La semana pasada, más de 40 entidades de la agroindustria conformaron el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) para consensuar un proyecto de ley que materialice una "Estrategia de Reactivación Agroindustrial Exportadora Inclusiva, Sustentable y Federal". El objetivo es ambicioso: alcanzar los U$S100.000 millones anuales de exportación (hoy de U$S65.000 millones) y generar 700.000 empleos adicionales.
En conversación con LA NACION, especialistas del sector analizaron el plan y concluyeron que es un buen plan, pero que es complicado que haya vocación política para bajar la presión impositiva sobre el sector, aun si el plan asegura que tendrá "efectos fiscales neutros".
"Es una excelente iniciativa", consideró David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada). "La Argentina sin duda necesita hacer crecer sus exportaciones para generar dólares y empleo genuinos", señaló Miazzo, que agregó que en el último medio siglo no han faltado ejemplo de países en vías de desarrollo que basaron su estrategia de crecimiento en la exportación.
El objetivo es ambicioso: alcanzar los U$S100.000 millones anuales de exportación (hoy de U$S65.000 millones) y generar 700.000 empleos adicionales
Además, el economista consideró que apoyarse sobre el tema de la exportación, donde él ve acuerdo a lo ancho del arco político, es un punto a favor para el mayor desafío que tendrá este plan: es difícil que el Gobierno acceda a otorgar beneficios fiscales en momentos donde las cuentas están tan ajustadas.
"Es muy bueno que el sector privado se integre para hacer una propuesta, pero tengo serias dudas de que un gobierno con esa visión fiscal vaya a tomar un proyecto de este tipo", señaló Ricardo Buryaile, diputado nacional por Formosa y exministro de Agroindustria.
Miazzo cree que hay esperanzas: el plan contempla medidas como un régimen de amortización acelerada para el sector y un programa de garantías financieras que fomentarían las inversiones, algo atractivo para el Gobierno. Además, considera que los momentos de crisis son buenos para generar cambios y generar este tipo de propuestas. "El rol del sector privado es mostrar que esto se paga solo", dice Miazzo.
Pero Buryaile no es tan optimista. "Uno ve los deseos, pero hay que transformarlos en proyecto de ley y luego tiene que haber vocación política de aprobar ese proyecto", dice y aclara que considera que el plan es "deseable y razonable".
Es muy bueno que el sector privado se integre para hacer una propuesta, pero tengo serias dudas de que un gobierno con esa visión fiscal vaya a tomar un proyecto de este tipo
"El sector agropecuario necesita una baja de presión impositiva, lo que sufre es agobiante", aseguró el diputado, que considera encomiable que la propuesta haya venido del sector privado. Si llegará a convertirse en realidad, indica que habría que ocuparse de que su implementación no quede perdida en burocracias.
El plan del CAA fomenta no solo la exportación de agroalimentos, sino también la de "biotecnologías, edición génica, tecnologías de la información, maquinarias, insumos, servicios profesionales y técnicos". Buryaile lo considera una buena idea. "Tenemos mucha tecnología en el sector agropecuario. Lo que nosotros tenemos que exportar es conocimiento. Eso es lo que te da valor agregado", comenta.
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