Los operadores del mercado ganadero esperan un buen ritmo en las subastas ferieras, aunque saben que los valores estarán atados a lo que ocurra con la hacienda terminada
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Tras una feroz sequía que afectó a la ganadería y en la puerta de una nueva zafra de terneros, con cautela y paso firme, el sector espera una campaña sin tantos sobresaltos macroeconómicos y climáticos. Tras un 2023 con más de 15 millones de terneros en plaza, que constituyó un récord histórico, los operadores del mercado ganadero saben que este año la oferta contará con un millón de cabezas menos. Sin embargo, entienden que si bien los valores estarán firmes, estos se moverán al ritmo de los precios que se maneje con la hacienda terminada en las próximas semanas.
Para Juan Eiras, directivo de la Cámara de Feedlot, son demasiadas las variables que están en el juego. Con abundancia de pastos en los campos, los criadores, a diferencia del año anterior, no saldrán a vender apurados sino que podrán aguardar en sus establecimientos, sumando kilos y paulatinamente, a medida de sus necesidades, ir liquidando su ternerada.
En este escenario, las “ventas de los criadores serán escalonadas y moderadas”. También, por un tema de equivalencia y reposición, será escalonada la compra por parte de los invernadores: serán cautos y racionales a la hora de levantar la mano en las ferias rurales del interior. Si bien en la actualidad la relación alimentación y gordo cierra, si hay una nueva devaluación del dólar oficial el valor de los granos volverá a jugar un rol trascendente en la ecuación.
“De no mediar eso [una devaluación] y, en abril apareciendo la cosecha de maíz, la alimentación estaría con un precio más competitivo. Hay que ser prudente e ir llevando los números y los volúmenes acorde al presupuesto que cada uno se forme, porque la relación va a ser finita”, dijo a LA NACION.
Otro apartado no menor es el tema del plazo: los 15 y 30 días para el pago de la invernada y para la compra de alimentación que se estuvo manejando estos meses, “al negocio le queda todo muy corto”, sostuvo.
“Ya hubo algunos remates con algún plazo extra. A medida que el plazo se extienda, el valor nominal parecería que se agranda pero, para ir a lo más simpl,e el Banco Nación sigue pagando el 10% de tasa en un plazo fijo. Si aparece 30 y 60 días de plazo para pagar, es lógico que aparezca 100 o 200 pesos más en el precio”, aclaró Eiras.
En esa línea, el consultor ganadero Víctor Tonelli dijo que, además de la caída del stock, con la vuelta de la oferta forrajera “va a haber una retención de terneros en muchos campos de cría donde se van a instrumentar recrías y eso llevará a una caída aún más grande del stock en la oferta directa de terneros al mercado”.
“Por una caída del stock (entre el 6 y 7%) y por una retención de los propios criadores, el impacto en el mercado va a ser bastante importante y con ello los precios van a estar muy firmes. En este contexto, los terneros este año van a pesar entre 15 y 20% más que el año pasado en donde muchísimos campos tuvieron que hacer destetes precoces de animales muy livianitos para aliviar la vaca que efectivamente la estaba pasando muy mal por la falta de pastos. De modo tal que habrá menos terneros, menos oferta pero mucho más pesados”, aseguró.
Más optimista, Diego Ponti, analista de ganados y carnes de AZ- Group, la merma de terneros, según datos de la campaña de vacunación antiaftosa, no sería tan drástica. “La disponibilidad podría reducirse en aproximadamente en 500.000 cabezas, por lo que seguiría siendo una oferta importante a partir de un techo alto”, explicó.
Según cálculos de la consultora, el precio del ternero de invernada en enero de 2024 se ubica 23% por encima del valor del ternero de 2023 en moneda constante. “Esta cotización, más los 15-20 kilos adicionales por animal al destete respecto del año pasado darán aire económico a los criadores de distintas zonas del país. La cuenta puede mejorar más todavía si en febrero ocurre el aumento estacional del precio del ganado gordo que se derrama rápidamente sobre el ternero”, indicó el consultor.
En coincidencia con Eiras, Ponti anticipó que en términos de comercialización, habrá un ritmo de ventas más pausado que el del año pasado, en plena seca. “La comercialización de los terneros estará en función del pasto disponible y de las necesidades económico-financieras del productor”, adelantó.
El analista señaló que habrá compradores de terneros “sumamente activos”. En primer lugar, porque se agregarán a la demanda los “invernadores pastoriles, que fueron operadores que estaban ausentes el año pasado a igual fecha”, dijo.
Y, más allá de una importante suba de los insumos ganaderos, para Ponti, las cuentas de la recría pastoril son positivas y prometen una rentabilidad del 26 al 40% sobre el capital invertido, con un costo de producción del kilo de carne de 600 a 700 pesos años según zonas: “Y los feedloteros también van a volver a ocupar los corrales, aunque tal vez no en los primeros momentos de la zafra”.
“La presión de los compradores debería llevar la relación a los promedios históricos, sobre todo si se encamina la macroeconomía y aumentan las exportaciones de carne vacuna durante 2024. La demanda también se verá favorecida si vuelven las lluvias y se obtiene una buena producción de maíz 2023/24. Una cosecha abundante daría seguridad de abastecimiento para la alimentación animal, con un mercado del cereal que no muestra señales alcistas en los fundamentos mundiales”, completó.
Para el consignatario Roberto Mondino, ya no está “esa timba de pagar cualquier cosa por la invernada por el temor de quedarse sin terneros” y es el “gordo” el que pone un freno a los precios de la invernada, convalidando o no dichos valores.
“Siempre el valor del ternero está atado a lo que ocurre con la hacienda de consumo. La hacienda terminada es quien maneja el mercado. Si se vende caro el gordo, los feedlots salen a comprar”, expresó.
“Hay algo que cambió: hoy todo el novillo recriado se lo está llevando la industria a los feedlots y se está viendo que en los encierres hay muy pocos productores y la hacienda es solo de abastecedores y de frigoríficos. Este año, al haber mucho maíz y pasto el criador va a poder regular la salida y no va a salir desesperado a vender sus terneros porque no tiene campo”, añadió.
Por último, reflexionó que hay por delante una ganadería sólida y firme, donde se podrá trabajar con tranquilidad pero “con pasos seguros, cautela y sin aventurarse”.
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