Gabriel De Raedemaeker, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), sostuvo que la medida del Gobierno no se entiende o no se puede explicar, más allá de la “confusión ideológica” que tiene respecto de la concepción agropecuaria.
“En lugar de fomentarla e incentivarla, para generar un incremento en la producción de alimentos, lo que hace es restringirla, condicionarla, limitarla a través de distintas medidas de desincentivos tributarios o existencia a incrementos de derechos de exportación con múltiples tipos de cambio que generan un desincentivo tal que hacen necesario, de pronto, ante una situación de sequía, como las que hemos padecido, tener que recurrir a estas locuras de permitirles facilidades de importación de alimentos”, dijo. Esto, indicó, deja a los productores argentinos en total inferioridad de condiciones frente a sus pares de países limítrofes.
“A nuestros competidores les dan mejores condiciones comerciales, en lugar de fomentar la producción de alimentos nacionales. Si eso no es un tremendo condicionamiento ideológico, además de una impericia económica, no le encuentro otra explicación”, cerró.
En tanto, en un comunicado oficial Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), señaló: “No deja de sorprender, dado que el problema inflacionario no se remite a un producto o rama productiva en particular, como los alimentos, sino que es un problema de raíz macroeconómica, responsabilidad únicamente de la política económica”.
Agregó: “¿Tiene sentido usar las muy escasas reservas del Banco Central para gastarlas en importaciones de alimentos? Cuando esas reservas son imprescindibles para importar insumos que no se producen en el país, desde fertilizantes hasta piezas y accesorios de tecnologías varias para distintas actividades productivas. ¿Qué y cuáles alimentos se importarían? ¿Qué impacto tendrían en la medición del IPC? ¿Qué impacto tendrían realmente en la canasta de consumo de las familias?”
Por otra parte, CRA indicó: “¿Qué implicarían para determinadas producciones de alimentos nacionales, que van a vender aún menos, y así, agravar la crítica situación financiera de las empresas y golpear más la cadena de pagos? ¿Qué pasaría con los productores de frutas, verduras, carne, leche y otras producciones regionales, que reciben un precio interno que no cubre costos, tienen serios problemas de rentabilidad, no pueden ser competitivos con este tipo de cambio, y, paradójicamente, el consumidor no puede pagar el precio de estos alimentos, inflados de impuestos?”
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